28 de julio de 2021
Desde hace varios meses la fisonomía del río Paraná, que recorre todo el litoral argentino, se modificó drásticamente. El caudal generoso y marrón del «río que parece mar» (su significado en lengua guaraní) fue sustituido por un paisaje de arena y barro, producto de la bajante más pronunciada de la historia de la cuenca navegable. Durante julio, en Corrientes su altura llegó a marcar 44 centímetros, mientras que en Santa Fe descendió hasta los 22 centímetros. Frente al puerto de la capital entrerriana llegó a los 17 centímetros por debajo del nivel del mar, la peor situación hídrica desde 1944, y hasta dejó a la vista la malla protectora del Túnel Subfluvial que une Entre Ríos y Santa Fe. Estos niveles afectan la reproducción de peces, la navegación, el lecho y la estabilidad de las barrancas y no se avizora un cambio inmediato de la situación, debido a que, de acuerdo con los especialistas, es consecuencia del fenómeno de «La Niña» que trae aparejados persistentes períodos de sequía.