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Literatura al sur

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La producción de la ciudad bonaerense en el campo de las letras alcanza una intensidad que trasciende el marco local y entabla un particular diálogo con su equivalente porteña. Escritores y editores analizan los rasgos principales de esta singular corriente creativa.

En verso. Las poetas Iannamico y Gouiric.

Ninguna persona que yo conozca ha dicho jamás nada bueno de Bahía Blanca, y fue por eso que la elegí como destino». Así comienza Bahía Blanca, la novela de Martín Kohan. Y podríamos decir que se trata de un hombre buscando la esencia de un territorio. ¿Es posible encontrarlo? Las ciudades como espacio de aventuras muchas veces son las verdaderas protagonistas de la historia. «La concebí como una novela de amor, de la plenitud de una pasión. Y me impulsó también mi fascinación con Bahía Blanca: para mí es más que el escenario de la novela, es su heroína», explica el autor. «En cuanto a las repercusiones que suscitó el libro, di con algunas lecturas que, confundiendo referencialidad con realismo, lo abordaron como si se tratara de una guía de turismo o una crónica urbana. Por suerte, hubo otras lecturas que la abordaron como literatura, como un hecho de ficción, una construcción narrativa, un dispositivo imaginario».  
Ahora bien, ¿qué relación tiene esta ciudad con Buenos Aires? Ahí hay un interrogante que se plantea de manera natural, ya que los vínculos literarios se establecieron desde hace tiempo y se volvieron un tráfico interesante en los dos sentidos. Gustavo López es curador de arte y editor de una de las editoriales de poesía más importantes de los últimos años: Vox. Vivió en Bahía Blanca toda su vida y dice que ve relaciones de todo tipo. «Desde comienzos de los 90 se fue dando un ir y venir de poetas, libros, lecturas y asados entre ambas ciudades. Se dio un fluir constante de poetas porteños y de otras ciudades que vinieron a Bahía Blanca y establecieron vínculos con la escena local, pero también crearon conexiones fuertes los libros que se escribieron por aquellos años y que llamaron la atención de muchísimos lectores, medios y críticos. Esto último creo que fue el combustible de todo este movimiento de relaciones sociales y literarias, y en ese sentido fue una enorme suerte para la ciudad contar con el trabajo de esos poetas que desde los 80 estaban con mucha concentración escribiendo y moviendo el avispero, como Roberta Iannamico, Seba Morfes, Caro Pellejero y Lucía Bianco».

Textos de resistencia
La lista de exponentes locales que lograron trascender la geografía local es extensa: va de un escritor con trayectoria como Luis Sagasti, que publicó recientemente Una ofrenda musical, a nuevos valores como Sonia Budassi y Valeria Tentoni. También se podría incluir en el repaso a la poeta Mariela Gouiric, autora de Un método del mundo, editado por Blatt & Ríos. «Nací en Bahía y viví hasta mis 25, pero mi poesía prosperó en Buenos Aires», cuenta Gouiric. Menciona a Vox, «que edita poesía, publica poetas que viven en Buenos Aires y las presentaciones se hacen acá en la porteñada y otras veces allá. Eso teje cableados de literatura entre ambas ciudades. Cuando decís que sos de la ciudad Blanca no solo están las que se agarran una teta para no recibir la mala energía que le adjudican a la ciudad, conocida por su ultraderecha hecha cuerpo en las bases militares y en su diario La Nueva Provincia. Están también las personas que te preguntan: ¿pero qué tienen los bahienses que son tan buenos poetas? A mí me gusta decir que sí, que una ciudad con tanto aparato represivo, desolación y cabeza ultraderecha, produce depresión pero también alimenta una de las formas más hermosas de resistencia, como la poesía».

Novela. El escenario de ficción de Kohan.

Y desde Bahía, ¿cómo se ve Buenos Aires? «Los provincianos tenemos la costumbre de cacarear en contra de la gravedad y peso de la capital, pero en verdad siempre sentimos apoyo y recibimiento grato de parte del pequeño mundo de la poesía», dice Gustavo López. «Nuestro proyecto se construyó en vínculo directo o solapado con otros proyectos surgidos en aquellos años, la mayoría de Buenos Aires, que fueron fundamentales para nuestro trabajo. Así fue siempre: fraternidad e intercambio»

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