Cultura | PREMIO CERVANTES 2021

Hija descarriada

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Osvaldo Aguirre

Con una obra signada por el exilio y el goce, la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi acaba de recibir la distinción más importante de la lengua española.

GENTILEZA CABALLO NEGRO

«Tengo un dolor aquí/ del lado de la patria», escribió Cristina Peri Rossi en un poema del libro Estado de exilio. La experiencia del desarraigo señala un quiebre en su historia de vida y un motivo central de una obra literaria que atraviesa el conjunto de los géneros literarios como «un ejercicio constante de exploración y crítica» y plantea «temas claves de la conversación contemporánea como la condición de la mujer y la sexualidad», según el jurado que acaba de concederle en España el premio Miguel de Cervantes.
Nacida en Montevideo, Peri Rossi emigró de Uruguay hacia Europa en 1972 forzada por la creciente represión política. Por entonces trabajaba como periodista y había publicado cuentos, novelas y un libro de poemas, Evohé (1971), que provocó polémicas a un lado y al otro del espectro ideológico al presentar un conjunto de textos eróticos que desestabilizaba los roles convencionales de los géneros y subvertía los términos de las ceremonias y el dogma cristiano para referirlos a la pasión amorosa.
Este año la editorial cordobesa Caballo negro publicó Detente, instante, eres tan bello, un volumen que reúne los 16 libros de poesía de Peri Rossi y es la primera edición argentina de su obra. El título, una cita de Goethe, condensa una de las preocupaciones de la escritora: la fugacidad de la experiencia amorosa y el modo en que el arte puede recrear esos episodios a partir de una visión extrañada, porque «sólo es poeta aquel que siente que la vida no es natural/ que es asombro/ descubrimiento revelación».
Peri Rossi subraya el contraste entre los hechos de la intimidad y los grandes acontecimientos históricos. En Estrategias del deseo (2004) alude al atentado contra las Torres Gemelas para recordar que en ese momento «yo estaba haciendo el amor». Y en uno de sus primeros poemas, «Montevideo 70», la represión policial a una manifestación política pasa a segundo plano para poner el foco en la corrida en la que pierde de vista, en medio de las balas, a su compañera.

Linaje personal
Radicada en Barcelona, hizo del exilio un objeto de reflexión y un tema central tanto en su narrativa –en las novelas La nave de los locos (1984) y Todo lo que no te pude decir (2018)– como en su poesía –en Estado de exilio (2003) y Habitación de hotel (2007)–. Con el transcurso de la obra, la pérdida del país natal y en particular de Montevideo, a la que no deja de evocar, parecen asumir sin embargo un sentido positivo: la distancia y la postergación del regreso serían finalmente el precio que impone la memoria de la infancia y la juventud para preservarse. Su última novela, La insumisa (2020), recrea esa etapa.
Entre diversos trastornos, el exilio puso en cuestión su propia escritura. En el poema «Elogio de la lengua» reconstruye un diálogo con una vendedora callejera en el que toma conciencia de que mantiene el acento montevideano, y «entonces ya no me importó perder o ganar» porque «me di cuenta de que estaba enganchada a una lengua/ como a una madre». Otro de sus poemas más celebrados, «Mi casa es la escritura», sitúa esa dimensión de la literatura como espacio de pertenencia en la medida en que resguarda las experiencias más intensas: el valor y la significación de un texto depende también en su opinión «de la nostalgia de infinito que despierte y de la clase de revelación que sugiera».
La literatura compensa y a la vez constituye las pérdidas. «El desamparo del exilio no lo he reparado nunca. Pero la escritura a veces me ha protegido y otras me ha conducido a la desolación. En todo caso soy feliz cuando escribo, no cuando dejo de hacerlo», declaró Peri Rossi en una entrevista.
La posición de extranjera, que mantiene a medio siglo de su desarraigo, conforma su punto de vista sobre el mundo, el camuflaje de un espíritu beligerante que recurre además al humor y la ironía para trastocar los valores y jerarquías consagradas: «Hablo la lengua de los conquistadores/ pero digo lo opuesto de lo que ellos dicen», advierte.
Fue contemporánea y a la vez marginal respecto de los autores del boom de la literatura latinoamericana, pero mantuvo una estrecha amistad con Julio Cortázar. Su obra surge también de un linaje literario personal, una constelación de lecturas en la que predominan las mujeres, de Safo a Alejandra Pizarnik, y también tiene un lugar destacado el autor de Rayuela. Su ritmo de producción se mantiene constante e incluye entre otros títulos El amor es una droga dura (novela, 1999), Cuando fumar era un placer (ensayo, 2003), Habitaciones privadas (cuentos, 2012) y Los amores equivocados (cuentos, 2015).
Peri Rossi ha recibido otros galardones importantes, como el Rafael Alberti (2003), el de la Fundación Loewe (2009) y el José Donoso (2009). Nada indica que el reciente premio Cervantes, el más importante de la lengua española, cambie su prescindencia de la academia, los especialistas y la sociabilidad literaria, una postura reactiva en la que encuentra impulso. La literatura es su hogar, pero no deja de ser, como dice, una hija descarriada por la celebración del goce y por el dolor de la partida que todavía acusa.

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