De cerca | ENTREVISTA A MARTIN GARABAL

«Soy un apasionado del humor»

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Javier Firpo - Fotos: Juan Quiles

Mientras incursiona en el streaming con su programa de Luzu TV, el actor y guionista se destaca en series como Envidiosa y División Palermo. El origen de la comicidad.

Dice que últimamente está más en el canal de streaming Luzu que en su casa, pero lo hace de buen humor, sabiendo que se trata de una realidad temporaria. «Me toca conducir programas prestados como Nadie dice nada y Duquesas, para después empalmar con el mío, Edición especial, que se emite martes y jueves de 21 a 23. Son días intensos, pero lo disfruto mucho», cuenta el actor, conductor, guionista, streamer y dibujante Martín Garabal, que recibe a Acción en Luzu TV, la productora audiovisual creada por el presentador Nicolás Occhiato, ubicada en pleno corazón del barrio de Belgrano.

«Hago de todo y todo me gusta, soy un afortunado, por sobre todas las cosas», desliza el intérprete, que también se destaca en Envidiosa, la serie argentina más vista en la grilla actual de Netflix. «Con el tiempo comprendí que en este laburo hay que dar pequeños pasos en un segmento para más tarde saltar a otro. Pero la actualidad me sorprendió, reconozco que no imaginé que iba a estar conduciendo en Luzu, haciendo series como División Palermo y Envidiosa, y filmado una película como Culpa cero, todo en dos años. Es maravilloso e increíble», describe entre serio y perplejo este muchacho que supera el metro noventa de altura y que se caracteriza por su habilidad en el oficio del ingenio y la ocurrencia. Una virtud que hizo pública en 2010, cuando grabó casi de manera amateur Famoso, un compilado de cortos en los que entrevistó a celebrities argentinas encarnando a un personaje entre ingenuo y tierno, que tuvo tanta repercusión que terminó siendo emitido por la señal I-Sat.

–¿A qué atribuís este momento de plenitud?
–La conexión que veo es que todo lo que hago está atravesado por el humor, que es algo que me gusta, que me sale espontáneamente, lo que no significa que sea gracioso para todo el mundo. Sí disfruto comunicarme a través del humor. Y en cuanto a la pregunta, no sabría a qué atribuirlo, lo que puedo decir es que me gusta actuar, conducir y, sobre todo, pensar ideas. Me siento un privilegiado de poder hacerlo, también siento que no es casualidad, me preparé, llevo más de veinte años de trabajo y siempre estuve en movimiento, lo que en determinado momento te puede llevar a algún lado. No está garantizado que haya un resultado por el esfuerzo realizado, pero sin duda que para que haya un resultado hace falta el esfuerzo.

–Las ocurrencias y el ingenio están presentes en todos tus trabajos.
–Vivimos y respiramos en un país en el que la ocurrencia y el humor están a la orden del día. Se ve en la calle y también en las redes sociales. Y en lo personal disfruto con trasladarlo a mi trabajo: es un oficio que me brota naturalmente y con eso trato de generar cierta incomodidad o romper climas, no con un eventual entrevistado, sino con el público que me sigue. Vengo de una familia muy graciosa, con la que me divierto mucho. Mi mamá tiene muchos comentarios efectistas, salidas inesperadas y risueñas. Los Garabal, por el lado de mi viejo, se caracterizan por un humor más picante, más pesado, esa cargada que puede caer mal. Además está mi hermana Vicky, que forma parte de Edición especial, que es con quien más me divierto. Y después tengo un entorno de amigos con los que nos matamos de risa. Era difícil dedicarse a otra cosa.

–¿Cuáles son tus referentes?
–No tengo referentes, me gusta todo, sé que no está bueno ser tan amplio, pero a todo le encuentro algún gancho. El otro día me quedé viendo un video en Instagram sobre los distintos tipos de humor: absurdo, negro, surrealista, satírico, paródico. Era una amplia gama y me pareció maravilloso, porque empecé a pensar qué bueno sería, si tuviera tiempo, herramientas y recursos económicos, poder hacer una película haciendo especial hincapié en cada uno.

