Cultura | RADIO TELEVISADA

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Inés Moguillanes

En sintonía con la convergencia mediática, cada vez son más las emisoras que transmiten sus programas en formato audiovisual. Opiniones encontradas.

En el aire. La transmisión de Todo pasa en Urbana Play y del ciclo de Mario Pergolini en Vorterix también llega a las pantallas.

Nunca olvidemos que esto es un programa de radio, que todo lo demás es satélite. No vamos a mostrar la cocina interna. No vamos a matar la radio porque, en el momento en que mate el programa, no sirve de nada la pata digital, pasa a ser otra cosa». Esto decía Mario Pergolini en una entrevista publicada en Página/12 cuando aún era el conductor de Cuál es? en la Rock&Pop y acababa de lanzar el portal web del ciclo. Once años pasaron de aquella nota y Vorterix, la señal que él mismo comanda, se anota en la avanzada de las cámaras de video en los estudios para mostrar la interacción de los conductores en directo.
El cambio de opinión sirve para ilustrar el choque entre los viejos paradigmas del medio y las nuevas tecnologías. En la era de internet y la convergencia, con las redes sociales instaladísimas gracias a plataformas como Instagram y Twitch, son cada vez más las emisoras que apuestan por la radio televisada: la citada Vorterix, Radio Con Vos, Urbana Play, La 100, Radio Mitre y Late 93.1, entre otras. ¿Sigue estando vigente la discusión en torno a la idea de «mostrar» o no lo que sucede puertas adentro del estudio? ¿Hay quienes todavía se resisten al registro audiovisual? ¿Cabe preguntarse por lo mágico, lo constitutivo del hecho radial?
Para Carlos Ulanovsky, referente en el campo de estudio de los medios de comunicación y autor de numerosos libros sobre la historia del medio, el recurso de instalar cámaras es, en la mayoría de los casos, una consecuencia de la precarización. «Seguramente debe haber nacido en un multimedio, lugar en el que, desde hace tiempo, los departamentos de finanzas desplazaron a las áreas de creatividad, periodismo y contenidos. Alguien, tan ambicioso como mezquino, pensó: “¿Y qué pasa si lo mismo que transmitimos en la radio propia también le damos salida en nuestra señal televisiva?”. El argumento es eminentemente económico, concebido desde la necesidad de hacer más eficaz el negocio. Nadie pensó en la identidad del medio, cuya esencia es la posibilidad que le ofrece a la imaginación. No fueron pocas las empresas que eligieron este camino. Y no fueron pocos los profesionales que lo encontraron simpático y lo admitieron y naturalizaron», señala en diálogo con Acción.
Rector de ETER, docente en la UBA y conductor de Marca de radio por La Red, Eduardo Aliverti es taxativo en su opinión. «No hay más debate porque, sencillamente, la radio televisada fracasó respecto de sus alcances masivos. Cualquier chequeo de mediciones y tipos de audiencia revela que es ínfima, siendo benévolos, la cantidad de gente que se pone a “ver” la radio», asegura y adjudica los resultados a básicamente dos cuestiones. «Consumir sonoridad e imagen en forma simultánea supone una inmovilidad física que requiere de un tiempo disponible y una capacidad de atención que deja afuera a la masa de lo que técnicamente se conoce como audiencia activa, la que a la par de atender la transmisión desarrolla otras tareas. Además, en enorme medida, el atractivo de un medio como la radio radica en su invisibilidad. Cuando escuchás radio querés hacerte la película, no que te la muestren», afirma.

