24 de septiembre de 2025
El ritmo no perdona
Camila Caamaño y Amadeo Gandolfo
Caja Negra
480 páginas

Enfoque crítico. Gandolfo y Caamaño llevan un tiempo escribiendo sobre la escena del trap.
Foto: Coni Rosman
El 19 de octubre de 2023, cuando la fórmula Milei-Villarruel triunfaba en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, seguramente sonaba alguna canción de trap en algún rincón del país. No por asociar a este subgénero del hip hop nacido al sur de los Estados Unidos con una ideología o partido político, sino por tratarse de la banda sonora de la época, así como en otro momento lo fueron el folclore, el tango o el rock.
Con la dificultad que implica la reflexión sobre el aquí y ahora, como dos cazadores que investigan y a la vez acechan a su presa, Camila Caamaño y Amadeo Gandolfo publicaron El ritmo no perdona, un libro necesario: el primer abordaje crítico acerca del trap, el hip hop y el RKT argentinos. Algo que definen como «un objeto cultural fascinante que resume en sí mismo muchos de los dilemas de vivir en una cultura hiperconectada e hiperprecarizada».
En el prólogo, el crítico Pablo Schanton habla de una relación dialéctica entre el rock y el trap: una vampirización mutua. Define al primero como una especie musical bastarda y adaptativa. Nunca fue ofensivo ni punk, agrega y, jugando un poco con el título, sostiene que el trap ya ha sido perdonado. Como si, de algún modo, hubiera dejado de incomodar para convertirse en un género más. Su texto no es una mera introducción, sino que plantea un estado de la cuestión y anticipa las indagaciones y preguntas incómodas que los autores desplegarán a lo largo de las casi 500 páginas de este monumental trabajo.
Caamaño y Gandolfo, quienes vienen escribiendo y retratando la escena desde hace ya tiempo, se declaran enamorados de la misma y de sus protagonistas. A lo largo de once capítulos desmenuzan desde la llegada del hip hop a la Argentina hasta la consolidación de sus principales referentes y el rol de los productores.
El recorrido por la escena del trap argentino es crítico y apasionado, sin caer en la etiqueta «urbano», a la que los autores consideran reduccionista. Desde los orígenes noventeros –cuando el rock se mostraba desconcertado ante el hip hop– hasta la explosión del Quinto Escalón, el libro traza una genealogía cultural, rescata archivos de medios como el Suple No o la revista Rolling Stone y figuras clave como Illya Kuryaki, Sara Hebe o Malajunta.

En su mirada aparecen tensiones entre herencia rockera y nuevas estéticas, entre autenticidad y artificio gangsteril, entre la colectividad del género y la promesa individualista de fama y ascenso social. También dan lugar a temas como la negritud en Argentina y la irrupción del RKT en el Conurbano, siendo este uno de los capítulos más vívidos. Uno puede trazar una constelación que une al trap con el streaming y otros sistemas colindantes de un mundo cada vez más digital: TikTok, los casinos y las apuestas online, plataformas como Onlyfans y Tinder.
El libro acierta al iluminar contradicciones: cómo un himno de protesta como «Canguro» pudo convivir con una juventud que luego apoyó proyectos políticos de signo opuesto; o cómo un género profundamente ligado al freestyle y a la improvisación se convirtió en la banda sonora de un país atomizado y conflictivo. Aunque su decisión de no entrevistar protagonistas pueda dejar ciertas dudas en el aire, la obra compensa con análisis, investigación e hipótesis potentes: la caída de aquel indie pujante post Cromañón, el rol de la autogestión o la evolución de artistas como Trueno y Wos hacia otras tradiciones musicales, algo que parece sugerir que si el trap quiere crecer debe, en cierto modo, transformarse en otra cosa. Con tono a la vez enamorado y crítico, los autores advierten sobre los riesgos de simplificar una música tan contradictoria que oscila entre la denuncia social y la evasión necesaria en un mundo roto.