–De todos modos, ahora cultivás distintos tipos de humor.
–Exacto, en Envidiosa interpreto a un personaje que construí en base al humor y la torpeza. Aquí en Luzu TV apelo a un humor más cínico e irónico, mientras que en Famoso lo apliqué a partir de la incomodidad. Soy un apasionado del humor, me parece una herramienta muy importante y reconozco que me gusta explorar y, dentro de lo posible, consumir la mayor cantidad en sus diferentes formas.

–¿De qué se trata Edición especial?
–Es el primer programa que conduzco yo después de la experiencia que tuve en Últimos cartuchos con Migue Granados, primero en FM Blue y luego en Vorterix, Ahora tengo el desafío de llevar adelante un ciclo, viendo desde qué lugar voy encontrando el humor, siendo también quien tiene que preocuparse por mantener el ritmo. Además del delirio que volcamos al aire, que a veces tiene que ver con mi estado de ánimo, Edición especial cuenta en su columna vertebral con una buena conversación que va tocando distintos temas. No estoy solo, tengo un equipo rotativo integrado por Alexis Moyano, Juliana Gattas, mi hermana Vicky, Matías Dolina y Lucas Upstein, gente que le imprime una dinámica diferente.

–Más allá del streaming, tu nombre forma parte de elencos importantes en estos últimos tiempos. ¿A qué lo atribuís?
–Debe tener que ver con mis comienzos, que fueron con un proyecto de autogestión que mencionamos, Famoso, cuando entrevisté a números uno como Ricardo Darín, Mercedes Morán, Guillermo Francella, Lali Espósito, Julieta Cardinali, Leo Sbaraglia, Juan Minujín y Vicentico. Recuerdo la gran predisposición que tuvieron de jugar a mi juego y participar de un proyecto personal, sincero, genuino y casero. Ese trabajo me permitió entrar al mundo de los artistas, a tener contacto y, también, a pertenecer.

–Siendo todavía un «don nadie», ¿cómo llegaste a semejantes artistas?
–Allá por 2010 me dedicaba a la realización de dibujos animados para Paka-Paka y Canal Encuentro y un día, viendo una vieja cámara Canon que tenía medio abandonada, decidí salir a la calle a filmar lo que pintara. Hasta que se dio la chance de entrevistar a un dibujante, Juan Sáenz Valiente, que terminó siendo el germen de Famoso. Ese material lo vio mi amigo y vecino, el actor Martín Piroyanski, que trajo no solo sus ideas y su estilo, sino que me hizo el aguante como segunda cámara para empezar el proyecto. Martín fue la primera nota, luego vino la cantante Emme y así empezó a circular el material. Y se decía que había un chabón desconocido, por mí, que armaba este proyecto muy casero y se empezaron a copar y desfilaron nombres re importantes. La idea llegó a manos del canal I-Sat, que entendió que era un material para ellos.

–¿Por qué pensás que tuvo tanto impacto Famoso?
–Creo que mi personaje gustó por su inocencia, su ingenuidad y hasta cierta ternura, además de estar corrido de la realidad. Como se ve, no tiene una percepción muy aceitada de lo que está haciendo y de a quién está entrevistando. Un personaje que transmite su confusión, como pasó en plena entrevista en casa de Darín, cuando hablaba medio a los gritos con su papá sobre cuestiones personales. Gustaba mucho el hecho de que no dimensionara con quién estaba.

–¿Preferís estar a cargo de todo o interpretar lo que creó otra persona?
–Depende la neurosis que se tenga. Si sos muy neurótico, conviene estar al frente de todo, porque tenés la posibilidad de controlarlo todo. En cambio, si estás más relajado, como me está pasando ahora, escucho, soy todo oídos. Empecé a entender que hay distintas posturas, miradas, textos, hay otros matices. No fue fácil, como cuando Valeria Bertuccelli me indicó algo en Culpa cero y lo hice porque comprendí que era su película y ella era la que más sabía. Lo mismo que con Griselda Siciliani en Envidiosa: me propuso ir para un lado que yo no hubiera ido, pero lo hice porque entendí que es una capocómica que encabeza una comedia que la está rompiendo. Esa entrega te estresa por un lado, porque desconocés el resultado. Y también te relaja, porque es una indicación de otro.

