24 de agosto de 2024
Con una serie de actividades que incluyen conferencias, talleres e intervenciones artísticas, se celebra un significativo aniversario del enorme escritor argentino.
Clásico. En 2024 también se cumplen 80 años de la primera edición de «Ficciones», una de sus grandes obras.
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Según una de sus frases más citadas, Borges no se jactaba de los libros que había escrito sino de los que había leído. «No sé si soy un buen escritor; creo ser un excelente lector o, en todo caso, un lector sensato y agradecido», anotó en el prólogo a «Biblioteca personal», la colección en la que reunió libros que había disfrutado. El 24 de agosto se conmemora el Día del Lector en homenaje al aniversario de su nacimiento, del que se cumplen 125 años. Las actividades programadas incluyen conferencias, talleres e intervenciones artísticas. La Fundación El Libro y la Sociedad Argentina de Escritores, por caso, realizarán una «suelta de poemas» de su autoría en distintos puntos del país.
La influencia de Borges como lector en la literatura argentina y las proyecciones de sus lecturas en la propia obra configuran estudios recientes. Entre otras investigaciones, el catálogo Borges, libros y lecturas (2010), a cargo de Laura Rosato y Germán Álvarez, relevó la biblioteca que donó a la Biblioteca Nacional a través de unas quinientas entradas de libros anotados. Y Borges y los clásicos (2016), de Carlos Gamerro, planteó que Borges cambió la manera de leer a Homero, Dante, Shakespeare y Cervantes, incluso más allá de la literatura nacional.
«Un gran lector no se agota en los placeres de la lectura solitaria; debe comunicar sus lecturas. Y esto es algo que hace de diversas maneras: escribiéndolas, sea en ensayos críticos, sea en la creación literaria; enseñándolas, como puede hacer un profesor, o traduciéndolas. Borges descolló en todos estos campos», destacó Gamerro. Pero así como incidió en la valoración de Macedonio Fernández, Santiago Dabove y otros autores, la opinión del autor de El Aleph tuvo un peso considerable en las postergaciones del campo literario: la colección El Séptimo Círculo, que codirigió con Adolfo Bioy Casares, fue decisiva para la difusión de la narrativa policial en la Argentina y también para la prolongada exclusión de la novela negra estadounidense, la versión del género que rechazaba.
La biblioteca de Babel
Daniel Balderston, director del Borges Center en la Universidad de Pittsburgh, puso de relieve el trabajo de Borges como lector a través de los manuscritos de los textos que se conservan en bibliotecas y universidades europeas y norteamericanas. En El método Borges (2021), Balderston expuso los modos en que las fuentes y las lecturas de los textos permiten comprender el funcionamiento del proceso creativo y las estrategias de un escritor que «lee sin superstición, con irreverencia, desde el margen». Ese gran lector es el que se pronuncia en el célebre ensayo «El escritor argentino y la tradición» contra las limitaciones del nacionalismo: «Debemos pensar que nuestro patrimonio es el universo; ensayar todos los temas».
Borges, según Balderston, sometía a sus textos a una reescritura permanente y nunca los consideraba definitivamente terminados. La escritura era para él reescritura y el carácter inacabado del texto se asoció con una estética del fragmento y de lo incompleto, «la idea de que el borrador inconcluso, caótico, contradictorio, repleto de variantes, es el texto literario ideal».
Borges babilónico (2023) propuso un recorrido por más de mil entradas, escritas por más de setenta colaboradores bajo la dirección de Jorge Schwartz. Los artículos analizaron temas, referencias y citas y en conjunto proponen un estudio de Borges como lector. La historia de vida, la relación con la política y la sexualidad y su posición en el grupo Sur, formado alrededor de la revista de Victoria Ocampo, son parte también de los estudios recientes, junto con el interés y las controversias que provocaron la exhumación de reseñas y biografías escritas para la revista El Hogar o las indiscreciones del Borges de Bioy Casares.
En Borges a contraluz (reeditado en 2023), Estela Canto se propuso retratar al personaje «en los años tal vez más decisivos de su vida, los años de su madurez como escritor». Canto frecuentó a Borges entre 1944 y 1951, recibió la dedicatoria del cuento «El Aleph», y cuestiona lugares comunes sobre la obra y en particular la idea de Borges como un escritor frío, puramente intelectual: observa una figura poco conocida, que padeció tanto al padre como a la madre y, entre otras circunstancias, no supo comprender el fenómeno del peronismo.
La relación de Borges con el peronismo se condensa en un episodio mítico: su traslado desde la biblioteca Miguel Cané, donde trabajaba, al mercado municipal de Buenos Aires como inspector. En Si (2023), Aníbal Jarkowski recrea la relación entre Borges y Canto desde la novela y corrige los hechos históricos: en vez de renunciar, como ocurrió, Borges acepta su nombramiento como inspector de aves.
Jarkowski sostiene que Borges se construye como un personaje de ficción a través de cuentos como «Hombre de la esquina rosada» y «El Aleph» y analiza los ensayos de Otras inquisiciones como la novela de un lector que reflexiona a partir de sus lecturas para llegar a la conocida sentencia final de «Nueva refutación del tiempo»: «El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges».
En 2024 se conmemora otro aniversario significativo en el universo borgeano, ya que se cumplen también 80 años de la primera edición de Ficciones. En este libro fundamental dentro de su obra, Borges reunió dos colecciones bajo los títulos El jardín de senderos que se bifurcan y Artificios, con relatos tan importantes como «Pierre Menard, autor del Quijote», «Funes el memorioso» y «La muerte y la brújula». Los homenajes, los estudios y las investigaciones resuelven finalmente aquellas dudas de Borges: el escritor y el lector son inseparables en cada paso de su historia.
