11 de abril de 2025
Retirada
Milo J
Dale Play Records

Buena estrella. El cantante, productor y compositor de Morón sigue explorando la música urbana.
La retirada es una de las canciones más nostálgicas del carnaval y también una de las piezas finales y más trascendentales de los espectáculos de murga uruguaya. Sus letras sintetizan el espíritu del carnaval y condensan la nostalgia existencial, la sensación de que en la vida todo lo bueno (también lo malo) termina. A la vez, la retirada es la promesa de volver y de un nuevo comienzo.
En el último tiempo Milo J estuvo muy cerca de la murga uruguaya Agarrate Catalina, con la que viene colaborando en canciones como «Clara» de No Te Va Gustar o «Negra marguera» de La Bersuit. Es posible que el nombre de su nueva apuesta, un trabajo extendido de su álbum 166, como un lado B de un vinilo, haya salido de ahí: la música de Milo J habita esa nostalgia existencial de la pérdida, la melancolía profunda de la murga o el tango, a pesar de su juventud.
«Retirada» es una de las canciones que da nombre al material, cuyo lanzamiento no estuvo exento de un clima enrarecido. La presentación se iba a realizar originalmente el 12 de febrero en la exESMA, que funcionó como centro clandestino de detención durante la última dictadura militar. Hace falta un dato fundamental para entender el contexto de ese show fallido: su abuela fue víctima del terrorismo de Estado. El Ministerio de Derechos Humanos decidió cancelar el concierto gratuito de Milo J a pocas horas de realizarse. De repente, miles de adolescentes, muchos acompañados por sus padres, que hacían la fila para entrar al predio y escuchar el disco, vieron cómo la cuadra de avenida Libertador al 7000 se llenaba de tanquetas hidrantes y centenares de policías. «Se ve que el Gobierno no quiere que se junten 20.000 pibes en un espacio de la memoria», dijo Milo J en sus redes.
El cantante, productor y compositor de Morón recibió el apoyo de NTVG, Dillom, Nicki Nicole y Trueno, frente al acto de censura del Gobierno. El álbum se viralizó rápidamente y la mayoría de las canciones no baja de las 10 millones de reproducciones en Spotify, demostrando el alcance que tiene su música en las nuevas generaciones y su posicionamiento en la primera línea de los artistas argentinos con tan solo 18 años.

Producido junto a Lisan y Zecca, aliados artísticos que trabajaron en su disco anterior, el nuevo material es otro ejercicio musical que continua su buena estrella. Dentro del mainstream, Milo J desarrolló una inteligente manera de golpear a la industria con un hit tras otro, sin renunciar a la creatividad y la exploración de los géneros (rap, trap, pop, r&b) para expandirlos o, en todo caso, borrar sus propias fronteras estéticas.
Dentro de este bonus track de su álbum 166, que salió en 2024, inserta nuevos episodios y canciones que terminan de completar ese universo de un chico que cuenta la trastienda de la convivencia con la fama y la popularidad en tiempo real. «Lo que todos quieren no es tan piola/ ‘Toy podrido de esta vida boba/ Por еso, llamo a la retirada/ Nadie graba, nadie еntona», canta.
Lo que sigue sorprendiendo del artista son sus letras. Su manera de contar una vida en pocas líneas, de hablar de su presente sin filtros, de recordar siempre que su origen humilde se confronta con su nueva vida más acomodada. O sus mil maneras de escribir sobre la resaca amarga que deja el amor en canciones como «La tortura», junto al rapero Cerounno: «Si no pienso en la felicidad, es cuando más me dura/ Siento que las canciones de amor se hacen una tortura».
En el disco continúa explorando el trap con un sonido más crudo o con pistas híper producidas, indexadas musicalmente por distintas capas de efectos en la voz y los sintetizadores, que adornan esas melodías sencillas tocadas en el piano. Lo que busca Milo J no solo es explotar el carácter y la personalidad de su voz, esa gola con una pena de antaño, sino utilizar los beats como si fueran un lienzo para retratar sus cambiantes estados de ánimo, de la euforia a la tristeza.
En cada nuevo track –son ocho en total, sumando su colaboración con Tini– amplia sus intereses musicales. Así como refleja su gusto por el funk carioca que nació en las favelas y que recubre el leimotiv de «Olímpico», incluye un sampleo de «Post-crucifixión» de Pescado Rabioso en «Daña (Elvira)», que a su vez esconde una cita a un tema de Neo Pistea. Hasta se anima a decir que está aburrido de hacer trap y quiere cantar folclore.
Capa tras capa, Milo J carga a sus canciones de distintos sentidos musicales y suma colaboradores como Bhavi en «Ojalá» y el trapero español de origen gambiano Munic HB en «No, no»; o hace guiños a hits del pop como «La tortura» de Shakira; o recrea los versos de «Me gustas tú» (Manu Chao). Hasta puede cerrar esta producción con una balada pop con guitarras acústicas para cantar en estadios como «Lo que me causa», junto a una invitada como Tini.
Retirada cuenta su presente, una vida de estrella de la música urbana que lo está empalagando y que exorciza a través de la música, como canta en «Portación de rostro»: «No hay cero que me saque del lugar/ soy mi propia luz/ tengo de hermano al destino».