Cultura

El poder en cuestión

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Los presidentes, los partidos, las corporaciones y otras fuerzas en pugna sirven de materia prima para ficciones que ponen la lupa en la trastienda de las democracias actuales, desde la argentina El Tigre Verón hasta la británica Years and Years.


Brexit. Thompson interpreta a la efusiva Vivienne Rook en la distópica Years and Years.

El Tigre Verón amenaza a sus seguidores gremiales. Entrecierra los ojos con placer, yendo por el Conurbano con su chofer. Y alza los brazos en un ancho balcón. ¿A quiénes nos hará acordar el líder de la Unión de los Trabajadores de la Carne en El Tigre Verón? Su protagonista, Julio Chávez, no pudo esquivar los clichés de esta miniserie de El Trece, hoy disponible en Cablevisión Flow. Pero no todas las series políticas caen en lugares comunes: las mejores son indispensables para captar los manejos y tensiones del poder.  
Los temas que abarcan esta clase de ficciones son, desde ya, las democracias y sus amenazas externas e internas; los presidentes y sus rivales; las megacorporaciones que los dominan y los seducen; los claroscuros en el Congreso y las penurias del pueblo en medio de la angustia económica. Allí está el símbolo mayor, House of Cards, de Netflix, sobre el presidente Frank Underwood (Kevin Spacey) y su esposa Claire (Robin Wright). Su última temporada alcanzó un cinismo asfixiante, por las huellas que dejó Underwood luego de cinco años de manipulaciones y crímenes.
Pablo Manzotti, autor del libro Seriemanía: La guía para elegir tu próxima serie favorita, diagnostica: «House of Cards tiene una muy buena primera temporada y luego deriva en situaciones bastante inverosímiles, aunque con valiosas referencias a simbolismos exagerados de la cultura norteamericana». Otros productos tienen una calidad inapelable: la danesa Borgen, Scandal, la prestigiosa The Good Fight, la aclamada The West Wing (con Martin Sheen como el presidente de Estados Unidos). Y cómo olvidar a Veep, la comedia de HBO sobre la recurrente candidata Selina Meyer (Julia Louis-Dreyfus), con escenas hilarantes sobre los absurdos dentro y fuera de la Casa Blanca.

Espejos de la realidad
Así como desnudan las maquinaciones de cada gobierno, las series también exponen los lobbys financieros y el rol del mundo digital en el ejercicio del poder. En este tono, HBO estrenó la miniserie distópica inglesa Years and Years. Su principal foco es una familia de Manchester, los Lyons, que dejan al descubierto las tragedias que podrían sobrevenir en 10 o 15 años si el Brexit llega a ser posible.


Chico rico. Hobart (Platt), el candidato.

«¡Inglaterra para los ingleses!», grita la empresaria Vivienne Rook (Emma Thompson), fundadora del partido conservador Cuatro Estrellas, apelando a los bajos instintos del electorado en su campaña para primera ministra. ¿La votarán los Lyons y el resto de Inglaterra? «Years and Years me impactó», le cuenta el periodista Ernesto Tenembaum a Acción. «Me hace pensar en cómo una crisis mundial puede generar una desintegración de la percepción de muchas personas sobre su lugar en el mundo. Y del peligro de que eso derive en la elección desesperada de gobernantes no preparados para conducir a sus países».
Otra ficción resonante es The Politician (del productor Ryan Murphy), disponible en Netflix. Con guiños a Veep, cuenta la vida de Payton Hobart (Ben Platt), un chico rico de Santa Bárbara, California, que a los 7 años tuvo una visión cívica, o fatal: «Quiero ser presidente de los Estados Unidos». ¿Qué piensa Manzotti? «Ryan Murphy deconstruye el género político». Lo más interesante de The Politician, dice, es «su idea de los presidentes modernos como personajes pop, y bien frívolos. Murphy pareciera decirnos que “cualquiera puede ser presidente”, para hablar en tono de caricatura de lo que atraviesa Estados Unidos en la era Trump. Ahí está el vigor de las series de política: poder mostrar la realidad aun en su forma más inverosímil y patética».