Cultura | 96ª EDICIÓN DE LOS OSCAR

Una noche sin sorpresas

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Julián Gorodischer

Menciones a las guerras del mundo y algunos chispazos de humor no alcanzaron a alterar la monotonía de una entrega que premió a los candidatos más predecibles.

Desenlace. La gran ganadora de la velada, «Oppenheimer», en el momento de recibir la estatuilla a la mejor película.

Foto: Getty Images

La 96ª ceremonia de entrega de los premios Oscar fue una noche sin estridencias pero con algunas postales inolvidables, como ver juntos a Jodie Foster y Robert De Niro por primera vez desde 1976, cuando ambos habían sido nominados por Taxi Driver; o a Arnold Schwarzenegger y Danny De Vito a más de 30 años de Gemelos, de Iván Reitman. Llegó, más tarde, uno de los puntos altos de una ceremonia lánguida: la entrega del premio al «Mejor guion original» para Anatomía de una caída, único reconocimiento que se llevó este film transgénero que es, a la vez, un drama íntimo y un thriller con final abierto, con la actuación protagónica femenina superlativa de Sandra Hüller, también de Zona de interés. Sin embargo quedó relegada ante Emma Stone, de Pobres criaturas, a la que el lunes comparaban con Meryl Streep, por sus dos Oscar antes de los 35.
Pobres criaturas empezó a arrasar desde temprano en los rubros técnicos («Vestuario», «Maquillaje» y «Diseño de producción»).
Luego llegó la «Mejor película internacional», bien merecida: Zona de interés, una pieza única sobre el Holocausto, narrada desde la casa del comandante de Auschwitz, Rudolf Hoss; creativa en su forma y en su búsqueda de una representación absoluta del horror nazi, merecía algo más que un reconocimiento como film internacional, pero no alcanzó para quebrar el realismo de reconstrucción histórica que cada año premia la Academia. Su director, Jonathan Glazer se expresó contra la violencia extrema en Gaza, cuando en la puerta del Teatro Dolby se manifestaba una multitud contra el accionar de Israel. Fue la primera de una serie de alusiones al convulso panorama bélico global: por las víctimas en Israel y Gaza («Mejor película internacional») y las de Ucrania («Mejor documental»).
Para las categorías de actores y actrices primó la modalidad de «carta abierta» a la hora de anunciar el ganador, en una transmisión lenta, de más de tres horas y media, que terminó tarde a pesar de haber empezado más temprano (a las 20:00) que otros años; estuvo aplacada, sin sorpresas y con bajadas discursivas tenues o superficiales, y algún que otro gag memorable como el del hombre desnudo –John Cena– entregando el rubro de «Mejor vestuario». Y llegó el premio a Robert Downey Jr («Mejor actor de reparto») por su Lewis Straus, extitular de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos en Oppenheimer, y se olía a justicia poética para una carrera que no tenía Oscar en su haber y sí una suma de titulares sensacionalistas por su adicción a las drogas, sobre la que se atrevió a bromear el presentador Jimmy Kimmel.

Misceláneas en vivo
Hubo un hito: el primer Oscar de la historia de Ucrania, en la categoría de «Mejor documental». Y así se completó el cuadro de comentarios sobre las guerras del hoy. Entre los musicales, se esperaba y no defraudó «I’m just Ken», por Ryan Gosling, con su celebrada presencia escénica a la manera de un rockstar experimentado y, a la vez, paradigma de una nueva masculinidad de segundo plano, que se ganó una ovación de pie cuando reprodujo una coreografía asociada a Marilyn Monroe, encima de su coro de bailarines. Para completar el genial pastiche, se sumaron los guitarristas Slash y Mark Ronson, en medio de un himno que reclamaba: «Quiero saber cómo es amar/ cómo es ser auténtico/ Solo soy Ken (y no soy suficiente)». Pero al premio a la mejor canción se lo llevaron Billie Eilish y su hermano Finneas por «What Was I Made For», también de Barbie; fue su segundo Oscar antes de cumplir los 23.

De festejo. Downey Jr., Randolph, Stone y Murphy, los intérpretes distinguidos este año.

Foto: Getty Images

La estatuilla de «Mejor actor» fue para Cillian Murphy, abultando la cuenta de Oppenheimer, ese tanque de 2023 que hizo que, incluso en los premios mayores, la nómina se dijera con poco aire de intriga, llegando al extremo en el anuncio del final, con un Al Pacino que dijo «Oppenheimer», sin el debido suspense de la lectura de los nominados. Otra vez, se volvió a decir un nombre de múltiples resonancias, al igual que su contrincante, Barbie, pero sin ese impacto emocional atemporal que trae aparejada una película como Vidas pasadas, de Celine Song, completamente ignorada en todos los rubros.
Quien se consagró como mejor actriz, Emma Stone, tampoco generó mayor sorpresa al revelarse su nombre como la ganadora, ya que era la gran favorita de su categoría por su rol de Bella Baxter en Pobres criaturas, porque ya se había llevado un Globo de Oro, en una película ganadora del León de Oro en la pasada edición del Festival de Venecia. En la categoría «Mejor actriz de reparto», la distinción fue para Da’Vine Joy Randolph, por su papel en Los que se quedan.
Y la «Mejor película» llegó sin incertidumbre, con esa gaffe intencional o accidental de Pacino, que volvió a poner a la vejez, en los titulares del lunes 11, y sus déficits (como pasó con los equívocos recientes de Joe Biden, durante sus discursos) en el centro del debate sobre «cuándo es conveniente retirarse a tiempo». Así se fue yendo una ceremonia estable y contemplativa, que descuidó a sus películas-boutique, nominadas en la lista, para consagrar al film de Christopher Nolan, como «Mejor película». Y también la dirección fue para Nolan, y lo que se sabe: «Actor protagónico» (Murphy), «Actor de reparto» (Downey Jr.), «montaje», «fotografía» y «banda sonora». Fue el punto final para una ceremonia tranquila, sin claroscuros ni efervescencias.

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