23 de octubre de 2021
Denis Villeneuve
Chalamet y Ferguson encabezan una épica espacial basada en el libro de Herbert.
El director de La llegada y Blade Runner 2049 lleva a la pantalla grande la novela de Frank Herbert, un proyecto complejo que David Lynch realizó en 1984 en una controvertida versión. Si aquella película ponía el eje en las alucinaciones del protagonista, la de Denis Villeneuve destaca la disputa de poder en la galaxia y desliza un mensaje ecologista. Esta puesta al día corresponde al primero de dos films y narra el ascenso del duque Paul Atreides (Timothée Chalamet), hijo de Leto (Oscar Isaac) y Jessica (Rebeca Ferguson). La noble familia es enviada por decreto del emperador al planeta Duna, con la misión de controlar la extracción de la «especia»: la materia prima de mayor valor en el año 10191, que se encontraba bajo el dominio del barón Harkonnen (Stellan Skarsgård). El guion escrito por Eric Roth, Jon Spaihts y el propio director describe los acontecimientos que originan la batalla intergaláctica con informativos detalles que dejan la aventura para la entrega venidera. El desierto del planeta en conflicto adquiere la iconografía de Oriente Medio, con Lawrence de Arabia sobrevolando el imaginario alrededor de los nativos Fremen, la tribu de ojos claros comandada por Stilgar (Javier Bardem). El turbio diseño sonoro y una paleta de colores fríos le otorgan una densidad especial a esta historia de alianzas y traiciones propia de una tragedia en clave espacial. Duna también abreva en la grandilocuencia futurista con algún que otro abuso de la cámara lenta para subrayar situaciones, como si deseara inscribirse dentro de la ciencia ficción para adultos. Por lo pronto, el realizador de El hombre duplicado escapa a la tentación de un entretenimiento vacuo cargado de efectos especiales y evita resoluciones fáciles, para llevar la épica a otra dimensión.