23 de junio de 2024
En poco tiempo, canales como Gelatina, Blender, Olga y Luzu pasaron de la periferia al centro de la agenda mediática. Redes sociales y figuras convocantes.
Hit. Rosemblat y sus coequipers la «pegaron» con la fábrica de jingles en Gelatina.
Foto: Captura de pantalla
Gelatina, Blender, Olga, Luzu. Hasta hace poco eran un postrecito, el nombre de una vecina y no mucho más. Pero en poquísimo tiempo se convirtieron en marcas que pesan en la agenda mediática nacional. Son canales de streaming: programas que se «emiten» a través de Internet, aunque siguen una lógica mucho más integral de la vida online y son distintos que las plataformas como Netflix, Apple TV, Disney+ o similares, que ofrecen contenido a cambio de suscripción paga.
Este año el libro de pases de una señal digital a otra provocó revuelos y hubo presentaciones estelares de la nueva programación. Nombres como Migue Granados, Pedro Rosemblat, Nati Jota, Guille Aquino o Tomás Rebord aparecen en cualquier conversación. Incluso figuras como Marcelo Tinelli se desesperan por tener un rato de «aire» digital.
Según un informe de Kantar IBOPE Media, al menos 9 de cada 10 argentinos accede a dos pantallas por día: la televisión y su celular. Casi el 80% además accede a tres pantallas (se suma aquí la computadora) y un tercio también tiene tablets. Si antes el segundo consumo mediático después de la TV era la radio, esto se desplazó hacia la costumbre de ver videos por YouTube. Y algo más de la mitad de los ¿usuarios? o ¿espectadores? ven contenidos en Instagram o Facebook. El streaming, pago o gratuito, alcanza al 60% de los argentinos que, en promedio, le dedican 5 horas 43 minutos por semana.
«La explosión de los canales de streaming se da por la convergencia de un conjunto de factores», plantea Agustín Espada, investigador del CONICET especializado en industrias culturales. Espada señala que, por un lado, la proliferación de pantallas en manos de las audiencias y las mejoras tecnológicas facilitan estas transmisiones. Pero por otro advierte que «la producción de televisión se ha vuelto muy básica y precaria». En este sentido, entiende que hubo un «descuido» de parte de los medios tradicionales respecto de las audiencias más jóvenes y sus nuevos códigos culturales.
Lejos de quienes auguraban su fracaso, como Mario Pergolini, o quienes veían el streaming como una mera «radio con cámara» (que es el modelo que adoptaron la mayoría de las radios comerciales del país), Espada observa una «profesionalización de la producción», un «aumento de la audiencia» y una creciente comprensión de los formatos. «Otra novedad de este año es que estamos viendo estos canales en algunas provincias y, hasta el año pasado, eso no sucedía», dice.
Escucho ofertas Galia Moldavsky y Aquino encabezan las mañanas de Blender.
Foto: Captura de pantalla
Contenidos digitales
«Pensamos Gelatina más como una creadora de contenidos digitales que como un medio de comunicación o incluso un canal de streaming», afirma Soledad Guarnaccia, productora general de la señal. Gelatina estuvo en boca de todos a fines de 2023, cuando uno de sus programas (Tres estrellas) la «pegó» con la fábrica de jingles en plena campaña electoral. De hecho, hay quienes le atribuyen a ese hit la remontada de Sergio Massa en la primera vuelta de las presidenciales.
Socio fundador y CEO de Blender, Diego Abatecola apunta en una línea similar. «En Blender hablamos de que tenemos un medio, no un canal de streaming», dice. Hay una lógica detrás de ese posicionamiento: a diferencia de los canales de TV y las radios tradicionales, que eran autosuficientes, estos nuevos medios operan como una hidra en la que el streaming es la cabeza central, pero luego se recortan clips para Tik Tok, Instagram, archivos de YouTube, X y más. Quizás a eso se deba también su lógica comunicacional: más gritona, más pendiente del latiguillo ingenioso y de su propia capacidad para viralizarse. El streaming es el lenguaje de la audiencia de redes sociales.
«La digitalidad trae diferencias muy significativas respecto a los medios tradicionales», explica Guarnaccia. «Tal vez la más relevante sea la interacción con la comunidad, tanto a través del chat en vivo como de las distintas redes en que circulan los contenidos que se producen en un stream. Ese intercambio es determinante porque ya que no se trata de una audiencia de oyentes o espectadores, sino que responde a la idea de una comunidad de seguidores que interactúa de manera más directa y participativa».
Ese público, además, se comporta de forma muy distinta. A veces ni siquiera ve el canal de streaming, pero sí sigue todos sus productos derivados o paralelos, advierte la productora. Un informe de The Data Trip da cuenta de que ese aspecto es clave a la hora de evaluar las plataformas. Luzu.tv, por caso, tiene una base de seguidores muy amplia (1.4 millones), pero son muy poco participativos (apenas 0,19% de interacciones con su contenido). En el otro extremo, Blender tiene apenas 282.000 seguidores, pero su tasa de interacción es del 0,34%. Y más no es mejor: la radio Urbana Play publica muchísimo más contenido online, pero casi no genera interacciones.
Abatecola detalla que un canal de streaming también supone tener en cuenta múltiples producciones paralelas de contenido. «Nosotros tenemos productos diferenciados por plataforma, contenido on demand producido para YouTube que no se desarrolla con la lógica del streaming en vivo, ni tiene el mismo estudio. Hay una agenda para cada plataforma de redes que no está relacionada con lo que sale en el canal», explica el fundador de Blender.
Más allá de que ambos reconocen que el nuevo medio está aún en desarrollo y que queda mucho por aprender, nadie duda de que se instalarán en el ecosistema mediático, del mismo modo que supieron hacerlo los podcasts. Para Espada, lo que sigue en el camino es un proceso de consolidación donde sobrevivirán los más comercialmente estables, más allá de que aparezcan nuevas propuestas. «Es un contenido que llegó para quedarse», afirma el investigador. «No sé si con programaciones tan grandes como hoy, pero el streaming en vivo, de la pandemia para acá, está consolidado como espacio de consumo y va a quedar firme porque responde a muchas necesidades, a la forma de circulación y de viralización de contenidos en redes sociales».