17 de mayo de 2021
La creación audiovisual en tiempo real surgió de la mano de directores como Peter Greenaway y Francis Ford Coppola. Una tendencia reciente, que plantea nuevas formas narrativas y desafía a los espectadores. La opinión de los referentes locales.
Rodaje. Postiglione, el director de Simulacro y Lara Todeschini, la protagonista. (Prensa)
Con el uso de las nuevas tecnologías, el cine hoy no es el mismo que hace 30 o 50 años. Las formas de producirlo, realizarlo y exhibirlo cambiaron. El formato también es otro. Hoy una película puede ser vista desde cualquier dispositivo y hasta exhibirse en el mismo momento en el que se está filmando. Sin embargo, hay algo que no sufrió modificaciones: al igual que en el siglo pasado, tiene un lenguaje propio que lo mantiene vivo y lo diferencia de las demás expresiones artísticas.
Una de las tantas formas que propone la corriente contemporánea de la disciplina es el llamado Live Cinema. El género se inscribe dentro de las prácticas performativas con proyecciones en directo y supone una nueva concepción de las películas, que se proyectan en vivo, en el mismo momento en el que son producidas. El término hace referencia a la creación audiovisual en tiempo real; por definición y en oposición a las obras convencionales, es efímero y único.
En este marco, la realización y la transmisión ocurren en simultáneo. Es decir: se filma, se ilumina, se actúa, se musicaliza y se edita mientras se exhibe. Todo sincronizado de manera tal que el espectador se encuentra frente a una propuesta única e irrepetible. Los actores trabajan sin solución de continuidad, a sabiendas de que el error es parte de la propuesta.
La televisión en vivo existe desde que esta se inventó. Sin embargo, el Live Cinema surgió recién en la segunda década del siglo XXI, de la mano de directores como el británico Peter Greenaway, con el proyecto Tulse Luper, o el estadounidense Francis Ford Coppola, que trabajó con este nuevo formato en varias universidades de Estados Unidos.
En Argentina hay dos cineastas que también presentaron sus films bajo esta modalidad. Por un lado, el vanguardista Leo Damario materializó Hermosa gravedad en 2017, una película que se filmó y proyectó al unísono en el mítico reducto porteño Million. Más recientemente, Gustavo Postiglione dio un paso más y realizó en directo Simulacro desde la ciudad de Rosario. Fue filmado y emitido al unísono a través de la plataforma de streaming OctubreTV, donde todavía puede verse. La próxima proyección en directo tendrá lugar el lunes 18 de marzo, a las 21.
«La gente se pasa años y horas para filmar una película con la misma puesta en cuadro que logramos con Hermosa gravedad. De eso se trata: de liberar el pensamiento de los futuros realizadores. De decirles “andá, salí y filmá”», sostiene Damario en diálogo con Acción. La actriz Lola Fernández, que participó de la experiencia, agrega que tanto en la creación de los personajes como en la puesta en escena tomaron un registro más teatral, para así poder componer la obra. «Luego, al sumar la cámara, la puesta se definió más cinematográfica y los registros actorales también», agrega.
Experiencia única
La pregunta que todos se hacen es por qué esta nueva forma es considerada cine y no un programa de televisión en vivo o una obra de teatro filmada. Postiglione considera que contiene elementos propios del cine, como su estructura narrativa y su planteo estético, aunque también del teatro y de la televisión. «La película se reproduce mientras se rueda, desde cualquier tipo de pantalla o dispositivo móvil o sala. Es una experiencia única que no solo implica riesgos, sino también que propone una nueva manera de narrar y producir», explica.
Para Postiglione, esta apuesta interpela la esencia misma del film como objeto. «Al ser en vivo se trata de una proyección única e irrepetible, porque si bien queda grabada y se puede volver a ver, la experiencia de los espectadores que la vieron por primera vez no es comparable con la de aquellos que ven una repetición», dice. A medida que se desarrolla, el género suma cada vez más adeptos entre los cineastas que buscan nuevas formas narrativas y el público que se muestra más abierto a las nuevas experiencias.