26 de enero de 2022
Con su notable vigencia a cuestas, la saga familiar de los Corleone se prepara para volver a los cines en una versión restaurada a medio siglo de su estreno.
Clásico. Marlon Brando en su célebre interpretación de Vito Corleone, en la primera entrega de la trilogía.
Cuando en 1992 Casablanca cumplió medio siglo, parecía un veterano querido, jamás olvidado, pero perteneciente al pasado. Será porque reflejaba otro orden global, porque casi todas sus estrellas habían muerto o por su pregnante fotografía en blanco y negro. Algo distinto parece ocurrir ahora que El Padrino cumple 50 años, y es inevitable, en medio de los múltiples reestrenos con los que será homenajeada, preguntarse por la razón de su brutal vigencia. Se debe a que es una obra maestra, por supuesto, pero hay algo más profundo, acaso insondable. Una fuerza que la vuelve una película de una modernidad imbatible.
Basada en una novela de Mario Puzo publicada tres años antes del estreno y que Paramount había comprado cuando aún no estaba editada y que fue rechazada por varios directores que sentían que no daba la época para hacer «otra de gángsters», es probable que su vitalidad, su condición de clásico perfectamente vivo se deba menos a la cantidad de frases y expresiones que ha colado en el habla (la de la oferta, sí, la de los canoli, la propia expresión «padrino») que a un eje moral de su propuesta narrativa. El Padrino cuenta, de algún modo, el inicio de un mundo que hoy nos define.
El declive de los Corleone y la guerra declarada por las otras familias comienza cuando Vito se niega a entrar en el negocio pujante del narcotráfico, tanto menos «inocente» y, ejem, familiero que las apuestas y la prostitución. La droga llegó para pudrirnos, generó un mundo sin códigos. Al Pacino (es decir Michael Corleone, el sucesor reticente que termina quedándose con el trono) interpretaba significativamente, poco más de una década después, una relectura de Scarface con Tony Montana, el ícono de la nueva mafia, hundido en una montaña de cocaína.
Para el italoamericano Tom Santopietro, autor del libro The Godfather Effect (2012), el film dirigido por Francis Ford Coppola rompió con los estereotipos hollywoodenses de la representación del italoamericano, pero lo que ha garantizado su perdurabilidad (y la identificación del público) es que se trata, antes que de una historia sobre la mafia, de una saga familiar. «Esto está perfectamente encapsulado en la escena en la que Vito le dice a Michael en el jardín de la casa: “Yo nunca quise esto para vos. Yo quería que fueras el senador Corleone”. Le está transfiriendo el poder de la mafia, pero uno ni siquiera recuerda de qué trata esa escena, solo que es un padre expresando su amor por su hijo y viceversa».
En todo caso, El Padrino seguirá interpretándose y citándose por décadas. Así como fue festejada y reexaminada al cumplir 25 años con copias restauradas, por estos días arrancan las celebraciones por las cinco décadas. La primera película, que tuvo su premiere neoyorquina a mediados de marzo de 1972 y recorrió el mundo a partir de agosto de ese año, tendrá un reestreno en salas a fines de febrero en copias digitales de última generación (4K Ultra HD). Y también se sumará una serie, The Offer («la oferta»), que cuenta el detrás de escena de su dificultosa producción, y que podrá verse por Paramount+ a fines de abril.
La restauración de las tres películas de la saga, que estuvo a cargo de Paramount y de American Zoetrope (la productora de Coppola y George Lucas), requirió –se ha anunciado con una épica a la medida del homenajeado– la inspección y el escaneo de más de 300 cajas de rollos de película en busca de la mejor resolución posible para cada fotograma; más de 4.000 horas de reparación de manchas y rasgaduras sobre el negativo; y una rigurosa corrección de color «que respetara la visión original de su director de fotografía, Gordon Willis».
Aunque Coppola siempre ha dicho que de algún modo El Padrino arruinó la carrera que tenía planeada para sí mismo –una hecha de films originales, independientes, más parecida a sus primeras, no tan redituables obras previas a su clásico del 72–, días atrás declaró estar «muy orgulloso de esta película que definió el primer tercio de mi vida creativa» y, «con este tributo, especialmente orgulloso de El Padrino de Mario Puzo, ya que en el reestreno se incluirá Coda: The Death of Michael Corleone, que captura la visión original que tuvimos Mario y yo para concluir nuestra trilogía épica».
¿Y qué se sabe sobre la serie The Offer? No tanto por ahora. Que cuenta las que debió pasar Albert Ruddy, el productor de la película (interpretado por Miles Teller), que hoy tiene 91 años y sigue en actividad: hace década y pico ganó nuevamente el Oscar por Million Dollar Baby y el año pasado estrenó la última de Eastwood, Cry Macho. Son diez episodios en los que el inglés Matthew Goode hará del legendario productor Robert Evans, Dan Fogler de Coppola y Patrick Gallo de Puzo. Y, si uno sigue la infinidad de documentales y material bibliográfico producido en torno a esta obra, seguramente habrá de contar la falta de fe del estudio en el joven Coppola, la negativa inicial a contratar a Brando y a Pacino y los no pocos encuentros con la mafia verdadera a la que no le causaba, en principio, tanta gracia un retrato que fuera desfavorable. En definitiva, siempre hay alguna excusa nueva para volver a El Padrino.