Cultura | EL AUGE DE LA COMEDIA MUSICAL

Historias cantadas

Tiempo de lectura: ...
Ezequiel Obregón

A pesar de la crisis económica, el género teatral experimenta un crecimiento que se sostiene en la calidad de las obras y en la curiosidad del público.

Nuevas generaciones. Come from away, Tick Tick Boom! y La tiendita del horror, algunos de los exponentes de la escena porteña actual.

Durante mucho tiempo, en nuestro país se consideró a la comedia musical como un género «de nicho»: exigente, de cuidada producción, pero orientado hacia un reducido grupo de fans o admiradores. Sin embargo, las cosas cambiaron. Tras la 12° edición de los Premios Hugo, que consagró a la obra Come from away como la gran ganadora (obtuvo seis estatuillas, entre ellas la de Mejor Musical), se hizo aún más evidente la reactivación del género.
Director, periodista e investigador teatral, Pablo Gorlero considera que en los últimos 30 años se fue barriendo con ese prejuicio que tachaba a la comedia musical de mero «entretenimiento». Y, por otra parte, señala la paradoja de su auge en medio de la incertidumbre económica. «Es prácticamente imposible hacer un musical de grandes características y que sea un éxito económico. Por la cantidad de gente, de microfonía, de artilugio escénico. Pero bueno, somos argentinos y, ante una crisis, el artista se las rebusca. Lo que está ocurriendo es que hay muchos musicales de factura nacional que funcionan muy bien y que están apuntados a un público joven, al espectador no habitual. Y eso es un mérito inmenso. Afortunadamente, un gran porcentaje de los espectadores ya no distinguen si es o no es musical: es teatro», concluye.
Si hay una cartelera renovada que convive con clásicos inoxidables (tal es el caso de Drácula, que celebra con entradas agotadas los 30 años de su estreno) es porque también hay nuevas generaciones de artistas que se están formando de manera más profesional. Así lo entienden los experimentados Federico Coates y Natalia Cociuffo, quienes se destacan en Tick Tick Boom! y La tiendita del horror y en Piaf, respectivamente. Coates señala que «hay muchos institutos de comedia musical, lo cual es muy facilitador porque podés ir a un solo lugar y tratar de abarcar todo. Cuando yo era más chico no había tanto de eso, entonces mi formación fue “por separado“. Me gustó bastante hacerlo de esa forma: tengo una personalidad que me lleva a tratar de buscar lo mejor en distintos lados y armar mi propia grilla».
Por su parte, Cociuffo aprecia la creación de talleres para alumnos más avanzados en donde se aborda directamente la puesta de una obra, aunque sostiene que algunas disciplinas demandan una formación individual, como el canto. A tono con lo que considera Golero, para Cociuffo se ha ido desmantelando el mote de «nicho» que tuvo el género. «Cada vez se abre más el mundo musical y la gente consume más nuestras obras y hay más propuestas en todos los circuitos. No sé bien por qué, pero creo que el público le fue perdiendo el prejuicio al género y se acerca, lo disfruta y lo consume cada vez más», afirma.

Modernidad en escena
Directora de la exitosa The stage company (responsable de las puestas locales de Shrek y Come from away, entre otras), Carla Calabrese señala que su compañía se enfoca en producir piezas de teatro de calidad, ya sea de texto o musicales. «Creemos que el teatro inspira, transforma, encuentra respuestas a través de su historia en la humanidad. De esa manera, todas las obras que elegimos tienen profundidad, no un mensaje particularmente sino una forma de hacer que el espectador pueda verse en un espejo y reflexionar, transformarse», reflexiona.
Respecto a su relevancia en la actualidad, sostiene que se trata de una tendencia global. «El género se está modernizando y está resultando mucho más orgánico y verdadero que en sus inicios. Las canciones parecen surgir espontáneamente para potenciar la historia y no como un recurso forzado, más allá de la calidad artística de la música. Cuando la buena música y una buena historia se amalgaman llegan al alma con otra fuerza», destaca. 
Finalmente, no menos relevante es la creación de nuevos espectadores para un formato desafiante. En ese sentido, el teatro infantil cumple una destacada función. «Estoy convencida de que el género musical se permite experimentar más cuando va dirigido a los chicos», sostiene la especialista Nora Lía Sormani. «El espectador infantil genera en los artistas mucha curiosidad y entonces se permiten una mayor experimentación. Y eso se ve en las temáticas, por ejemplo la diversidad sexual y las nuevas familias. Se trata de cómo llegar a ese espectador tan pequeño que está en plena evolución», agrega la periodista e investigadora, quien de las últimas temporadas pondera las puestas de Crianzas, Familia no tipo, La nube maligna, Poemas de asuntos, varieté infantil o Perdiendo el tiempo. De los espectáculos de corte más tradicional, rescata el aporte de Pablo Gorlero y la vigencia del gran Hugo Midón.

Estás leyendo:

Cultura EL AUGE DE LA COMEDIA MUSICAL

Historias cantadas