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El éxito de la serie de Netflix sobre la vida y la obra del cantante mexicano disparó nuevamente la reproducción de sus canciones y condujo a los propios actores a grabar un disco con sus clásicos. El pop y el arte del bolero vistos con lentes retro.


Clásicos. La fiebre que desató la ficción propició la reedición de sus mejores temas.

Hubo al menos dos grandes bisagras en la vida artística de Luis Miguel. Una, azarosa, fue la decisión de arrimarse a Armando Manzanero para grabar un disco de boleros: no sabía qué hacer con su carrera y echó mano a boleros clásicos para ganar tiempo. Fue a comienzos de la década del 90 y el disco, Romance, lo posicionó en un lugar transversal. Mantuvo su público femenino, teen, e incorporó un oyente adulto que valoró la sobriedad de las interpretaciones de clásicos como «No me platiques más» o «Inolvidable». La otra bisagra es reciente y tiene que ver con la realización de la serie sobre su vida en Netflix.
Desde que comenzó a emitirse Luis Miguel, la serie, las reproducciones de sus canciones en la plataforma Spotify aumentaron un 200%, y las relaciones entre la marcha del argumento de la «ficción basada en hechos reales» y el play en el celular se potenciaron de una manera extraordinaria. Por ejemplo, cuando en el cuarto capítulo se dramatizó la grabación de «Culpable o no», la canción tuvo un pico: aumentaron 4.000% las reproducciones.
Ahora acaba de salir el disco El hombre detrás del sol, la música de la serie, otra vuelta de tuerca a este juego de espejos en el que ficción y realidad se confunden estratégicamente. Lo que logra Kiko Cibrián, el productor del disco, con la música y las interpretaciones, es notable. Cibrián trabajó muchos años con Luis Miguel y es una de las estrellas en las sombras del desarrollo de artistas y bandas del pop melódico latino de los 90, de Cristian Castro a Reik.
Los que se hacen cargo de las voces son los mismos actores de la producción de Netflix: Izan Llunas en los inicios de su carrera; Diego Boneta, como el intérprete adulto. La capacidad imitativa es total. Se sabe: en la actualidad existen maneras muy precisas de tunear voces pero, aun así, el calco no deja de sorprender. Mientras Luis Miguel, el verdadero, cuenta el dinero que genera la historia con aspectos truculentos de su vida y observa cómo su nombre vuelve a cautivar a niñas y adolescentes, la maquinaria sigue funcionando aceitadísima hacia el anuncio de la segunda temporada de la serie.

Desfasaje temporal
El hombre detrás del sol está integrado por 22 temas de diferentes etapas de su carrera. Clásicos que tienen la capacidad de retrotraernos a un momento muy peculiar de la historia de la industria del entretenimiento del siglo XX. Un instante en el que la figura combinó la explosión del ídolo preadolescente y la consolidación del retro a través de los boleros. En la Argentina el fenómeno fue aún más interesante, al ser los 90 los años dominados por el menemismo, que establecieron nuevas pautas culturales. Una de ellas fue la resignificación de fenómenos masivos antes despreciados. Fue la consolidación del famoso «pizza con champagne». Una serie de elementos de la cultura popular, como la música tropical o artistas como Sandro, empezaron a ser consumidos por cierta aristocracia, a veces con una pátina de ironía clasista. Los boleros de Armando Manzanero cantados por Luis Miguel se deslizaron por ese sendero.
Por eso, lo que ocurre con la ficción y con su correspondiente disco es un desfasaje temporal, a la manera de Volver al futuro. Las chicas que hoy consumen la serie, ¿van a querer ver cantar en vivo a Diego Boneta, el actor que lo personifica, o al verdadero Luis Miguel, ya veterano? Este peculiar fenómeno retro se produce en tiempos de redes sociales y consumos a través de plataformas digitales. El vértigo es total. Hoy multitudes de guionistas trabajan en series sobre, por ejemplo, Diego Armando Maradona o el Che. Netflix es un gigante que en un mismo gesto revive fenómenos, los ubica en un presente de consumo desaforado, se los apropia y los arroja a un nuevo olvido. La gran bestia pop de estos días.

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