Cultura | De cerca | Mercedes Sosa

Encuentro decisivo

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Cuando conoció personalmente a Mercedes Sosa en un concierto en la Ciudad de México la tomó la mano, se quedó en silencio y se largó a llorar. «Mercedes se zafó porque habrá pensado quién era esa loca», dice Lila y se ríe de la situación. Con los años se conocieron como artistas. Mercedes grabó «Tierra de luz» en el disco Ojo de Culebra, de 2008, y la invitó a cantar a dúo «Razón de vivir» para su álbum póstumo Cantora. «Fue un regalo de la vida», afirma, todavía emocionada. El encuentro con su obra fue definitivo. «Sí, de verdad, porque cuando le conocí la voz grabada fue en un lugar mágico de mi tierra, en una casa de montaña, cerca de mi pueblo Tlaxiaco, donde estaba estudiando el textil trikki, que es donde la mujer ha plasmado su historia y su visión desde los tiempos precolombinos. Ahí estaba cuando la escuché por primera vez, en esa casita, donde había un cuarto donde se habita y se duerme y aparte una cocinita de madera, con su piso de tierra. De pronto escuché esta voz y entré corriendo a la habitación y pregunté qué. “Es Mercedes”, me dijeron. Me la quedé escuchando, creo que llorando porque el mensaje de la canción y el conducto por el cual escuchaba ese mensaje era maravilloso y potente. Ahí fue donde cambió mi rumbo, porque estaba haciendo mi tesis de antropología social en ese lugar, pero en ese momento que la escuché dije: “Sí puedo decir las cosas que pienso para cantar”. Salí de ahí y no me pararon».

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