Cultura

Nuevas sintonías

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El panorama de las emisoras tradicionales cambió de manera radical con la irrupción de la Web. Transmisiones y señales online y redes sociales moldean los hábitos actuales de la audiencia. Podcasts, programaciones temáticas y otros formatos recientes.

Diversidad. Vorterix, Radio Madre y las emisoras Posta.fm y Radio Caff.

 

Poné la radio», pide alguien en la oficina. Y el otro no se levanta de su escritorio: le alcanza con abrir una pestaña nueva en su navegador de Internet, tipear una dirección y listo. Hay un aparato radiofónico virtual ahí, otro en su celular y también en su tablet. ¿El sintonizador de frecuencias tradicional? Ya fue. Seguro, todavía hay quien lo usa, pero lo cierto es que la llegada de las emisoras de radio tradicionales a la Web y, sobre todo, la aparición de nuevas señales online, le insufló nueva vida al medio. Y, de paso, cambió toda su lógica.
En la actualidad ya no hay un único modo de escuchar radio, ni de hacerla. Es cierto que las más visibles siguen siendo las antenas convencionales: son el paradigma con el cual se formaron muchos de los comunicadores actuales y siguen marcando su cuota de agenda. Pero la oferta va mucho más allá. Por un lado, esas mismas radios transmiten su voz y su imagen vía Internet. También hay emisoras nuevas que son netamente digitales y que adaptan el modelo tradicional a los nuevos usos de las redes sociales. Y además están todas las «radios» que exploran otros modelos posibles: las de microcontenidos, las temáticas, los podcasts (u on demand), los archivos de «recortes» radiofónicos y hasta de licencias de propiedad intelectual nuevas, pensadas para compartirse e insertarse en otros medios.

 

Contenidos puntuales
Cuando se investiga quiénes son los responsables de estos nuevos espacios, salta a la vista que casi todos vienen del medio tradicional y que este, por un motivo u otro, les resultó insuficiente. Mario Pergolini explicó en una entrevista publicada por Ámbito Financiero que un producto como Vorterix es «mucho más que una radio» y, además, reconocía que no mide «casi nada» en término de rating. La clave, destacaba, pasa por Internet y por las posibilidades de montar y vender contenidos puntuales. «Esa radio en la que yo me formé ya no existe, de hecho no hay menores de 24 años que escuchen radio y siguen haciendo una radio como si esos pibes existieran. Hoy en día, ¿quién se pone a escuchar la radio esperando el tema que le gusta? Nadie, porque esa ansiedad te la saca rápidamente el celular», concluía entonces el conductor y empresario. Para él, su competencia no es Aspen ni la vieja Rock & Pop, sino Facebook, Google, YouTube, las grandes plataformas online de entretenimiento.
«La radio es el medio que peor se adaptó y que más obstáculos encuentra a las nuevas formas de consumo: la gente no necesariamente prende la radio en la oficina, ni quiere “ver qué hay”, ni quiere escuchar linealmente», considera Luciano Banchero, alma mater de Posta.fm, un portal radial pensado con el formato de podcasts, donde cada oyente descarga el programa que le atrae para escuchar como y cuando lo desea. «Algunas radios ni se hicieron cargo de este nuevo tipo de oyente, otras no van más allá de implementar la tecnología mínima de poner en streaming lo que sale al aire, algunos recortan una nota y la suben, pero casi ninguna aprovecha y produce contenido original para Internet», analiza.
En la radio tradicional, si uno se perdió una declaración resonante o alguna noticia, tiene que esperar a que aparezca en el siguiente panorama informativo. Algo que revela la importancia de este emergente del que habla Banchero es el portal RadioCut.fm, que permite «escuchar programas de radio de hace horas o de hace días» y que se destaca por ofrecer «recortes» (muchas veces aportes de los propios oyentes) de los momentos más destacados del día en las señales tradicionales.

 

