19 de octubre de 2023

Hace unos diez años Javier Malosetti comandó un ciclo ejemplar, que iba a la noche por Telefe, que se llamaba Música para soñar. Al frente de una banda base, invitaba a artistas de estilos variopintos para realizar covers de temas del pop global. Así, con arreglos jazzísticos, uno podía escuchar por ejemplo a Kevin Johansen haciendo «Karma Chameleon» de Culture Club o a Fabiana Cantilo cantando «Stayin’ Alive» de los Bee Gees. «Fue un gran momento», recuerda. «Después hice otro programa, El perseguidor, por Canal Encuentro. Ese me daba más laburo, era todo un desafío». El perseguidor –título inspirado en el cuento que Julio Cortázar dedicó a Charlie Parker– contaba de un modo didáctico historias sobre el blues, el jazz y el soul. «Era un formato muy interesante. Ahí tenía que desglosar los contenidos, musicalizar. Me veo ahora y me quiero morir: era un desastre. ¡Lo mío era la tartamudez y la duda constante! Pero en fin, estuvo muy bueno y me hizo estudiar. Ahora sería imposible hacer algo así».
Esa exposición televisiva es parte de lo que proyecta su figura: cercana, rea y culta a la vez. Su recorrido también incluyó la veta teatral. En 2011, en el Tabarís, protagonizó junto a Diego Reinhold El pasajero, una obra dirigida por Florencia Peña, Ana Frenkel y María Onetto. «La dirección musical era de Marianito Otero y yo, además de tocar, actuaba. Tenía un montón de texto. Fue una experiencia alucinante. La música realmente era buenísima. No descarto volver a hacer algo en tevé o teatro si me convocan. Pero no sé: siento que mi perfil se está volviendo cada vez más subterráneo».