Cultura | 95° ENTREGA DE LOS OSCAR

La tercera que no fue

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Emiliano Basile

A pesar de la expectativa, Argentina, 1985 perdió frente a la alemana Sin novedad en el frente en el rubro Mejor Película Internacional. Todos los ganadores.

Estatuillas doradas. Los directores de la multipremiada Todo en todas partes…, los representantes de Sin novedad en el frente y de Argentina, 1985. (Fotos: NA/Télam)

No hubo lectura de sobre equivocado ni golpe de un nominado a un anunciador en la 95º entrega de los premios Oscar, organizada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que tuvo lugar en el Dolby Theatre de Los Ángeles. Fue una ceremonia previsible que, además, dejó sin festejo a los argentinos, deseosos de que Argentina, 1985, la película dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Ricardo Darín, pudiera quedarse con el tercer Oscar en representación del país.
La gran triunfadora de la noche fue Todo en todas partes al mismo tiempo con 7 estatuillas. El film de Daniel Scheinert y Daniel Kwan, producido por la siempre interesante A24, llegó a la gala con 11 nominaciones y ganó en las categorías de Mejor Película, Mejor Actor de Reparto (Ke Huy Quan), Mejor Actriz de Reparto (Jamie Lee Curtis), Mejor Actriz (Michelle Yeoh), Mejor Director (Scheinert y Kwan), Mejor Guion Original (Scheinert y Kwan) y Mejor Montaje (Paul Rogers). Se trata de una apuesta osada que supo combinar los multiversos fantásticos con la historia de una familia de inmigrantes asiáticos que maneja un lavadero de ropa y aspira a concretar el sueño americano. Con ella la academia de Hollywood premia una película histriónica, innovadora desde la forma y que supo conquistar nuevas audiencias.
«Los dos responsables de traer de vuelta al público al cine no vinieron al cine», dijo con ironía el presentador Jimmy Kimmel en referencia a Tom Cruise (Top Gun: Maverick) y James Cameron (Avatar: El camino del agua), ausentes en la ceremonia cuyas películas fueron distinguidas en los rubros Mejor Sonido y Mejores Efectos Visuales, respectivamente. Por su parte, Brendan Fraser obtuvo el Oscar a Mejor Actor por La ballena, tal como anunciaban todos los pronósticos. La producción india RRR se quedó con la distinción a la Mejor Canción Original por «Naatu Naatu», mientras que Sarah Poley ganó el Oscar al Mejor Guion Adaptado por Ellas hablan y el mexicano Guillermo del Toro a la Mejor Película Animada por Pinocho.

Guiños ambiguos
La segunda película en cantidad de estatuillas obtenidas fue Sin novedad en el frente, que sumó cuatro. La producción alemana que compitió con Argentina, 1985 en el rubro Mejor Película Internacional, ganó en ese caso y además los premios a Mejor Dirección de Fotografía (James Friend), Mejor Diseño de Producción (Christian M. Goldbeck y Ernestine Hipper) y Mejor Banda Sonora (Volker Bertelmann). La tercera adaptación (primera de producción germana) de la novela de 1929 de Erich Maria Remarque retrata el calvario vivido por una generación de jóvenes reclutas en el campo de batalla, mientras los burócratas discuten el destino de sus naciones en la comodidad de sus despachos.
El film de Edward Berger llegó a la ceremonia con 9 nominaciones y parecía inevitable su triunfo frente a la producción encabezada por Mitre. Pero al ver que Antonio Banderas y Salma Hayek Pinault, dos reconocidos actores hispanos, subían al escenario para anunciar al ganador, las expectativas por ganar la tercera estatuilla volvieron a estar intactas entre los argentinos. Finalmente fue un amague, un chiste de mal gusto, el mismo que sufrió Steven Spielberg nominado por Los Fabelmans al ver que Harrison Ford, su amigo y compañero en Indiana Jones, subía al escenario para anunciar el premio a la Mejor Película que se llevó finalmente Todo en todas partes al mismo tiempo.
La película sobre el Juicio a las Juntas era la única latinoamericana de una terna plagada de producciones europeas que tenía junto a Sin novedad en el frente a Close (Bélgica), The Quiet Girl (Irlanda) y EO (Polonia). Sin embargo, su gran recorrido internacional generó un clima favorable hasta esta nonagésima quinta entrega de los Oscar. El camino comenzó en Venecia (donde fue estrenada internacionalmente), siguió en San Sebastián (obtuvo el premio del público), fue bien recibida en su estreno en Estados Unidos por el público y la crítica, ganó el Globo de Oro (Mejor Película de Habla no Inglesa), el Premio Goya (Mejor Película Iberoamericana) y el Satellite Awards (otorgados por la Academia Internacional de Prensa). 
«La moneda está en el aire y hay que esperar que caiga», dijo Darín en la alfombra roja. Pero el Oscar es también un premio político. Quizás el mejor ejemplo sea la estatuilla otorgada al tendencioso documental de la CNN sobre el opositor ruso Navalny: esa decisión refleja una postura política de la Academia frente a la guerra en Ucrania.
El productor Axel Kuschevatzky recordó la importancia del tema tratado por la película argentina, un factor que trasciende al premio. Y Darín añadió que «el enfoque de la película es profundamente humanista, habla de lo que les pasa a las personas que tuvieron ese desafío, y además recuerda a todas las otras personas, que sufrieron; hoy, en medio de toda esta algarabía, no nos olvidamos de ellos».

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