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Con mayor fuerza a partir de la temporada pasada, las funciones de los lunes se fueron consolidando como una alternativa en la cartelera porteña. Actores, directores y dramaturgos analizan la tendencia.

 

Del off al centro. La opción de los lunes comenzó en Abasto, Almagro y Palermo, y luego también llegó a la avenida Corrientes. (Kala Moreno Parra)

Ir un lunes al teatro? ¿A quién podría ocurrírsele montar una obra el primer día laboral? Solo a un emprendedor dispuesto a perder plata. Sin embargo, contra todos los pronósticos, lentamente empezó a circular una frase ganadora en el ambiente artístico: «Arrancar la semana cortando la semana». ¿Para qué esperar al miércoles o al jueves? Y así bares, exposiciones, ciclos musicales y, sobre todo, teatros empezaron a darle rienda suelta a aquella frase. Claro que, como en todo movimiento renovador, hubo pioneros. Y en este caso fue Daniel Veronese, quien allá por el año 2000 se «adueñó» de los lunes con la obra Open house, instalando una novedad que era mirada de reojo.
«No era fácil por entonces conseguir sala», recuerda el autor y director al ser consultado por Acción. «Yo se lo había planteado a los actores. La idea era tener un día que no se superpusiera con otras posibles funciones. Todavía no hablábamos de hacer una obra de larga estancia en las carteleras, pero obviamente ese espíritu estaba presente», agrega. Finalmente, Open house permaneció cerca de 8 temporadas. Con gran olfato, Veronese advierte que «quien va en busca de teatro los lunes es sin duda un espectador especial. No sale al teatro, sale a encontrarse con una obra ya determinada. No es una salida convencional de cena y esparcimiento. No entra en el canon de lo comercial».
2014 fue el año de la «explosión de los lunes». Hubo más de 20 obras que se exhibieron el primer día de la semana. ¿Se trató de una moda esporádica? «Su futuro irá aparejado al éxito de las producciones, no depende de otra cosa. El lunes teatral no es un escollo a saltar, ya está estipulado como día de teatro posible», analiza Veronese, que no cree que «gocen de mala reputación», ni que lo acepten solo aquellas obras que no tienen otra opción.
Referente de la escena local, Mauricio Kartun sostiene que «el teatro independiente porteño ha construido su circuito sobre mecanismos muy alejados de toda convención comercial. Ni la capacidad de sus salas, ni su ubicación fuera del área tradicional, ni la inversión desmesurada de tiempo y esfuerzo de sus artistas en relación con el rédito, ni lo exigente de sus estéticas se condicen con lo preestablecido por el mercado», destaca. «Haciendo justamente todo lo que no correspondía, generó uno de los más reconocidos circuitos artísticos del mundo. En este panorama atípico, los lunes son tan aptos para funciones como los sábados. Ignoro si podría tener éxito algo comercial ese día, pero en el circuito independiente no cabe duda de que sí», expresa el autor de Terrenal.
Por su parte, el prestigioso autor Roberto Cossa sostiene que está de acuerdo «con todo lo que le sume al teatro. Por otra parte, es innegable la explosión de grupos que necesitan expandirse y tener sus propios espacios. En ese sentido, me parece que el lunes permite una posibilidad más».
La mística del primer día creció y generó un efecto contagioso. Estado de ira, de Ciro Zorzoli, fue un éxito en el off y así llegó a la avenida Corrientes, primero al Metropolitan y después al Picadero. También funcionaron Querido Ibsen, soy Nora y Personitas, con la comercial dupla Javier Daulte-Darío Grandinetti, que agotó localidades en el Espacio Callejón. Hasta Carlos Casella y la televisiva Griselda Siciliani vuelven a apostar este año a las bondades de la jornada inaugural de la semana con Estás que te pelas, en el Maipo. Otras obras que continúan con la tendencia en la temporada en curso son La mujer puerca, en El Picadero, y El corazón del incauto, en Hasta Trilce.
Conocedor del medio, Bernardo Cappa habla por experiencia propia, ya que obtuvo buenos resultados con Dadas las circunstancias en la sala Vera Vera. «Hacer funciones por afuera de los días considerados centrales es una hermosa experiencia. Y funciona bien, porque no compite tanto con las obras de los fines de semana, entonces se convierte en una alternativa viable», considera Cappa. «Puesto a elegir, no priorizaría el lunes teniendo todos los días centrales a disposición. Pero, al mismo tiempo, la necesidad tal vez coloque al lunes como un día de teatro».
Dramaturga y directora, Maruja Bustamante tuvo dos experiencias con la jornada en cuestión. «La verdad, no difieren demasiado de los otros días», opina. «La gente va a ver una obra esté el día que esté. O sea que no depende tanto de eso como de la propuesta, la combinación de artistas, la temática o la repercusión», admite. Bustamante dice que, después de lo vivido en 2014, el lunes se «amigó» con el teatro, sobre todo en barrios como Abasto, Almagro, Monserrat y Palermo. «Hay muchísimas obras y, al ver que el lunes funcionaba, las salas se animaron», sostiene la hacedora de Adela está cazando patos.
Andrea Garrote, una de las pilares de Personitas, afirma que «todo comenzó porque los lunes es el día en que, además de que las salas estaban más disponibles, algunos elencos comenzaron a hacer funciones más esporádicas para que la propia gente de teatro, que estaba actuando en temporadas oficiales o comerciales, pudieran compartir un espectáculo. Yo no creo que sea el último orejón del tarro. Por ejemplo, en Personitas hay un elenco que trabaja mucho y la convocatoria de Javier Daulte fue a través del deseo de hacer algo juntos, por lo que el lunes resultó ser el día ideal. Si no, era literalmente imposible. Así se fue armando un nuevo espacio, que el público ya aceptó».

Javier Firpo