–A poco de su estreno, Envidiosa se convirtió en lo más visto de Netflix en la Argentina. ¿Por dónde pasa su éxito?
–Es una locura lo que está pasando y la verdad es que cuesta encontrar explicaciones. Si me preguntás a mí, que tengo un ojo medio hinchapelotas con ciertas cosas, te diría: «Yo habría hecho esta escena más corta, o habría pulido el tema de la escenografía o a tal personaje le habría agregado esto otro»; pero evidentemente tengo un olfato cero para lo popular. Supongo que a su éxito habría que buscarlo en su tremendo elenco y en una protagonista espectacular como Griselda. Envidiosa tocó una fibra en la gente que no se puede planificar, se convirtió algo así como un fenómeno social. Lo vivo todos los días en la calle, con gente que no tiene la menor idea de quién soy ni qué hago, pero me hablan de mi personaje y muchos se sienten identificados. Cuando eso sucede, está todo dicho. La serie se destaca porque sus personajes no están claramente definidos, tienen sentimientos contradictorios, no son buenos o malos, sino que tienen matices. Daniel, mi personaje, es un boludo, pero un boludo con buenas intenciones.

–Queda claro con la última escena que habrá una segunda temporada.
–Hay una segunda temporada, ya está filmada y se estima su estreno para principios 2025, antes de la segunda parte de División Palermo. No puedo decir más.

División Palermo también tuvo un impacto similar.
–Sí, superó todo lo imaginado y se metió en el imaginario popular. Muy zarpado el impacto que tuvo y que tiene, porque cada vez que la policía o alguna fuerza de seguridad, se manda alguna macana, o sea todos los días, hay una referencia a División Palermo. Pero convengamos que hay situaciones de la vida real que a veces superan las de la ficción. Nos acabamos de enterar que la serie está nominada a los Premios Emmy Internacional, que se van a entregar en noviembre, en el rubro mejor comedia. Y esa es la frutilla del postre después de los premios que consiguió y los festivales que recorrió.

–Además de actuar, tuviste una colaboración en el guion.
–Estuve desde el principio del proyecto y formé parte del equipo de guion de las dos temporadas. La verdad es que hace muchos años que estoy involucrado con esta serie y con el equipo creativo. En la primera parte hubo dos equipos de escritura, en los que participaron muchos guionistas de calidad y de distintos palos. Yo estuve desde el vamos, incluso hasta eligiendo la música de cada escena junto a Santiago Korovsky, el director y autor intelectual.

–¿Qué es lo más difícil de hacer humor en tiempos de cancelación y de viralización de lo ridículo?
–Yo creo que cuando tenés más de cuarenta años hay que animarse al ridículo, es una condición sine qua non. Es un temor más de gente joven, en lo personal no le tengo miedo a hacer el ridículo, me parece que es medio inevitable. Y en cuanto a lo otro, pienso que cuando se empieza a cancelar a cualquier persona por algo que no te gusta, pierde cierta eficacia la herramienta. Cuando surgió, era para condenar las cosas o los lugares a los que la Justicia no accedía, eran cuestiones graves. Pero, al expandirse y masificarse, perdió fuerza. Al principio se le puso mucho la lupa al humor cuando el humor, en realidad, tiene como función canalizar los temores y las angustias de la sociedad y la psiquis: su función es liberadora, no debería tener demasiadas barreras. Ahora bien, si se lastima a alguien en particular, ahí sí me parece útil la herramienta, porque la idea es hacer reír, no hacer sufrir.

–¿Las redes sociales ayudan a generar ideas a la hora de escribir?
–Las ideas no son individuales. En un mundo con tanta red social, las ideas flotan. Cuantos más estímulos recibís, más ideas tenés: es como un pensamiento colectivo.

–Sos un todoterreno, ¿hay algo que te saque el sueño?
–Estoy escribiendo una serie, se trata de una comedia negra, junto al guionista Andy Pascaner, de División Palermo. Fue a partir de una idea que me apareció redonda y completa, de la que me enamoré. Espero poder llevarla adelante como autor, director y protagonista cuanto antes.

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