Cultura

Final virtuoso

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Martina Hingis, la jugadora más joven de la historia en alcanzar la cima del ranking femenino, cerró su carrera a los 37 años con veinticinco títulos de Grand Slam sumando las modalidades singles y dobles. Talento y perseverancia, su legado en el circuito.

Telón. En octubre, la suiza disputó el Master de Singapur, su último torneo oficial. (EFE)

Con un juego exquisito, acompañado de su fuerte personalidad, Martina Hingis supo transformarse en la «niña prodigio» del tenis. Alcanza con mencionar que, con menos de 20 años, obtuvo cinco títulos de Grand Slam y se transformó en la tenista más joven en arribar a la cima del ranking de mujeres, pero ahora, a los 37, y cuando se cumplieron 23 temporadas de su debut como profesional, la suiza acaba de retirarse definitivamente.
La decisión quedó consumada en noviembre, después del Master de Singapur, donde Hingis compitió en dobles, modalidad en la que actualmente era Nº 1 del ranking. Así le puso el cierre a una carrera que ya había interrumpido en dos ocasiones. La primera fue en 2001, con 22 años, cuando se retiró tras operarse dos veces de los ligamentos de su tobillo derecho. Regresó en 2004, aunque en 2007 volvió a dejar la actividad después de dar positivo de cocaína en el control antidoping realizado en Wimbledon. Su último –y triunfal– regreso fue en 2013, a los 33 años, para jugar en la modalidad de dobles femenino y mixto.
Así de vertiginosa fue la carrera de esta tenista que nació el 30 de setiembre de 1980 en Košice, Eslovaquia, pero que con apenas cuatro años, tras el divorcio de su padres, se radicó en Suiza junto a su madre, Melanie Molitor, exjugadora y protagonista central de la carrera de su hija como mentora y entrenadora durante sus mejores años. Si hasta le puso Martina en honor a Navratilova, la checa que deslumbró en la década del 80.
Hingis debutó como profesional con 14 años en el Open de Zurich, en 1994. Previamente debió tomar una difícil decisión: abandonar sus estudios primarios para enfocarse por completo en el tenis. Sus inicios provocaron asombro si se considera que ese año lo comenzó en el puesto 399 y lo terminó en el 87. Claro que su explosión se produjo en 1997, la temporada donde ganó tres de los cuatro torneos más importantes: Australia, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos. El 31 de marzo de 1997, y aún con 16 años, se transformó en la Nº 1 más joven, un récord que aún hoy nadie pudo romper. Ya en la cima del ranking, volvió a coronarse campeona en Australia en 1998 y 1999.

Faro de inspiración
Siguiendo con sus números, y para dimensionar la figura de Hingis, basta señalar que consiguió 43 títulos individuales, y si se suman los torneos obtenidos en dobles femeninos y mixtos, la cuenta de Grand Slams asciende a 25 campeonatos. El último fue en el Abierto de Estados Unidos de este año en dupla con el escocés Jamie Murray. A lo que se añade otro logro de relieve: la medalla de plata en Río de Janeiro 2016, junto a su compatriota Timea Bacsinszky. Por sus triunfos, pero también por su talento y un carisma que cautivó a los espectadores, Hingis se convirtió en un faro de inspiración para muchas jugadoras y también para los hombres. El mismísimo Roger Federer, su compatriota y una de las leyendas del tenis mundial, tuvo encendidos elogios para ella: «Martina fue la que me mostró cómo se hacía todo. Fue fantástico para Suiza tener a una jugadora así, tuvimos mucha suerte. Siempre fui su fan y siempre lo seré», aseguró el actual Nº 2 del ranking masculino.
«Mirando hacia atrás, no puedo creer que debuté como profesional hace 23 años. Estoy muy agradecida por todas las oportunidades, desafíos y amistades que me dio este deporte», explicó Hingis horas antes de su último partido. «El tenis siempre ha sido mi pasión, por eso siempre formaré parte. Esto no es un adiós: como lo muestra la historia, no he podido mantenerme mucho tiempo alejada del tenis».
Más allá de sus futuros planes –podría desempañarse como entrenadora o formadora de juveniles–, Hingis deja un vacío grande en un circuito femenino que presenta atractivos aunque sigue lejos de sus mejores épocas. Acaso haya que esperar. Como Navratilova, otra Martina quizás alumbre nuevos y mejores talentos.

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