Cultura | «ALMA MAHLER» EN EL CCC

Contra el mundo patriarcal

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Ezequiel Obregón

En su segunda incursión como dramaturgo, Víctor Hugo Morales se centra en la vida de una mujer que desafió a las convenciones sociales y dejó una huella en la cultura del siglo XX.

Destacada. Ameri protagoniza una pieza donde la música está inexorablemente ligada a la pasión.

Foto: Prensa

Del otro lado del teléfono, la voz de Víctor Hugo Morales llega con su reconocible gravedad y nitidez. Es el mismo registro con el que los oyentes de sus programas acceden a las reflexiones sobre las obras teatrales a las que asiste con asiduidad y, al mismo tiempo, aquella que moviliza pasiones a partir del relato de partidos de fútbol. Pero, en esta ocasión, su voz da cuenta de su vínculo con Alma Mahler, su segunda obra. Recientemente estrenada, sus impresiones son positivas: «Desde lo humano, han hecho una tarea asombrosa, con entrega y seriedad profesional. Estoy muy agradecido», sostiene, sobre el equipo creativo en el que se destaca la actriz Raquel Ameri y el compositor y pianista Juan Ignacio López, con un desempeño clave para un espectáculo en el que la música está inexorablemente vinculada a la pasión.

Sobre su motivación para retomar la escritura dramática, recuerda que «un día, en un reportaje, dije que no iba a escribir más teatro. Pero también dije que de lo único que me gustaría escribir era sobre una mujer que admiro mucho, Alma Mahler. Pablo Gorlero, de alguna manera, se enteró de esto y me envió un mail diciendo que, si algún día hacía algo sobre ella, a él también le gustaba el personaje. Entonces, un poco impulsado por eso que me dijo y en medio de otro covid que tuve en Nueva York a fines del año pasado, empecé a escribir. Y me fui sintiendo cómodo, porque es un personaje y una época que conozco bastante. La escritura fue fluida. Le mandé una primera versión a Pablo para saber qué le parecía; me contestó muy laudatoriamente y me invitó a hacerla un poquito más larga».

Dirigida por el propio Gorlero, la pieza se estrenó recientemente en la Sala Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación «Floreal Gorini». Luego de verla, queda claro que Alma Mahler fue mucho más que la «mujer de» Gustav Mahler. Verdadera musa inspiradora, también fue esposa de Walter Gropius, Franz Werfel, y pareja de Oskar Kokoschka; pero por fuera de esos vínculos supo imponer su voz y hacer gala de una sexualidad voluptuosa y liberadora.
En cuanto a Gustav, Víctor Hugo se explaya: «Mahler es parte de mí y, a partir de él, fui sabiendo cosas de Alma. Pero, además, yo tuve durante veinte años un programa de música clásica y muy al principio ya había descubierto sus canciones. Y eso me llevó a indagar en su historia; por qué no había escrito más, por ejemplo». Además del personaje en sí, confiesa que siente una especial fascinación por la época previa a la Primera Guerra Mundial. «Mi película preferida es Sarajevo, que no es muy conocida o exitosa, pero que habla muy bien de ese tiempo», cuenta. «Toda la historia fascinante del Imperio Austrohúngaro, Viena, los músicos, son cosas que me apasionan, además de que el mundo de las mujeres valientes me atrae muchísimo. He leído a Mary Wollstonecraft, citada en la obra, y me atrae la lucha entre el débil y el poderoso. En este caso, la mujer contra el mundo patriarcal».

Estreno. El autor dialoga con Ameri y López sobre el escenario de la Sala Tuñón.

Foto: Prensa


Latido cultural
En la puesta, Alma Mahler rememora su vida como mujer, su vinculación con el arte, y la necesidad de satisfacción –tanto artística como amatoria– que selló a fuego su figura, controversias mediante. «Aunque tuvo una mujer muy amiga, debió luchar también contra otras mujeres. Y todo está referido a su fuerte personalidad sexual. No quise abusar del tema, porque me parecía que lo exquisito del personaje pasa por su calidad humana. Era una mujer muy estudiosa y siempre trató de diferenciarse de la mujer convencional, destinada a ser esposa, cocinera y cuidadora de los hijos. Por otra parte, comprendo que Alma Mahler no es una figura conocida y yo quiero decirle al público, también, que se trata de una mujer a la que grandes pintores le dedicaron parte de su obra. Kokoschka la pintó mil veces y Gustav Klimt, inspirado en ella, hizo uno de sus mejores cuadros. Fue amada y adorada por tipos muy geniales, que están en la Historia», señala el periodista.

En varias ocasiones enfatiza que se considera ante todo un espectador de artes escénicas. Cada semana ve entre cuatro y cinco obras, y se siente satisfecho de que la gente de teatro no lo haya «resistido» cuando estrenó El reproche. Es muy probable –deja entrever– que no haya una tercera pieza de su autoría, a menos que surja un motivo lo suficientemente potente como para que eso ocurra. Sí, en cambio, seguirá dedicando mucho tiempo a recorrer las salas del circuito porteño. «El teatro independiente es el latido cultural más potente que tiene la Argentina», afirma. «Es un movimiento permanente de decenas de teatros. Hay cientos de obras de teatro los fines de semana. Y, durante la semana, transcurren entre 250 y 300 obras. Es asombroso. Y veo cada día más gente joven haciendo teatro. No hay maestro de actuación que no tenga 10, 15, 20 alumnos. Esa inquietud es una defensa cultural muy fuerte, en una época de redes sociales, en la que se lee menos, en el promedio. Muchos valores han descendido por la influencia de la tecnología y los tiempos diferentes a los de mi época, por ejemplo. En cambio, el teatro es un bastión excepcional de toda la cultura del país».

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