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Historias en el aula

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Las ficciones que toman a la escuela como escenario principal ganan terreno en la televisión a escala planetaria. Conflictos protagonizados por alumnos y docentes que alumbran distintos aspectos de la enseñanza y la sociedad contemporáneas.

Formación. La comedia negra danesa Rita y la española Merlí: las ficciones retratan la vida en el colegio desde distintas perspectivas.

Entre la diversidad temática que rige los contenidos del cine y las series, se encuentran las «high school», ficciones que transcurren con los colegios de escenario. Se trata de un subgénero que nació a mediados de la década del 50 y su abordaje fue mutando a lo largo de las décadas. En los últimos años, produjo historias que encontraron un mayor impacto en su formato televisivo. Uno de los éxitos más recientes corresponde a la edulcorada comedia musical Glee, que reunía en un coro a todos los «losers» de un secundario de Ohio. Y esta temporada se sumó a la selecta lista 13 Reasons Why, centrada en el suicidio de una adolescente víctima de bullying, cuyos padres responsabilizan a las autoridades del colegio al que asistía.
Para el escritor y crítico literario español Jorge Carrión, autor del libro Teleshakespeare (Interzona), «desde que The Wire retratara con gran realismo los problemas de la educación pública de Baltimore, no hemos dejado de ver en las series esas instituciones, emblemáticas de los Estados Unidos, más de sus sombras que de sus luces, y por tanto interesantes para las series». La educación pública, para Carrión, es tan representativa como la privada. «Recordemos, entre los ejemplos recientes, la última temporada de The Killing, la segunda temporada de American Crime y The OA», sostiene al ser consultado por Acción.

Otros enfoques
Más allá de la hegemonía estadounidense, series de diferentes latitudes supieron captar el interés masivo de la audiencia. La comedia negra danesa Rita, la española Merlí y el drama policial australiano The Principal (todas disponibles en Netflix) son tres ejemplos de cómo la educación pública supo meterse en la TV y darle una vuelta de tuerca al género «high school». Rita, por caso, expone los diferentes problemas que enfrenta en la actualidad la educación pública danesa. Y aunque la historia está trabajada en un tono de comedia, en ocasiones transita por numerosas situaciones dramáticas e hiperrealistas.
The Principal se sumerge en el suroeste de Sydney, para mostrar situaciones un poco más cercanas a la educación tercermundista. La serie se centra en un director de escuela obsesionado por cambiar la vida de sus alumnos, habitantes de un barrio multiétnico dominado por pandillas de narcotraficantes. Por su parte, el dramaturgo Héctor Lozano propone en Merlí una ácida mirada sobre la relación entre alumnos y profesores. Su atractivo es, por un lado, su protagonista, Merlí Bergeron, un profesor de filosofía que basa sus clases en situaciones reales; y, por el otro, la óptica desde la que se mira a los adolescentes, mostrándolos como seres pensantes, capaces de resolver conflictos.
En Argentina hubo algunas experiencias en este sentido, como Entre horas, de la cineasta Daniela Goggi, realizada para la TDA. Pero es el género documental el que más retrató la educación pública, a partir de series como Motivados por la historia (TV Pública), un docu-reality en el que un profesor de historia y cuatro jóvenes se proponen revivir la epopeya libertadora del general José de San Martín, o Queremos saber (Encuentro), que indaga en los cambios que ocurren durante la adolescencia. Ambas series, vale aclararlo, se forjan a través de contenidos educativos.
El cine nacional también se ha propuesto incursionar en la materia, como ocurre con la reciente El corral, de Sebastián Caulier, que se inmiscuye en el interior de un colegio de Formosa en plenos años 90, para desarrollar una historia de acoso y sus consecuencias. Para Caulier este es un universo rico, por su diversidad de clases sociales. «Por los pasillos de los principales colegios públicos se cruzaban hijos de empresarios o políticos poderosos con hijos de familias muy humildes. En esos cruces de relaciones de poder en el mismo colegio se fundía el germen que da vida a una historia».

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