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Reconocida a nivel internacional por su aporte a la pedagogía musical, publicó más de 40 libros que fueron traducidos a varios idiomas. Maestra de figuras como Claudio Gabis, Andrés Calamaro y Fito Páez, ahora sigue con sus clases de manera virtual.


Vitalidad. A sus 91 años, está a punto de terminar dos nuevos trabajos. (Jorge Aloy )

Referente mundial en pedagogía musical y musicoterapia, a sus 91 años Violeta Hemsy de Gainza sigue ofreciendo clases, ahora virtuales debido a la pandemia. Además, está a punto de terminar de escribir dos libros de su autoría. Fue maestra de maestros y de músicos como Leo Sujatovich, Andrés Calamaro, Fito Páez, Claudio Gabis, Sergio Dawi y Luis Pescetti, entre otros.
Es licenciada en Música (especialidad Piano) y profesora de Química por la Universidad Nacional de Tucumán, ciudad en la que nació y vivió hasta mediados de la década del 50, cuando viajó para especializarse en Educación Musical en la Universidad de Columbia, Estados Unidos. Luego se casó y se instaló en Buenos Aires, donde se integró al movimiento de la nueva educación musical que se había comenzado a desarrollar en los cursos de iniciación musical para niños que se impartían en el Collegium Musicum de Buenos Aires. Esta institución había sido fundada por un grupo de músicos europeos exiliados de la Segunda Guerra Mundial, que se convirtió en impulsor en el país de algunos de los métodos de renovación en la pedagogía musical más relevantes de Occidente.
«El siglo XX, el de de las guerras mundiales y la bomba atómica, fue también el de las pedagogías activas», destaca Hemsy de Gainza. «En Europa hubo gente notable, como el compositor alemán Carl Orff, el músico y pedagogo húngaro Zoltán Kodály y el compositor y educador suizo Émile Jaques-Dalcroze. Ellos fueron autores de métodos participativos, que en nuestro país estuvieron desde la década del 50 hasta los años 90», rememora, con una visión absolutamente crítica sobre el devenir de la educación en general y la artística en particular a partir de la reforma neoliberal.
En los años 60 se publicaron en Argentina los primeros cancioneros tradicionales, especialmente concebidos para su aplicación en el aula, lo que dio inicio a un período fundamental de recuperación del folclore para la formación musical. Se destacan de esa época Canten señores cantores. 150 canciones tradicionales argentinas y Canten señores cantores de América, ambos realizados por Hemsy de Gainza junto con el compositor y pedagogo Guillermo Graetzer.
La especialista desarolló una labor institucional y académica incansable. Durante más de dos décadas integró la Sociedad Internacional de Educación Musical y en 1998 fue designada miembro honoraria vitalicia. En 1995 fue una de las fundadoras del Foro Latinoamericano de Educación Musical (FLADEM), al que presidió por una década. Fue titular de cátedras en la Universidad Nacional de La Plata y en los conservatorios Nacional Carlos López Buchardo y Municipal Manuel de Falla, ambos de la Ciudad de Buenos Aires.
A través de su obra escrita –más de 40 títulos traducidos a varios idiomas– realizó una importante tarea de difusión para la renovación de la pedagogía musical en Latinoamérica. «Cristina Fernández ha estado rodeada de buena gente en pedagogía, pero con eso no basta, porque no se musicaliza en el aula: la escuela es un lugar más dentro de un mundo ruidoso», advierte. «Estamos programados para la música, como los pajaritos. Pero si no hacemos trabajar esa parte de nuestro cerebro, eso desaparecerá como todas las cosas que no se entrenan en la primera infancia».

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