10 de agosto de 2023
Compañero de vida, Boy Olmi es la pareja sin papeles de Carola Reyna desde hace unos treinta años. Ella ya vivía en esta casa de Monserrat y tiempo después llegó él, «que fue trayendo sus cosas de a poquito». ¿Cómo funciona la convivencia entre los actores? «Boy es muy curioso e inquieto y a veces hay que seguirle el ritmo, algo que no es nada sencillo porque tiene mucha energía», dice. «Esa forma de ser logra, por su insistencia, que yo siempre dé un pasito más, algo que termino agradeciéndole. Pero con los años aprendimos a complementarnos cada vez mejor a partir de los puntos que tenemos en común. De esa base partimos».
–¿En qué aspectos coinciden?
–Somos muy citadinos, pero a la vez nos encanta estar en la naturaleza. Tenemos un grupo de amigos en común, bien heterogéneo, con los que solemos organizar veladas aquí en casa. Nos gusta ir al cine, ver conciertos y también quedarnos a jugar al Carrera de mente o algún otro juego de mesa. La pasamos bien juntos, podemos estar tomando una copa de vino y conversando horas.
–¿Aparece el tema laboral?
–Por supuesto, como sucedió en los últimos meses con su obra, con la mía. Intercambiamos ideas, sugerencias. Y como nos conocemos tanto, procuramos ayudarnos en las partes neuras y ansiosas del otro, ya sea por un estreno o por una letra que no sale. Básicamente con Boy tratamos de bancarnos, de ponernos el hombro.
–¿Hay proyectos laborales juntos?
–Confieso que tenemos proyectos que están cerca de concretarse, pero tampoco puedo develar mucho, porque me pidieron discreción. Sí puedo decir que tenemos un plan soñado que es hacer un documental recorriendo el país en una motorhome.