Cultura

Boom científico

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Casi la mitad de los textos que se imprimen en el país corresponden a disciplinas como la historia, la economía, el derecho, las matemáticas y la biología. Las estadísticas oficiales de la producción editorial local ilustran una tendencia sostenida.


Best Seller. La Historia según Pigna. (Télam)


Matemáticas. Paenza, otro referente. (Horacio Paone)


Colección. El director Golombek. (Sandra Rojo)

 

Los datos duros son irrefutables: los libros de divulgación científica ya ocupan el podio de lo que más se edita y se consume en la Argentina. Si se amplía el rango de búsqueda a las temáticas científicas en general, el peso específico del asunto es aún mayor. Según el último informe de la Cámara Argentina del Libro (CAL), los textos científicos editados en el país constituyeron entre el 39% y el 45% del total impreso en 2015.
«En nuestro país, el principal rubro de ventas es el de libros que no pertenecen ni a la literatura, ni a la poesía, ni al teatro, ni al ensayo académico. Los libros de divulgación representan el 45% de lo que se vende en la cadena comercial», arriesga, a ojo de buen cubero, Carlos Gazzera, director no solo de la editorial universitaria Eduvim, de Villa María, Córdoba, sino también coordinador de la Junta Ejecutiva de la Red de Editoriales Universitarias Nacionales (REUN).
Se trata de un verdadero boom editorial, que se viene sosteniendo desde hace por lo menos una década, y que ha venido a desplazar, silenciosa pero contundentemente, a las estrellas de otrora en el firmamento editorial. De hecho, autores como el historiador Felipe Pigna ostentan hoy la categoría de «best seller». Contra lo que siempre se ha dicho, los libros de ciencia (presentada más o menos amigablemente) están hoy muy pero muy por encima de los libros de astrología, esoterismo y autoayuda, que no llegan a sumar, todos juntos, más que un 3% del total. Las temáticas de literatura y arte ocuparon, según la estadística de la CAL, el 33% de lo publicado, en una relación de un libro de arte por cada siete de narrativa, poesía o ensayo.
Los albores del fenómeno pueden rastrearse prestando atención a algunas cifras de años atrás. Por caso, el modo en que se multiplicaron los 3.000 ejemplares con los que el grupo Santillana lanzó en 2008 una colección de «desafíos matemáticos»: integrada por 30 títulos distribuidos por el circuito de kioscos de diarios y revistas, en pocos meses alcanzó tiradas de 20.000 ejemplares.
Otro tanto pasó con el tremendo éxito de la colección «Ciencia que ladra», editada por la Universidad de Quilmes, donde surgió el fenómeno de ventas de los textos del periodista y matemático Adrián Paenza, recientemente galardonado con el premio indio Leelavati por su contribución a la difusión pública mundial de las matemáticas. Lo que empezó como «una chifladura académica», al decir de Diego Golombek, director de la colección y del laboratorio de cronobiología de esa casa de estudios, se convirtió en la nave insignia del mayor acontecimiento editorial argentino del presente, con ventas superiores al millón de libros de un total de 32 títulos donde la física, la arqueología urbana, la medicina y la biología ganaron su lugar en esa y en otras tantas editoriales académicas y comerciales. Lo que equivale a decir: en las nuevas bibliotecas de los argentinos.

 

 

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