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Bombardero en el ring

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El estadounidense Deontay Wilder, campeón mundial con 10 defensas del título, viene revolucionando la categoría de los pesados con impactantes nocauts. De los inicios difíciles a los retos frente a Tyson Furie y Anthony Joshua en busca de ser el mejor.

Fulminante. En Las Vegas, Wilder doblegó al cubano Luis Ortiz en el séptimo asalto. (Marcus/Gina/AFP/Dachary)

Deontay Wilder acaso sí sea el mejor boxeador estadounidense en la actualidad, el que, pelea a pelea, ocupa el lugar que dejó Floyd Mayweather, la última gran figura. Aunque, claro, Wilder se destaca en la categoría pesado, que atraviesa un revival con un grupo de exponentes destacados. Wilder, 34 años, nacido en Tuscaloosa, Alabama, Estados Unidos, campeón mundial pesado del Consejo Mundial de Boxeo, defenderá el título el 22 de febrero de 2020 ante el inglés Tyson Fury después de que noqueara con una derecha de película al cubano Luis Ortiz en noviembre pasado en el MGM Grand de Las Vegas. Es que Wilder es eso: un espectacular noqueador, que acumula 42 triunfos con 41 nocauts. El futuro se torna cada vez más atractivo entre los pesados teniendo en cuenta que el ganador de Wilder-Fury deberá enfrentar, hacia fines de 2020 a otro inglés, Anthony Joshua, quien le ganó en la revancha al mexicano Andy Ruiz y recuperó los cinturones de campeón peso pesado de la Federación y Organización Internacional, de la Organización Mundial, y el de supercampeón de la Asociación Mundial de Boxeo. De concretarse, se erigirá un nuevo rey de alta calidad.
«Cuando te pegaba George Foreman era como si te atropellara un camión de carga –dijo Jay Deas, entrenador de Wilder–, pero tengo nuevas noticias: mi pupilo es el máximo golpeador del boxeo de todos los tiempos». Foreman, un histórico campeón pesado de Estados Unidos, aceptó la comparación. Sucede que el boxeo de Wilder se apoya, especialmente, en una mano salvadora, como quedó demostrado dos veces con el cubano Ortiz, una en 2018 y otra en 2019. Cuando en las tarjetas estaba abajo y parecía que se encaminaba a una derrota, el estadounidense sacó a relucir golpes fulminantes. Su estilo mantiene en vilo el espectáculo y, sobre todo, atrae a la industria del boxeo teniendo en cuenta otro aspecto, el físico: Wilder es un talador de rivales de 2,01 metros de altura, y con un peso de 100 kilos. De ahí el apodo de «The Bronze Bomber» («El Bombardero de Bronce»). «Cuando me subo al ring soy un bombardero y estoy loco. No cuenta si siento compasión por el ser humano que está ante mí». En ese sentido, es el gran antagonista del inglés Joshua, un púgil popular, carismático y de sonrisa jovial.

Entre las cuerdas
Pero detrás de su alto perfil se esconde una historia de vida. Wilder comenzó a boxear a los 20 años porque necesitaba dinero para pagar el tratamiento médico de su hija, que nació con una enfermedad conocida como «espina bífida». Wilder practicaba fútbol americano y básquet, pero se inclinó por el boxeo por Naieya.
La elección de Deontay ayudó a que Naieya pueda realizar el tratamiento sin obstáculos y, además, le permitió crecer de forma sostenida hasta la actualidad. Basta con consignar sus logros. En 2007, por caso, ganó los Golden Gloves, el torneo amateur de boxeo más prestigioso en Estados Unidos, y en 2008 logró la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín. Desde que ganó el título pesado del Consejo Mundial de Boxeo, además, lo defendió en diez ocasiones consecutivamente, e igualó el récord en la categoría de Muhammad Ali En la cima de defensas permanece Joe Louis, con 25. Louis, campeón mundial peso pesado durante once años y ocho meses, entre 1937 y 1949, récord absoluto en la categoría, es el orgullo de Wilder, ya que ambos nacieron en Alabama.
«Con el debido respeto a los pegadores de todos los tiempos como Mike Tyson, George Foreman, Joe Louis, Lennox Lewis, Wladimir Klitschko, entre otros, Wilder ya es el noqueador más letal de la historia», escribió el especialista Dan Rafael en ESPN. «Su mano derecha es el arma más destructiva del boxeo y la principal responsable de la mayoría de los 41 nocauts». El análisis coincide con lo que el mismo estadounidense piensa: no le preocupa cómo se desarrolla el combate, el punto por punto de las tarjetas. Wilder busca ese segundo para el nocaut, lo que considera un arte. Cuando vuelva a pelear con Fury después de un polémico empate en diciembre de 2018, tendrá a tiro algo más que una victoria que deje servida la pelea más esperada entre los pesados frente a Joshua. Wilder podrá despejar dudas y ganar corazones.