12 de abril de 2025
La primera entrega de galardones a los exponentes contemporáneos del género se llevó a cabo en el Centro Cultural de la Cooperación. Los mejores discos de 2024 en doce categorías.

Cantora. Lidia Borda fue una de las principales ganadoras de la velada con su disco La noche.
Foto: Ricardo Valenzuela/ Prensa
«Lo nuestro ya pasó, lo importante es que la gente joven haga cosas nuevas. Este premio hacía falta y me siento muy honrado de que me hayan invitado. Espero que esto dure muchos años», dijo el músico y referente Víctor Lavallén en la ceremonia de apertura de los Premios Tango Siglo XXI. La primera edición de la entrega de galardones se llevó a cabo el miércoles 9 en el Centro Cultural de la Cooperación, un lugar vinculado a los nuevos exponentes del género. El circuito de esta música de tradición porteña y popular llenó la sala y aplaudió a cada uno de los ganadores y homenajeados.
Un jurado conformado por periodistas y productores del rubro escuchó durante todo el verano más de 107 discos de nuevo tango lanzados durante 2024. A partir de allí se conformaron doce categorías con, al menos, tres álbumes cada una. Hubo algunas, como la de «Disco orquesta instrumental», que tuvieron cuatro postulados. Los tres grandes ganadores de la noche fueron Noelia Sinkunas, por Unión y perseverancia, elegido como el Mejor disco solista instrumental (también fue distinguida por Costero criollo, grabado junto a Milagros Caliva, como Disco grupo de cámara instrumental); Astillero, que con su Noche random se impuso en la terna de Tango nuevas tendencias; y Lidia Borda, que ganó en el apartado Disco cantora con La noche.
Sinkunas, que se encuentra de gira por Europa, no pudo asistir a la velada.
«Si esta no es la segunda edad dorada del tango, ¿entonces cuál es?», plantearon los músicos de Astillero cuando llegó su turno de subir al escenario. La agrupación, que tiene más de 20 años de desarrollo y a Julián Peralta como capitán del equipo, despliega en Noche random un sonido posible para esta Ciudad de Buenos Aires y sus oscuridades. En el caso de Lidia Borda, pilar fundamental de la escena tanguera contemporánea, solo posó su mirada de cristal sobre el reconocimiento y dijo: «Siempre es raro recibir premios».
Protagonismo femenino
Los otros galardonados de la noche fueron Ramiro Boero Orquesta por Neotípico como Mejor disco orquesta instrumental; el Sexteto fantasma por La inevitable tentación de ir a contramano en la categoría Tango canción; Piraña por Chafalonía en Tango criollo; Tango Bardo por D’Arienzo anticrisis en Tango milonguero; Hernán Jacinto Trío por Gardel en Tango fusión; Narcotango por Anarcolonga en Electrotango; Gisela Magri por Tangotrópikas en EP Obras originales; y Olalla/Guyot/Gignoli por L’art del tango vol. 1 en EP Obras clásicas/versiones. En algunas de estas ternas se pudo divisar el crecimiento y la presencia de las mujeres en el género.
Además de los ganadores de las doce categorías en disputa, la organización de Tango Siglo XXI otorgó tres menciones especiales a la trayectoria y el aporte de personalidades e instituciones. Estos galardones fueron para el legendario bandoneonista Víctor Lavallén, padrino además de los Premios; para la bailarina Mariana Docampo, referente indispensable del tango queer; y para la «uni del tango», el Centro de Estudios del Tango de Buenos Aires (CETBA).
Además de un importante número de artistas, alrededor del Nuevo Tango también se gestaron medios y actores culturales que le dieron entidad a un nuevo foco de la música popular argentina. En ese sentido, la ceremonia estuvo partida en dos porque hubo un momento para la producción audiovisual. «Hoy lo visual es muy fuerte para cualquier circuito», dijo el periodista Andrés Valenzuela, uno de los organizadores del evento. Y por la pantalla de la sala se pudo apreciar un mix de videoclips y registros de grabaciones de algunos de los nominados. Astillero y la Fernández Fierro, por ejemplo, cuentan hasta con un documental sobre la grabación de sus respectivos trabajos.
Para Alejandro Guyot, otro de los ganadores de la noche, no se trata de «una lengua muerta, no estamos copiando y pegando, estamos haciendo la nuestra. En la biografía de Miles David hay un texto que me gusta: da el ejemplo de que si choca un auto en Nueva York en 1929 y otro en 1960 el sonido es totalmente distinto porque todo es distinto, el contexto completo. Eso nos sirve a nosotros para pensar que la ciudad de hoy no es la misma que la de las décadas anteriores».
En medio de la quinta fila hay un músico con una remera de Slayer y un bandoneón sobre las piernas. Tiene barba larga y las sienes rapadas a cero. En un momento estira su brazo sobre el respaldo de la butaca y se le ve un anillo de calavaera. No importa el nombre, lo que refleja esa imagen es el tango argentino actual. Una nueva generación de artistas que rompió con el fantasma de Piazzolla y con el formol estético y dijo presente en el siglo XXI. Ese desarrollo ya tiene más de 25 años de ruedo y ahora también cuenta con premios propios.