13 de abril de 2016
A 80 años de su asesinato, ocurrido en el marco de la Guerra Civil Española, numerosas actividades y espectáculos recuerdan al poeta y dramaturgo andaluz en tierras argentinas. Las razones de su vigencia analizadas por actores, directores y coreógrafos.
El 18 de agosto de 1936, luego de ser arrestado por la Guardia Civil, Federico García Lorca fue asesinado. Pero su obra pervive con una fuerza inusitada, no solo en España, sino también en la Argentina. En unos pocos meses se cumplen 80 años del siniestro fin de Lorca –sus restos nunca fueron hallados– y numerosas actividades, especialmente en el ámbito escénico, lo recuerdan.
Marcelo Topuzian, profesor a cargo de la cátedra de Literatura española III de la Facultad de Filosofía y Letras de la uba, analiza esta suerte de boom: «García Lorca tiene una aparente disponibilidad inmediata: para el recitado de versos que se nos aparecen desde el fondo de la memoria, para la puesta en escena de sus obras teatrales, para adaptaciones cinematográficas.
Lorca además logró pasar con éxito de los viejos programas de literatura española de la escuela secundaria, a los actuales. La obra entera, construida con imágenes muy potentes, permanece en la memoria de lectores y espectadores». De todas sus obras, posiblemente sea La casa de Bernarda Alba la más famosa. Topuzian, «se convirtió en símbolo de la Guerra Civil Española, en una premonición de la larga dictadura franquista.
Para Es, por otro lado, una de las obras más realistas de Lorca, una de las más clásicas en cuanto al formato teatral. Permite el lucimiento actoral, que hizo que las grandes actrices españolas del momento, como Margarita Xirgu o Lola Membrives, amaran a Lorca». Durante el mes de abril, solo en la cartelera porteña, hay cuatro puestas simultáneas de esta pieza. Martín Vives está al frente de una en el Centro Cultural Cabildo. Por su parte, la compañía Sonno contento se inclina por una versión clownesca, donde todas esas mujeres luctuosas visten la infaltable narizota roja. Dirigido por Yanina Frankel, el grupo se presenta en Timbre 4.
«El lenguaje del clown nos permite romper y desestructurar la historia clásica para llevarla a un escenario absurdo y delirante, donde los personajes adquieren una dimensión insospechada», dice Frankel. La coreógrafa Teresa Duggan también se apoya en el texto clásico y experimenta desde la danza contemporánea, en el Celcit. «Parece una casualidad que haya varias representaciones a la vez, pero hay algo en el inconsciente colectivo que funciona como acción y homenaje», reflexiona.
«En lo personal, me interesó adentrarme en la conducta de esas mujeres que mantienen en tensión el deseo reprimido; la locura, la muerte, la frustración como una presencia oscura; la rebeldía y la libertad. El conocimiento y comprensión del mundo femenino por parte de Lorca son notables. Lo que las ata a las Bernardas nos sigue atando hoy en día: la apariencia, la culpa, el miedo al qué dirán».
José María Muscari también se adentró en La casa de Bernarda Alba. Va por su cuarto año consecutivo de funciones, con dos elencos en paralelo. Este mes regresó al Teatro Regina, con María Rosa Fugazot como protagonista, mientras Marta Bianchi encabeza el equipo que va de gira por el país. Cuenta Muscari: «En 2013 busqué un protagónico para Norma Pons, y La casa de Bernarda Alba era el mejor. Se trata de una obra que tiene muchas capas: la sociopolítica, la psicológica y la de la trama. Cada una seduce a diferentes espectadores».