Nuevos comportamientos
«
En el momento en que Pergolini me convocó para hacer la primera mañana de Vorterix, fui a verlo decidido a no aceptar la propuesta, no quería madrugar. Pero al contarme del proyecto, me hizo entender algo evidente: “Los receptores de radio de la actualidad tienen pantallas, son teléfonos móviles y computadoras, entonces hay que darles imágenes”», recuerda Reynaldo Sietecase cómo fue la génesis de Guetap, el programa que encabezó en aquella emisora durante cinco años. «En definitiva: llueve, vos elegís si te mojás o utilizás paraguas. No podés cambiar esa realidad, la radio se recibe en dispositivos con pantallas, vos decidís qué hacer ante ese escenario. No importa mucho que haya entusiastas o resistentes», opina el periodista que desde 2017 conduce La inmensa minoría por Radio Con Vos, que también se puede seguir con sus respectivas imágenes vía YouTube.

Conductor. Sietecase es visto en YouTube.

En una línea similar, Emilse Pizarro distingue dos tipos de audiencia en el panorama actual. «Hay muchos que están queriendo ver algo más, algo que sume a lo que están escuchando. Pero en otros casos tiene que ver más con la facilidad de la herramienta y la utilizan como radio. Hay nuevos usos», señala la periodista, que integra el equipo de Todo pasa, el envío a cargo de Matías Martín que transmite Urbana Play y que puede verse a través de YouTube, Twitch y el canal de televisión KZO. «Estoy atenta al comportamiento de nuestros oyentes, que es novedoso. Es un experimento en tiempo real ver cómo se mueve la comunidad de Twitch, por ejemplo. Por momentos formo parte, porque les hablo y hay un ida y vuelta. Tienen hasta una forma de hablar, hay guiños y palabras clave que salieron del programa pero que empiezan a manejar entre ellos. Me parece algo súper interesante de estudiar», reflexiona.

Luz, cámara, aire
Periodista y autor junto con Héctor Yudchak de Hacer radio hoy (Galerna, 2021), Mario Portugal adhiere a la idea de que la presencia de cámaras en el estudio suele ir en detrimento del factor imaginación. Sin embargo, hace notar que en algunos casos la imagen, cuando no se limita a ser un mero registro, puede contribuir a potenciar el contenido. Esa es la búsqueda que intentan desde Queridos Humanos, la propuesta que Homero Pettinato, Tamara Kindermann y Lucas Fridman comparten desde marzo pasado en Vorterix. «En el momento en que el programa se ve, nos dan ganas de hacer cosas para aprovechar lo visual, jugar con la gestualidad como parte del humor o la sensibilidad que queremos transmitir. Elegimos apostar a la imagen y usarla como recurso y lógicamente dejamos afuera varias veces a mucha gente que nos escucha por radio. Es una decisión estética y consciente», explica Fridman.
«Tratamos de vestirnos para las cámaras. Por lo menos yo estoy atento a cómo me veo, aunque no soy demasiado coqueto. Y hacemos los contenidos para que la gente los mire: trabajamos distintos personajes, estamos constantemente citando imágenes y videos, recomendamos películas, mostrando escenas», agrega Pettinato, a la vez que aclara que, a su entender, Queridos humanos, más que radio es una nueva forma de hacer televisión, complejizando más aún la discusión en torno a la especificidad de los medios en un mapa en el que las fronteras aparecen cada vez más desdibujadas. «Siento que es una televisión más moderna, más tecnológica, con tiempos que son más similares a los que estamos acostumbrados a tener en radio. No está el tironeo constante de la tele, que no se hace de una manera artística y libre, sino estructurada y estresante», completa.
Por su parte, Pizarro admite que la dimensión visual agregó un nuevo desafío a la hora de salir al aire y relacionarse con una audiencia cada vez más heterogénea. «Está el oyente de la radio pura y dura, como el que está en el auto o el que está laburando y escucha. Pero también está el que está cocinando y te escucha y de repente te mira por YouTube. Eso empezó a coexistir. Yo sé que le estoy hablando a alguien que solo me está escuchando, a alguien que me está escuchando y viendo, a alguien que me está escuchando y va a ir a ver por algo que acabo de decir. Eso lo tengo recontra presente cuando estoy hablando», sugiriendo que, más allá de las convenciones, el lugar del oyente sigue siendo clave en la ecuación.

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