6 de noviembre de 2024
Las plataformas como Luzu TV, Olga y Blender buscan nombres consagrados para atraer nuevas audiencias a su programación. La experiencia de Alejandro Dolina y Beto Casella.
Identidad intacta. Dolina afirma que su programa no cambia cuando lo emite Blender.
De la radio a la tele. De la tele a la radio. De la prensa gráfica al éter, o a la TV. De las redes sociales a la pantalla chica, y viceversa. Estos son algunos de los puentes que se dieron en los medios a lo largo de la historia. A medida que el sistema se renueva, transmuta, se amplía, nuevos vínculos aparecen para que los medios se retroalimenten con profesionales que provienen de orígenes distintos a los que arriban. El último estadío de esa alianza es el paso desde los medios tradicionales al streaming. Tras una primera etapa en la que streamear era solo para gente no pasteurizada por los medios, con otra lógica, agenda y lenguaje, en los últimos meses se percibe un vuelco de figuras consagradas de la radio y la TV hacia estos nuevos canales de comunicación. ¿Cómo se da esa fusión? ¿El nuevo formato audiovisual se adapta a las figuras o sucede al revés?
El mundo del streaming es la última novedad mediática. Surgido como sesiones en vivo en redes sociales, sin tiempos definidos ni estructura más que la capacidad del orador o del gamer, ese origen casero fue evolucionando. Aquellos pibes o pibas que anunciaban sesiones cuando «les pintaba» empezaron a fijar días y horarios de transmisión para cautivar masas. El aumento de la audiencia y el interés de los anunciantes llevaron a «profesionalizar» de a poco lo que era un «pasatiempo», con mejoras de equipamiento, inclusión de videos y renovación estética de las habitaciones desde las cuales transmitían. La popularidad que ganaron en las audiencias más jóvenes hizo que el sistema mediático comenzara paulatinamente a verlos con otros ojos.
Fue en ese momento en el que el stream dejó definitivamente la «adolescencia», con el lanzamiento de canales de YouTube con programación definida en continuado, estudios y estructura de producción y artística más cercana a la tradicional (Luzu TV, Olga, Blender, República Z, Gelatina, Bondi). Un esquema de emisión que la acercó a las señales históricas, que a su vez sumaban a sus propuestas la transmisión de los programas de radio vía YouTube, con un sistema de cámaras que acortaba la distancia entre ambos mundos. Así, aquello en lo que alguna vez Vorterix fue pionero, hoy es lo natural: con mayor o menor nivel de producción y sentido estético, todas las emisoras hacen un combo de radio y TV en el streaming (Urbana Play, Radio con vos, El destape y tantas otras). La radio fue asaltada por el streaming para poder llegar a lugares o públicos donde antes no alcanzaba.
Apto para todo público
En plena evolución, los canales de streaming comenzaron a convocar a profesionales de los «viejos medios». El primer paso fue sumar a columnistas especializados. El siguiente fue incorporar figuras de la vertiente «tradicional» para que conduzcan. Elizabeth Vernaci aterrizó en Olga TV con Generación dorada, acompañada por su partenaire histórico Humberto Tortonese. Incluso, hasta un clásico de la radio argentina como La venganza será terrible ya no solo se transmite todas las medianoches por su habitual emisora sino que ahora también se puede ver por stream: los lunes a las 23, Alejandro Dolina, Patricio Barton y Gillespi hacen de las suyas en Blender.
No son los únicos. Conductores como Beto Casella y Ángel De Brito se sumaron a Bondi Live con Onda Beto y Ángel Responde. En Luzu TV también apelaron a conductores de larga vida en radio y TV: Leandro Leunis (con años en FM 100 y conductor habitual de la pantalla chica) se sumó con Nada que no sepamos. Y hasta el mismísimo Silvio Soldán debutó en el stream con Feliz lunes por el canal Berretín. El arribo de figuras de la radio a las emisiones online permite que nuevas generaciones se acerquen a comunicadores con los que no se suelen topar en sus consumos diarios.
Otros tiempos. Para Casella, lo mejor del streaming es poder hablar largo y tendido.
«El concepto del streaming me parece fascinante», afirma Beto Casella. «Lo comparo con mis primeros años, cuando veía la tele y llegar ahí era un sueño imposible. Era inimaginado: solo accedía un puñado de personas, como Antonio Carrizo o Héctor Larrea. Hoy, un pibe se pone a transmitir con un telefonito y tiene su canal y su público», subraya. En su opinión, la tendencia actual obedece a que se está ingresando a una nueva fase en el desarrollo de los medios. «Hubo una primera etapa del streaming, donde hicieron punta los pibes que les hablaban a los pibes. Y me parece que va a venir una segunda de gente más grande para gente más grande», reflexiona.
Alejandro Dolina es una de las grandes voces de la radiofonía argentina. Este año, aceptó llevar La venganza será terrible al streaming una vez por semana. «Es lo mismo: somos tres tipos hablando», dispara, sin necesidad de impostar complejas estratégicas comunicacionales. «El mismo programa que hacemos hace años –explica– se emite por Blender, con idénticos sonidos, idénticas palabras. ¿Qué iba a cambiar si es la misma cosa? Es como si la radio cambiara de estudios y por eso debería modificar los contenidos. Eso es partir de un error: creer que Spotify es una cosa y la radio es otra y el streaming es otra. Siempre es un señor o una señora, sentado en una silla, que habla y otros, que no están allí, lo escuchan. ¡Es la radio! En todo caso, la radio se ha sustituido a sí misma».
Dolina considera que la mayor novedad, en cuanto a su programa, es el público. «Los oyentes de Blender son distintos a los de radio: ahí está el asunto. Uno canta las mismas canciones, hace los mismos silogismos, pero cambia el público, entonces hay algo que se modifica. Porque el camino que tiene que recorrer el poema para llegar a su destinatario, es otro, porque los destinatarios son otros. Y eso transforma al poema, porque se completa cuando alguien lo recibe y se conmueve; pero la modificación nos trasciende, está a cargo de los tipos nuevos que nos escuchan o nos ven».
En un medio del que nadie tiene muchas certezas y todo es prueba y error, Casella sostiene que «todos estamos experimentando y buscando qué hacer», aunque de algo está seguro: al no tener tandas comerciales ni un pasado al cual honrar, se trata de un espacio más flexible que el de los tradicionales. De hecho, los canales de streaming no necesitan licencias de comunicación y tienen menos obligaciones y regulaciones que la radio y la TV. «El streaming tiene tiempos que no te da la tele ni la radio», analiza. «Podés hablar largo y tendido sin que un productor te vuelva loco con la tanda. Eso es positivo, porque podés charlar y profundizar en temáticas o entrevistas. Porque pasa algo nuevo con el streaming: nadie sabe bien qué puede funcionar y qué no, entonces hay mucha libertad para hacer lo que uno quiera».
Entre las nuevas formas de comunicar que impuso el formato –cuya audiencia masiva es sub 35– y las figuras de medios tradicionales –cuya audiencia supera los 45 años–, una nueva simbiosis se da en el ecosistema mediático. Si se trata de un fenómeno pasajero o si se profundizará con el paso del tiempo, nadie lo sabe. Solo hay una cosa cierta: ningún medio reemplazará a otro. En todo caso, unos y otros se retroalimentarán. ¿O, acaso, alguien suponía hace 30 años que la radio iba a ceder a la dictadura de la imagen?