Cultura

Horizonte incierto

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Después del recordado unipersonal dedicado a Frida Kahlo, la actriz estaba lista para volver al Centro Cultural de la Cooperación con Confesiones de un escritor. Pero la emergencia sanitaria puso en pausa sus proyectos teatrales y cinematográficos.


Cambios. La intérprete participó en series como Puerta 7, Sandro de América y Monzón. (Jorge Aloy)

AJimena Anganuzzi las cartas y los astros le auguraban en 2020 el gran año de su carrera. «No por un súper laburo, sino por una sucesión de personajes que me iban a mantener ocupada buena parte del año», mastica con desazón la actriz. «Mi agenda parecía la de esos artistas de ópera que la tienen toda ocupada. Y ahora, con esta pandemia, el panorama laboral es un desastre: nuestra profesión será una de las más golpeadas», completa.
A esta altura de la temporada, Anganuzzi tenía previsto estrenar dos obras: Confesiones de un escritor, de Juano Villafañe, en el Centro Cultural de la Cooperación, y Pequeños burgueses, una adaptación de Daniel Veronese, sin sala definida. «Ni si quiera sabemos si empezaremos a ensayar en junio o julio, por lo que creo que hasta agosto no estrenaremos. Esto sí que no estaba en los planes de nadie, ni siquiera de los astrólogos», desliza con tono irónico.
La actriz venía de participar en las series Puerta 7, Sandro de América y Monzón. Y pensaba que desde abril iba a andar a las corridas, intentando llegar a tiempo a distintos compromisos. «También estaba esperando con ansias el estreno de El apego, de Javier Diment, y de La nueva chica, de Camila Gonzalo. Las dos películas estaban en proceso de post-producción, etapa que también se dilató, además de no saber a ciencia cierta que pasará con el cine, si habrá estrenos, rodajes, si habrá dinero para financiar proyectos, si la gente podrá ir a verlas».
«Esperemos que todo se pueda encaminar a partir del segundo semestre», ruega Anganuzzi, que se plegó a un pedido de amparo de la Asociación Argentina de Actores (AAA), que hace hincapié «en las condiciones de precarización en las que muchos y muchas desarrollamos nuestra labor. El mensaje tiene miles de firmas e incluye un pedido al Ministerio de Cultura de la Nación y organismos de fomento, para que tomen medidas de protección que alcancen a la comunidad autogestiva en estos tiempos de coronavirus».

Oficios terrestres
Después de haber realizado Frida entre 2016 y 2018, el unipersonal dedicado a la artista mexicana Frida Kahlo que marcó un punto de inflexión en su trayectoria, la intérprete sostiene que volver al CCC es una satisfacción. Durante ese período construyó un vínculo laboral con Juano Villafañe, director artístico del Centro Cultural, quien la convocó para Confesiones de un escritor.
En la pieza dedicada a Haroldo Conti, el escritor recuerda desde sus textos todo lo que ha vivido. Y eso se plantea a través de ejes como el río, la llanura, el amor y la militancia. «Yo encarno a una de sus dos mujeres, la obra hace hincapié en la injerencia que tuvo el rol femenino en su vida y en sus escritos. Es una historia atemporal y la idea es que que tenga un pianista en vivo en el escenario», cuenta.
La versión de Pequeños burgueses, de Máximo Gorki, que Daniel Veronese adaptará con el nombre de Estrellas de corazones tristes, se estrenaría en el Teatro Cervantes. «Interpreto a una mucama que se compromete sentimentalmente con el hijo adoptivo de la familia para la que trabaja, un muchacho lúcido, luchador y lleno de ideales», adelanta. Además de las películas mencionadas, recientemente Anganuzzi viajó a Río Grande, Tierra del Fuego, para filmar Una chica nueva, bajo la dirección de Micaela Gonzalo.
Mientras el horizonte teatral y cinematográfico se revela incierto, Anganuzzi apela a su costado de buscavidas. «Hace cinco años estoy trabajando en la CONABIP, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, más precisamente en la Radio Bibliotecas Populares, que sale por internet. En la sección Libros Contados hago personajes, leo y cuento historias de literatura latinoamericana. La verdad es que siempre tengo kiosquitos, como los talleres y las clases teatrales, que me permiten ir tirando, vivir al día y, a veces, un poco más holgada».