Otros Lorca
El universo del escritor es, por cierto, más amplio. Al decir de Topuzian, «el Lorca andaluz y rural suele opacar al Lorca cosmopolita y urbano, como el Lorca teatral al lírico. O sea: La casa de Bernarda Alba, Yerma o los versos del Romancero gitano aparecen en la memoria antes que Poeta en Nueva York. Pero cuando un autor está tan canonizado, es normal que haya subidas y bajadas en el favor que tiene cada una de sus obras. Se pierden de vista sus relaciones con el surrealismo, su contacto en la Residencia de Estudiantes de Madrid con los jóvenes Salvador Dalí y Luis Buñuel, el Lorca conferencista y teórico del arte». Precisamente porque hay «otros» Lorca, Mariano Dossena lleva adelante una traspolación teatral de Poeta en Nueva York. Este unipersonal a cargo de Gustavo Pardi se presenta durante abril en La Comedia, de La Plata, pero en 2013 y 2014 estuvo en el ccc. «Arrancamos la aventura de ir por la poesía más dura y surrealista de Federico», explica Dossena. «Tratamos que la palabra estuviera por delante, que ella nos guiara, que las imágenes fluyeran. Lorca nos sigue interpelando como un autor contemporáneo. En Poeta…, su mensaje es de escalofriante actualidad: la injustica, la discriminación y la alienación de las grandes ciudades aparecen en su voz, pidiendo amor, dignidad, respeto».
También la palabra, apenas vestida por la grandiosa presencia del cuerpo del intérprete, fue protagonista de Los caminos de Federico. Interpretada por Cristina Banegas, la obra pasó por el ccc en 2015. Banegas la recuerda así: «Tiene una variedad preciosa: teatro, conferencias, la época surrealista, el “Romance sonámbulo”. Para mí fue un salto al vacío. Tuve el goce de navegar sobre las dinámicas, las cadencias, la poesía extraordinaria de Lorca. Hubo momentos epifánicos, momentos que me conmovieron como “Grito hacia Roma”, pero a la vez me daba terror hacer esa obra porque es muy difícil hacer poesía: si falla una palabra, falla el verso, el acento, la cadencia». Otro unipersonal femenino ha sido Mariana, mujer de Lorca, con Patricia Tiscornia. Dirigida por Santiago de los Reyes, en 2015 estuvo en el Museo Botica del Ángel y, en marzo de este año, en el Teatro El Tinglado. Tiscornia la define así: «Mariana es una mujer fuerte. Es madre, amante, revolucionaria, luchadora, tenaz y valiente. Refleja la lucha por la libertad y por los derechos humanos; se rebela ante un sistema autoritario».
Para seguir ampliando el circuito que encuentra su eje en el autor español, a mediados de mayo llegará Doña Rosita la soltera al Teatro Regio, con dirección de Hugo Urquijo, quien adelanta: «Rosita tiene un costado chejoviano y una poética alta. Todo Lorca tiene un alto nivel poético en la escritura y hondura en los temas que trata. En este caso, es el tema del paso del tiempo, que va horadando las ilusiones del ser humano».
Autor universal
García Lorca es uno y muchos artistas a la vez. En palabras de Banegas, «está el Lorca del romancero, el del teatro, el más surrealista, el más andaluz. Es un imaginario asombroso, una cabeza, un pensamiento, una ideología. Como modelo de escritor mártir, tuvo una posición muy definida, con una vida de enorme libertad, frente a la Guerra Civil Española, que fue un desastre, una catástrofe».
A su turno, Topuzian ilumina otros aspectos de su vida y su obra. «El asesinato de Lorca al principio de la Guerra Civil sin dudas contribuyó a fijar su imagen de autor en el imaginario colectivo. Hay mucho de identificación de Lorca con lo español, con lo andaluz, con lo gitano, pero no le impide tener un alcance universal. Cultivó tanto el teatro como la poesía lírica, fue ensayista y conferencista; tenía también formación musical e incursionó en la plástica. En síntesis, un multiartista: en este cruce está bien presente su vanguardismo».
Urquijo destaca el compromiso social de Lorca, que puede ser leído desde el presente. «En una España enormemente politizada, ante el fascismo que ascendía y el progresismo y el republicanismo que defendían las causas populares, tomó partido por estos últimos. Fue el poeta más sensible a la solidaridad con los pobres y los humillados. Sin compromiso partidario alguno, pero con una profunda e inmensa toma de partido por “los que no tienen nada y hasta la tranquilidad de la nada se les niega”. Poco antes de morir, en una entrevista en el diario El Sol, dijo: “Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte puro. En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo”».
—Analía Melgar