Cultura

Profeta en su tierra

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Escrito por la periodista Milita Alfaro, «El montevideano» es un completo y minucioso recorrido por la vida y la obra del cantautor uruguayo, desde sus inicios hasta el presente, pasando por su definitivo desembarco de este lado del Río de la Pata en los 90.

Vanguardista y popular. Un libro con ritmo, análisis y hallazgos anecdóticos sobre Roos. (Télam)

En 1987 la historiadora y especialista en cultura popular Milita Alfaro publicó un libro que, hoy, se transformó en una reliquia de coleccionistas. Se titula El sonido de la calle y es básicamente un extenso, coloquial y por entonces revelador diálogo con Jaime Roos, editado sobre la estela del éxito de Brindis por Pierrot. Treinta años después, sale en la Argentina la biografía total del uruguayo: El montevideano. Vida y obra (Planeta). En este caso, Alfaro recorre las curvas y contracurvas de la  trayectoria de Roos de un modo narrativo tradicional. El itinerario es cronológico, y más allá de los aportes textuales del biografiado, se analizan cada uno de los discos con las respectivas reacciones de la prensa uruguaya y, también, a partir de los años 90, de la argentina.  
El libro, escribe Alfaro, «pretende asomarse a las claves de una mitología urbana que rescata y reorganiza tramos esenciales de la memoria de Montevideo. Si partimos del supuesto de que una ciudad y sus representaciones se producen mutuamente, resulta significativa la insistencia con que se ha definido a Jaime como venturoso intérprete del alma de esta ciudad. “Astor Piazzolla es Buenos Aires, Joan Manuel Serrat es Barcelona, Lou Reed es Nueva York y Jaime Roos es Montevideo” se ha dicho una y otra vez, poniendo el acento en la poderosa articulación que existe entre una geografía –real e imaginada– y los sonidos que la reinventan».
El supuesto desde donde parte Milita Alfaro tiene una lucidez destacable. El gentilicio del título proyecta el sentido de la monumental obra de Roos, un verdadero plan estético y político que ayudó a delinear definitivamente el pulso de Montevideo. A grandes rasgos, se puede decir que en su derrotero tuvo que pasar hambre y hacerse fuerte en Europa a mediados de los 70 como un «sudaca» más, esquivar el panfleto con el que tropezaba el llamado Canto Popular Uruguayo, vagabundear por el mundo, para regresar a Sudamérica progresivamente, con un repertorio propio que pulió de cara al público.

Análisis y ritmo
Tuvieron que pasar muchos años –sobre todo en su propio país– para que se reconociera en la obra de Roos un mix de tradición y vanguardia que conjugó popularidad y experimentación. Como un alumno brillante, Jaime leyó con devoción el manual beatle. En las páginas de Alfaro se deja mostrar como un artista obsesionado por su música hasta las fronteras de una autocrítica feroz y, también, como un estratega que piensa al detalle cada conquista de mercados. Su incursión en la Argentina fue en ese sentido ejemplar.
Mucho antes de que llegara a hablarse del «Rock & Roos» –una movida que contempló la incorporación de candombe y murga en bandas como Bersuit Vergarabat y Los Piojos–, Jaime hizo algunas avanzadas en la vieja Trastienda de Palermo. Pero el batacazo recién lo dio en la década del 90. El origen, se dice en el libro, fue un hito puntual ocurrido en el desaparecido Sham’s. Escribe Alfaro: «La primera etapa del desembarco tuvo lugar en agosto de 1990 e incluyó cuatro actuaciones en el Sham’s con entradas siempre agotadas, lo que equivalía a un total de 1.200 espectadores. Obviamente, nadie estaba pensando en una repercusión masiva pero el Sham’s no era cualquier boliche. Allí habían actuado Chick Corea, Wayne Shorter, Astor Piazzolla y Rubén Rada entre otros, y en ese lugar tan exclusivo, Jaime tuvo un éxito rotundo ante un público conformado por gente del mundillo artístico de ambas orillas: Hermenegildo Sábat, China Zorrilla, músicos de jazz y de tango, de folclore y de rock».
El montevideano tiene ritmo, análisis y hallazgos anecdóticos –como el del psicópata que incendió el departamento de Roos–, siempre acompañados por un contexto sociopolítico que permite rastrear la historia del Uruguay. La pregunta que brota es si tan rigurosa biografía –sumada a la reciente reedición de su discografía completa– no preanuncia un paso al costado, el retiro. Por la vara alta con la que Jaime Roos se maneja artísticamente y porque esa obra –y el libro lo refleja con nitidez– es una de las más sólidas, bellas e inteligentes de la música popular del continente, la decisión tendría lógica. Ahora sí, parece que ya está todo escrito.

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