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Las ficciones televisivas se abren paso en los grandes festivales internacionales y, en algunos, hasta se quedan con los elogios y los premios. Nuevas formas de distribución de contenidos y producciones que compiten de igual a igual con el séptimo arte.

Prime time. Cromo, de Argentina a Toronto.

 

La gran sorpresa de la última Mostra de Venecia no fue una película, sino un programa de televisión. Una serie tuvo mayor repercusión que cualquiera de las producciones cinematográficas presentadas en el certamen italiano. Paolo Sorrentino mostró los dos primeros capítulos de The young Pope, sobre la figura del primer Papa (de ficción) estadounidense, Pío XIII. Y dejó una huella en Venecia no solo por las intrigas que giran en torno a la curia, sino también porque puso en evidencia el lugar cada vez más destacado que ocupan los nuevos formatos en los festivales de cine.
El romance entre las series y el séptimo arte es reciente, pero no por ello fugaz. Colarse en una muestra de la talla de Venecia y con la firma de un ganador del Oscar como Sorrentino es parte de una nueva tendencia. Pero hace dos años, la miniserie francesa P’tit Quinquin, de Bruno Dumont, se vio con éxito en el Festival de Cannes. Y, meses más tarde, Cahiers du Cinéma la eligió como la mejor producción audiovisual de 2014, por encima de cualquier película. Cannes también mostró hace un tiempo en su apartado principal Carlos, de Olivier Assayas, y más tarde el telefilm de HBO Behind the Candelabra, a cargo de Steven Soderbergh.

Prestigio. The young Pope triunfó en Venecia.

 

«La tele hoy cuenta con más recursos y mayor cuota de riesgo que el cine, porque al haberse segmentado las audiencias, hay un público que exige mucho más que el contenido de “fórmula”. Y eso hoy pueden solventarlo más las grandes cadenas de TV, tanto abiertas (a nivel internacional) como de cable,  streaming y on demand», dice Pablo Culell, de Underground Producciones, responsable de las series Historia de un clan y El marginal.
Si Europa presume de un enamoramiento especial con las series (la Berlinale cuenta con una sección específica), América no se queda atrás. El prestigioso Festival de Toronto agregó en 2015 la sección «Series Prime Time», donde presentó una selección que incluyó a la argentina Cromo, dirigida por Lucía y Nicolás Puenzo, y Pablo Fendrik.
Pero Cromo no fue el único caso nacional de una serie dentro de un festival de cine. La  casa,  dirigida por Diego Lerman, tuvo su premier internacional en el Festival de Cine de Rotterdam, que inauguró el apartado Episodic – Epidemic, destinado a series de todo el mundo. «La casa tiene un recorte cinematográfico, los capítulos fueron pensados como pequeños mediometrajes que juegan con los distintos lenguajes del cine», afirma Lerman, en busca de respuestas a esta nueva tendencia.
En 2013, el Festival Internacional de Cine Mar del Plata programó en su competencia internacional a Fantasmas de la ruta, una serie realizada por José Celestino Campusano para la TDA y que se presentó en una versión de 210 minutos. Mientras otros festivales nacionales como el FiCIP, de cine político, o el FAB, de Bariloche, tienen apartados competitivos para series.

Hito. Cóndor de Plata a Historia de un clan.

 

El  más reciente éxito argentino fue Historia de un clan, de Luis Ortega, que no solo recibió el principal premio en la categoría de series del Festival Internacional de Programas Audiovisuales (FIPA) de Biarritz, sino que fue premiada como Audiovisual para Plataformas Digitales en la última entrega del Cóndor de Plata, máximo galardón al cine nacional. «Esta categoría se incluyó debido a los cambios en la formas de distribución y exhibición de contenidos. Hoy no son solo las salas de cines son las que albergan las películas, sino también las multiplataformas que generan contenidos propios», comentó un vocero de los Cronistas Cinematográficos.
Para Culell las nuevas formas de consumos de contenidos hacen que el público tenga a su alcance, y en el momento que quiera, la ficción que desea ver. «Ya no es un tema de pantallas, de hecho hasta se ven series o películas en tablets o celulares. Por eso la diferenciación entre cine y TV cada día es más difusa, y los talentos de uno u otro medio trabajan en el que más les convenga, o en el que les proponga algo interesante para expresarse y desarrollarse».

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