Radiolexia es una emisora puramente online. Su responsable, Matías Gómez, cuenta de su anhelo adolescente de tener una antena propia. Los costos de montar una FM o una AM a la manera convencional siempre le resultaron prohibitivos, hasta que apareció Internet. «Estudié carreras acordes, pasé por distintas radios y vi los errores que se cometían. Salir online por un lado te ofrece ventajas en cuanto a la diversidad del público al que podés acceder, y también cierta especificidad», destaca. Gracias a la Web, el público puede llegar desde cualquier lugar del mundo y, a la vez, se puede organizar una grilla temática que impacte sobre una audiencia considerable.
En este sentido, la experiencia de Radio CAFF es notable. Esta señal online deriva del Club Atlético Fernández Fierro, el espacio musical de la Orquesta Típica Fernández Fierro, una de las bandas insignias de la nueva corriente del género. El tango del siglo XXI atraviesa la programación las 24 horas. «Nuestro universo de oyentes es mitad argentinos y mitad del exterior. ¡Vaya uno a saber si son argentinos o no!», comenta Germán Marcos, su director. Marcos también forma parte del programa Fractura expuesta, en la AM de las Madres de Plaza de Mayo, así que conoce bien la diferencia de funcionamiento entre un medio y otro. «Lo cierto es que cuando la Fernández Fierro se va de gira, la radio levanta la audiencia en ese país», apunta.
A diferencia de otras radios online, que se limitan al mercado hispanohablante y, como mucho, se atreven a tirar algunas líneas a Latinoamérica y España, Radio CAFF se asume plenamente como medio global, a sabiendas de que el tango la hermana con milongueros de todo el mundo. «Es una particularidad y, para satisfacer a todos, viene el concepto de microrradio», desarrolla Marcos. «Son contenidos cortos, donde nadie se queda afuera porque no entiende el idioma, incluso nosotros, cuando suenan contenidos en alemán, francés o inglés, que también tenemos». El parámetro, señala, es «la duración de una canción llevado a todo lo demás».

 

Espacio interactivo
Agustín Tealdo, director de la escuela de radio ETER, considera que «la transmisión por Internet permitió otras dinámicas, además de incorporar a los programas tradicionales historias de otros lugares. La cobertura de temas internacionales es más rápida, porque hay oyentes ahí donde pasan cosas que pueden contarlo», completa. Esta interacción con el usuario es parte de la revolución que atraviesa el medio. «Hoy el oyente te corrige, es casi un asistente de producción», agrega Tealdo.
Si en el universo de los videojuegos el celular impuso el género de los juegos de ocasión, de esos que se usan en los tiempos muertos de la oficina o en el transporte público; si Twitter es el microblog y la línea de tiempo de Facebook permite pasar rápido de lo que no interesa, otro tanto sucede con la radio online, que cubre huecos preprogramados (como los podcasts) o se cuela en esos ratos libres.
Lucas Ribaudo hace poco «abrió» su propia radio online, Palabrotas, dedicada a los adultos mayores. «Trabajo en medios hace varios años y soy docente hace seis en Radio TEA y en Eter, y con Ricardo Iacub teníamos hace rato la idea de armar un programa del tema, que no tenía lugar en las radios tradicionales, que están buscando al famoso para que se comercialice rápido», cuenta. «Al principio pensaba la radio como un banco sonoro», confiesa. «Ahora es mucho más que eso, porque la “radio” en rigor son un montón de secciones descargables, que pueden incorporarse a otros podcasts y a otras señales».
Las especificidades temáticas también habilitan nuevas formas de pensar la publicidad. «Nuestro concepto es presentar a Posta como la radio que llega a la audiencia que las radios tradicionales perdieron», explica Banchero. Se refiere a los millennials, los principales usuarios de redes sociales. «En un punto estoy hablando de mí cuando tuve la inquietud de dónde escuchar cosas que me interesaran. Nosotros tenemos unos 20.000 oyentes mensuales, poco para los parámetros tradicionales, pero sabemos no solo cuántos son, sino quiénes son y ofrecemos un contenido mucho más específico; para un anunciante es importante: imaginate que a una marca tecnológica seguramente le interesa más pautar en un podcast temático que en un magazine con 50.000 escuchas».

Señal. AM 750 y FM Metro, cuando la radio es escuchada vía celular.

 

«Internet amplió la oferta: si querés escuchar un programa de reggae ahora, buscás y encontrás un podcast de un tipo que seguramente sabe muchísimo del tema», acota Tealdo. Claro que todavía es un espacio en construcción. «A las más independientes les cuesta instalarse como alternativa», advierte Banchero. «En general tienen dos problemas: uno con el modelo de negocio y otro con su criterio artístico». En realidad, plantea Banchero, ambas cosas van de la mano. «Como es algo chico y con poca audiencia, no siempre alcanza para vender publicidad. Entonces se alquila el espacio a quienes quieren tener un programa y el único criterio es quién puede pagar el espacio. Y ahí, más que una radio, es un conjunto de programas», opina. En este sentido, vendrían a remedar el espacio que otrora ocupaban las pequeñas radios barriales.
El medio digital es muy dinámico. Las mejores propuestas se sostienen, encuentran los espacios más apropiados y apuntalan los proyectos con mejor recepción. En este proceso de fragmentación y recomposición, no sorprenderá ver, en poco tiempo, la consolidación de radios online que rivalicen, y hasta superen, a las señales de siempre.

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