Cultura | NEWMAN, BASADO EN HECHOS REALES

Palabra de buitre

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Osvaldo Aguirre

El abogado de Elliott Management, el fondo que litigó contra el país durante el kirchnerismo y cobró su deuda cuando asumió Macri, publicó una novela que revela aspectos de aquel conflicto.

Newman. Tras embolsar 70 millones de dólares por el pago del Gobierno de Macri a Elliott se inspiró para escribir.

Foto: Captura

Una novela habilita un margen de libertad mayor que una crónica y permite llegar a un público más amplio. Pero la ficción aumenta de valor si está basada en hechos reales, según los criterios de la industria global del entretenimiento. El abogado Jay Newman reunía los requisitos en base a su experiencia personal: una trayectoria de cuarenta años en las finanzas internacionales y su protagonismo en los reclamos del fondo buitre Elliott Management contra la Argentina respaldaron la historia que cuenta en Undermoney, su primer libro.

Undermoney fue publicada en 2022 por Scribner, una editorial del poderoso grupo Simon & Schuster. A pesar de la campaña de prensa, la repercusión de la novela no obedece a sus méritos como tal sino a una investigación del Departamento de Justicia estadounidense sobre Newman y el exagente de inteligencia israelí Amit Forlit, por acciones de espionaje ilegal para lograr el pago de títulos de la deuda soberana de la Argentina en default.

Newman se inició en Lehman Brothers, célebre por su quiebra fraudulenta en 2008. En la década de 1980, cuando el colapso era inimaginable, inauguró «una de las primeras mesas de negociación de préstamos» de la compañía, según recuerda en un podcast publicado el 19 de marzo pasado. El reconocimiento y las sospechas que lo rodean provienen de su desempeño en Elliott Management, el fondo buitre de Paul Singer, al que ingresó como abogado en 1996.

Socio principal y gerente de la firma, Newman se especializó en el negocio de los fondos buitres: la compra de deuda soberana de países de Asia, Europa del Este, América Latina y África, por centavos de dólar, y el reclamo posterior ante tribunales de Londres o Nueva York para el cobro multiplicado de los títulos. En el caso de Argentina, después de batallar contra las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Elliott Management logró en 2016 que el entonces presidente Mauricio Macri acordara el pago de 2.400 millones de dólares por la deuda en default.


Ganancia extraordinaria
El éxito alcanzado sobre la Argentina es una especie de trofeo que Newman exhibe en cada aparición pública. El abogado obtuvo entonces 70 millones de dólares por sus oficios y decidió convertirse en escritor. El acuerdo con el Gobierno de Macri implicó una ganancia que multiplicó entre 10 y 15 veces la inversión original del fondo buitre. «Legendario gestor de fondos de cobertura», «mago de Wall Street», son algunos de los títulos celebratorios de maniobras que, según se investiga, incluyeron el hackeo de dispositivos personales y el espionaje de funcionarios de los Gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Undermoney (literalmente, «falta de dinero») está protagonizado por un grupo secreto de militares estadounidenses que se apropia de 2.400 millones de dólares –curiosamente, el mismo monto despojado a la Argentina por Elliott Management– y, a través de un fondo buitre, utiliza el dinero para financiar la campaña electoral a la presidencia de uno de sus integrantes. La conspiración recurre a tareas de inteligencia y espionaje para imponerse ante otros competidores.

Singer. El abogado de su fondo se queja porque no fue posible negociar con Néstor y Cristina Kirchner.

Foto: World Economic Forum

El marketing de la novela puso el acento en «la profunda experiencia» de Newman como litigante de fondos buitre. «Jay Newman pasó cuatro décadas en los escalones más altos de las finanzas globales. Conocía a todos los actores y había visto lo que hacían para ganar dinero, cómo lo gastaban y cómo lo ocultaban, y el poder político que esas sumas les conferían», destacó el editor Colin Harrison.

Newman explicó elípticamente el título de la novela. «Uno de mis hijos se hizo amigo de un japonés que visitó Nueva York con planes para abrir un restaurante –contó en una entrevista–. Le pregunté si el proceso era diferente en Tokio. Él se rio y sacudió la cabeza. Se frotó el pulgar contra el índice y el medio –el signo universal del dinero–, hizo un gesto debajo de la mesa y escupió una palabra: Undermoney». El editor Harrison interpreta que la palabra «designa el lucro secreto y oscuro para cometer actos oscuros y secretos».


Manual de estilo
Sin embargo, Newman define a sus personajes como «patriotas que se dan cuenta de que pueden utilizar un fondo de cobertura como un vehículo para intentar arreglar las cosas y corregir lo que está mal en el mundo». El antagonista de semejantes héroes es un mercenario vinculado con el presidente ruso Vladímir Putin, que para mayor deshonra es seducido y abandonado por una agente de la CIA. Si bien, aclara el autor, «existe una búsqueda obstinada de fines que los ciega a los horrores de sus medios», los ideales estadounidenses redimen a los protagonistas, quienes llegan a preguntarse «si sus objetivos finales valen el costo de sacrificar despiadadamente no solo unas pocas, sino potencialmente muchas vidas humanas».

Newman sostiene que «las personas más ricas del planeta son criminales y líderes de países», pero se refiere a Rusia, China e Irán. En un artículo escrito para The Wall Street Journal en septiembre de 2017 y que acaba de repostear en su cuenta de la red X, planteó el problema de la corrupción y puso como ejemplo a Lula Da Silva, Dilma Rousseff y las denuncias de la revista Forbes contra la hija del presidente angoleño José Eduardo dos Santos (fallecido en 2022). En su visión, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son organismos que «financian» a los países endeudados y los perjudicados son los estadounidenses que pagan impuestos.

En el podcast publicado por el sitio Slate.com (https://slate.com/podcasts/slate-money/2024/03/argentina-owed-billions-in-debt-money-hedge-fund-manager-jay-newman-helped-force-them-to-pay), Newman se queja de que «los acreedores» de Argentina hayan sido tachados como «buitres» y afirma que fueron «chivos expiatorios» de la crisis económica del país. «No hubo ninguna posibilidad de negociar realmente con los Gobiernos de Kirchner, Néstor y Cristina», agrega.

Newman también explicita parte de la estrategia con la que el fondo de Singer litigó contra la Argentina. «Los jueces son personas y hay que tener en cuenta ese punto. Fue muy importante crear un contexto en el que el juez (Thomas) Griesa sintiera que nuestras afirmaciones eran creíbles y estaban respaldadas por la documentación. En cualquier batalla judicial hay que comprender al juez y lo que el juez encontrará interesante y atractivo para resolver el caso», explica. En ese marco, el embargo de la fragata Libertad solicitado por los buitres a Ghana en 2012 «fue, como tantas otras propuestas, un esfuerzo por llamar la atención de quienes tomaban las decisiones».

Ficción y no ficción se entrecruzan y cambian de lugar. «Los acreedores han aprendido la importancia de contar su historia de una manera creíble», dice Newman, en una alusión velada a las presiones y acciones de propaganda de los buitres que comprendieron la necesidad de litigar «también en el tribunal de la opinión pública».

Por su parte los fiscales estadounidenses leen Undermoney como un manual de estilo sobre la especulación financiera.

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