25 de abril de 2023
El monstruo y la fiesta.
Barricadas peronistas y opositoras
allá lejos y hace tiempo.
Daniel Víctor Sosa
Ciccus
206 páginas
Instalados en la memoria popular, el peronismo y, especialmente, la figura de Eva Perón, continúan despertando amores y odios. De un tiempo fundamental de la política argentina, con el surgimiento del movimiento de masas y su «líder espiritual», con las pasiones desatadas de uno y otro lado de la escena, en un período que va de 1943 a 1958, trata el segundo libro de Daniel Víctor Sosa, periodista de larga trayectoria en la prensa gráfica. Una obra cuyo título se inspira en el célebre cuento La fiesta del monstruo, escrito por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, dos intelectuales rabiosamente antiperonistas que utilizaron el seudónimo de Honorio Bustos Domecq para firmarlo, en 1947. «Dejando de lado la discriminación explícita del relato y su sustrato clasista, Borges y Bioy tuvieron en esa obra el acierto de sintetizar la atmósfera del momento histórico en los dos términos del título del cuento», dice el autor en el prólogo. «Lo que para muchos fue la “fiesta” de reconocimiento de derechos, acceso al consumo y reivindicación de sectores populares hasta entonces relegados, para otros resultó la incómoda, sufriente presencia de “El monstruo”, asimilado a una bestia nazi en una creciente espiral de demagogia y recorte de libertades». En una acabada recapitulación, Sosa rescata un conjunto de enunciaciones tanto de los fieles defensores del peronismo como de sus detractores, en un relato coral simulado en el que hablan Ella –por Evita– y Ellos –por los opositores al movimiento–. El peso de la palabra, con la voz de Evita organizando el relato, sobresale en este diálogo que puede ser leído también en clave ficcional y que tiene la virtud de presentar estilos contrapuestos con un rasgo común en los textos y discursos seleccionados: la pasión. Munición gruesa de uno y otro lado, presentadas con títulos, subtítulos y copetes que ordenan la lectura. Y en el que la confrontación de relatos, muchos llenos de hipérboles y apelando al emocionalismo, va de comienzo a fin en el viaje que plantea el autor. Un extracto de Evita, en Mi Mensaje, de 1952, incluido en el capítulo «Oligarcas y descamisados»: «Quiero demasiado a los descamisados, a las mujeres, a los trabajadores de los pueblos del mundo, explotados y condenados a muerte por los imperialismos y los privilegiados de la tierra. Me duele demasiado el dolor de los pobres, de los humildes, el gran dolor de tanta humanidad sin sol y sin cielo como para que pueda callar». Del otro lado, es decir desde la voz de Ellos, desfila el arsenal discursivo de dirigentes opositores, y las expresiones –a veces incendiarias, otras en estilo poético–, de escritores de la dimensión de los citados Borges y Bioy, como Manuel Mujica Lainez, Victoria Ocampo, Ernesto Sábato, Julio Cortázar y Ezequiel Martínez Estrada, entre otros. Como muestra, un recorte de un texto de Borges titulado En forma de parábola, publicado en 1946: «Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad, más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez». El libro tiene, además de la recopilación de escrituras y discursos fidedignos, dos aspectos que realzan aún más su valor documental: los análisis desde la academia que introducen nuevos sentidos y miradas sobre ese tiempo apasionado; y un apéndice literario con versos y fragmentos de poemas. Uno de ellos se titula «La llama».
