2 de enero de 2025
Un Dios salvaje
K. Moreno Parra y A. Cangi (comp.)
Red Editorial
205 páginas
Despedida. El dolor de los hinchas de Gimnasia, el último club dirigido por Maradona.
Foto: Érica Voget
La historia argentina y sus días de conmoción popular dejan huellas, emociones vivas, significados que se redescubren con el tiempo. Hechos que se transmiten de generación en generación. Aquel 25 de noviembre de 2020, todavía en tiempos de pandemia, fue uno de esos momentos que trastocan todo. Había muerto Diego Maradona, el genio del fútbol mundial, el ídolo máximo, el héroe trágico, el símbolo del pueblo profundo, ese hombre icónico que trascendió al mismo deporte. Y lo que pasó y lo que vino después, con multitudes llenando plazas, barrios e incluso ciudades enteras para despedirlo, fue la crónica de un estremecimiento que merecía y debía tener un libro.
Puede decirse que Un Dios salvaje no solo es un tributo a Diego, es también un ejercicio para pensar la dimensión de su figura, y su peso político y cultural a través de las palabras y de las imágenes. La obra ideada por Kala Moreno Parra y Adrián Cangi va por su primera reedición tras presentarse en 2022 con significativa repercusión.
Ciento veinte fotografías de más de 100 autores y 12 ensayos de referentes del campo de las letras y de las artes como Horacio González, María Pía López, Cora Gamarnik, Gabriela Cabezón Cámara y Gustavo Varela, entre otros, dan forma a un trabajo de colección. Se trata de una memoria colectiva de los días encendidos por el cortejo fúnebre, pero también, y por el valor de los textos, casi que el libro plantea una arqueología de Maradona: cómo nace un mito, qué representa, qué potencia y qué sentidos nos devuelve su cuerpo elevado a la figura de un Dios pagano, irreverente, terrenal, contradictorio y brutal.
De la selección de imágenes sobresalen los gestos de dolor por la muerte en un mosaico de piezas donde lo que prevalece es la pose cabizbaja de los hinchas, de desconsuelo, con una inscripción o referencia a Maradona ambientando la escena. Altares y santuarios en lugares fundamentales de su vida –la cancha de Argentinos Juniors, el barrio de La Boca, el Hospital Interzonal de Agudos de Lanús dónde nació– también realzan la obra, así como la multitud que lo lloró y lo celebró en la Plaza de Mayo a la hora del adiós, en medio de las tensiones con la familia del astro por la organización del velorio.
«Maradona murió y la ciudad por un rato fue otra, fue de otros. Se llenó de dolor, de aguante, de pueblo. Bombos, gorritas, cerveza, barbijos mal puestos, los chicos de Fiorito. Emergió el subsuelo de la patria y el fútbol como marca de identidad, con sus ganas de que ese día no figure en ningún calendario», escribe Cora Gamarnik, comunicadora social, docente e investigadora, en uno de los artículos.
Estas imágenes por sí solas dicen mucho, aunque dicen mucho más con los ensayos y recortes de textos que acompañan el libro. Desmesura, desborde, exceso, arte y pueblo son los rasgos centrales del proyecto impulsado por Moreno Parra y Cangi, un trabajo que no se detiene en la vida del jugador. Aquí no hay fotos de goles y de festejos del futbolista, como tampoco los textos se detienen únicamente en el jugador sin circunscribirlo a otras expresiones: artísticas, políticas, literarias, psicológicas.
«Un pliegue de la vida dura que albergaba la fiesta y se aferraba ahí, porque cuánto cuesta vivir, Diego, y cuánto morir, y cuánto tocar el cielo con las manos y que se te llene todo de caranchos. Te atravesaba un río, Diego, te atravesaba un río: el de los artistas grandes, el de los que no se ahorran nada, el de los que se brindan hasta romperse», escribe Gabriela Cabezón Cámara. Un tramo, entre tantos otros, que lo define y deja abierta la puerta a nuevas evocaciones por venir. Porque hay sucesos de la historia argentina que llevan la marca de lo perdurable, a la hora de la fiesta y del dolor más terrible.