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Federalismo en pantalla

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Presente y futuro de la iniciativa impulsada a partir de la ley de Medios. Entre el fomento a la producción y el desafío de un verdadero intercambio entre las provincias. Señales públicas y privadas.

 

Producción regional. Los técnicos, artistas y actores de provincias como Jujuy pueden sostener un espacio audiovisual propio. (Gentileza Wayruro)

Con la sanción de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009, se abrió un nuevo ciclo. Dos años más tarde, la Unión Internacional de Telecomunicaciones destacaba del proceso argentino iniciado en 2010 la forma de introducción de la Televisión Digital Abierta (TDA). «En contraste con lo que ocurrió en la mayoría de los países que pasaron de televisión analógica a digital, en Argentina el salto tecnológico comenzó con los hogares más pobres», señalaba un informe del organismo. En simultáneo, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), lanzaba un plan de fomento a la producción impulsado por el Ministerio de Planificación y organizado también junto con la Universidad Nacional de San Martín, que en la jerga se suele conocer  como Concursos Federales. ¿Cuál es el presente de ese camino? ¿Se ha modificado el paradigma? ¿Cuál es el potencial hacia el futuro?
Investigador de la Universidad Carlos III de Madrid, además de presidente de la Unión Latina de Economía Política de la Información y la Comunicación, Luis Albornoz señala que «en relación con los contenidos disponibles, a 6 años del “apagón analógico” programado para 2019,  la plataforma argentina de TDT cuenta con cerca de 30 señales, entre privadas y públicas». Para el investigador argentino residente en España, a estas señales habría que sumar aquellas provenientes de las universidades nacionales, junto con la franja reservada para ONG y redes comunitarias, entre otras. Asimismo, destaca que la presencia de nuevas señales como Paka Paka, INCAA TV, TecnópolisTV o DeporTV, implica «un avance importante, si pensamos que desde la privatización en 1990 de los canales 11 y 13, el sector público sólo ofrecía a nivel nacional la señal de ATC/Canal 7».
Para Julio Bertolotti, director de NeoTVLab (Laboratorio de Nuevas Tecnologías aplicadas a la televisión de la Universidad de Tres de Febrero), el entramado que representan esas señales «hoy es uno de los principales productores de contenido del país y, sobre todo a través de Canal Encuentro, va instalando una mentalidad de colaboración con y entre las provincias, una coproducción y una presencia que van más allá de los límites de Capital y Gran Buenos Aires».
Con respecto a los contenidos resultantes del plan de fomento, según números del INCAA suman más de 1.000 horas producidas, que continúan expandiendo géneros y formatos (en los últimos concursos ya se incluyen series de animación y programas de estudio pensados para todo el año), con series reconocidas y premiadas localmente y en el exterior. Ariel Ogando, coordinador de Wayruro Comunicación Popular, una agrupación de investigación y desarrollo de contenidos de Jujuy, agrega que con estos ciclos realizados por técnicos, artistas y actores locales «se consolida y se logra sostener un espacio audiovisual regional que desde hacía tiempo uno venía luchando por producir y permitir hacernos visibles».

 

Señales de cambio
La llegada al público, en tanto, por ahora se presenta más lenta. Bertolotti explica que «muchas de las series se dieron en el resto del país, pero seguimos siendo islas y todavía no está federalizado del todo. Falta potenciar la presencia de esos contenidos en relación con la audiencia». Para el coordinador de la agrupación Wayruro, «el desafío debe ser que podamos ver en Jujuy contenidos de calidad producidos en provincias como Formosa, Catamarca o Neuquén, sin la mediación de las pantallas de Buenos Aires».

Digitales. En el país hay 30 señales, entre privadas, universitarias y comunitarias. (Gentileza de Prensa)

Junto con presencia y continuidad, habría que sumar un término de moda que es el de sustentabilidad material en el tiempo. O sea, la importancia de reunir las condiciones que permitan su permanencia. Albornoz, en referencia a la heterogénea experiencia europea, señala que en España «la asociación para promover la televisión digital abierta en este país, Impulsa TDT, llegó a pronosticar en 2009 que funcionarían ¡1.164 operadores locales! Lejos de esta afirmación, el mercado televisivo se ha vuelto a concentrar y espacios de la TDT de cobertura nacional han sido alquilados a empresas extranjeras como Disney España o Sony Pictures». Peor aún, esta situación sumada a la grave crisis económica «ha terminado por abrir la puerta a la TDT parcialmente de pago, una ruptura histórica que convierte al telespectador en cliente». Bertolotti considera clave insertar los canales locales en el esquema para fortalecer la supervivencia y superación hacia delante. «El canal tiene que producir localmente, porque es su audiencia la que se lo exige», dice el director de NeoTVLab. «Falta potenciar esa generación de contenidos y de coproducciones con recursos propios entre partes interesadas en poner al aire determinados contenidos», completa. Además, el formato para la televisión digital en Argentina es el mismo que se está instalando en toda Latinoamérica y Brasil (ISDB-Tb, norma japonesa modificada en el socio lusoparlante del Mercosur), algo que se da por primera vez y que eleva el potencial de integración regional para coproducción, distribución e intercambio.
Para presente y futuro, Albornoz marca que la tendencia europea lleva «a pensar una estrategia transmedia basada en la creación de contenidos para televisión, ordenadores, teléfonos móviles y tabletas». Por lo pronto, en Argentina existe CDA (www.cda.gob.ar, Contenidos Digitales Abiertos, donde se puede acceder a todos los contenidos ganadores de los concursos) ya disponible tanto en la Web, como en algunas marcas de smartphones y Smart Tv (que ya vienen con sintonizadores para TDa). «Se está trabajando», agrega Bertolotti, y concluye con un concepto simple y complejo al mismo tiempo: «Es un proceso».

Diego Braude

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