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Toy

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Alejandro Lingenti

David Bowie
Warner

Canciones que marcaron la juventud del músico, grabadas a comienzos de siglo.

Cada paso de la vida de David Bowie fue un auténtico acontecimiento, incluyendo su inolvidable despedida con Blackstar (2016), el brillante cierre de su discografía, cuando con ingenio y valentía logró convertir a su propia muerte en un hecho artístico. La aparición de un disco póstumo –lanzado por Warner, que acaba de comprarles a sus herederos el catálogo completo– también lo es, sobre todo porque recupera canciones del Bowie que todavía era David Robert Jones, un joven que no había alcanzado los 20 años e intentaba definir su identidad musical en pleno agite del Swinging London, con la explosión de los Beatles a la vuelta de la esquina. No esperen un repertorio a la altura de las cumbres de su obra –su producción de los años 70, coronada con Low, Heroes y Lodger, la celebrada trilogía de Berlín–, pero sí pistas concretas que ahora, con los hechos consumados, permiten analizar cómo se fue prefigurando una obra capital para la rica y apasionante historia del pop. Aprovechando el nombre de este álbum podemos jugar con las proyecciones: si la reinterpretación de «Silly Boy Blue» recuerda vagamente a «Underground», track con el que cierra la banda sonora del film Laberinto, «Conversation Piece» anticipa en una misma pieza la versatilidad estilística del caleidoscopio sonoro de Hunky Dory y «Shadow Man» está cargado de la fantasía espacial de «Ziggy Stardust». La grabación de este disco tiene una historia: mientras intentaba ponerse a tiro con las tendencias de esos años, Bowie decidió rescatar estas viejas composiciones para probarlas con el tamiz de la gran banda que lo apoyó en la edición del festival de Glastonbury del año 2000: Earl Slick en guitarra, Gail Ann Dorsey en bajo, Sterling Campbell en batería, Mike Garson en teclados y Holly Palmer y Emm Gryner en coros. La idea no era mala, pero hubo un desacuerdo con su compañía de entonces (Parlophone) y quedó suspendida. Hasta ahora, cuando ya empieza a sentirse el vacío que provoca el viaje con rumbo desconocido de ese starman que cambió la vida de tantos de nosotros.