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Cambios redondos

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Con modificaciones en su formato para adaptarse al calendario de la selección y potenciar el certamen, la 34º edición prevé la disputa entre el bicampeón San Lorenzo y equipos fuertes como San Martín de Corrientes. Factores económicos detrás del juego.

Animador. Mata, una de las figuras del Ciclón, en el debut del torneo ante Bahía Básquet. (Télam)

Desde que León Najnudel ideó el certamen a mediados de la década del 80, la Liga Nacional de Básquet (LNB) no ha parado de crecer y de cambiar. La 34ª temporada que se puso en marcha no será la excepción en virtud del proyecto dirigencial de potenciar el producto, lo que se vincula con las modificaciones impulsadas por la FIBA (Federación Internacional de Básquet) a nivel selecciones. La entidad madre de la disciplina dispuso un sistema de clasificación a los Mundiales similar al del fútbol (torneo largo, con fechas dobles), en reemplazo del Premundial. De este modo, la LNB tuvo que comprimir su calendario e introducir novedades para no afectar los intereses de la selección nacional, esa que hoy atraviesa un proceso de recambio tras el inevitable fin de ciclo de la Generación Dorada.
En ese marco, los cambios se ven con nitidez en la forma de disputa. Históricamente, la LNB estuvo dividida en zonas o conferencias (Norte y Sur), un modelo que ya no regirá en 2017-2018 dado que los 20 equipos participantes se enfrentarán todos contra todos en un torneo de 38 fechas que tendrá una única tabla de posiciones. Luego, llegará el turno de los playoffs (series de 5 partidos donde el ganador avanza de instancia y el perdedor queda eliminado) entre los 16 mejores ubicados hasta desembocar en la gran final, pautada a 7 juegos. A la vez, los dos peores de la fase inicial deberán dirimir entre sí quién permanece en la categoría.

Prueba de largada
Esta nueva diagramación contempló la creación de un certamen dirigido que abrió la temporada, el Súper 20, finalizado en noviembre. Se trata de una suerte de torneo preparatorio de casi dos meses de duración, ideal para que los equipos evalúen rendimientos antes de debutar en la Liga. Claro que el nacimiento del torneo también se vincula con el aspecto económico: alcanza con mencionar que para la primera etapa del Súper 20, se acordó un contrato con la empresa que detenta los derechos de televisación (TyC Sports) por 5.500.000 pesos.
Con cuatro zonas de cinco equipos, playoffs y un cuadrangular final, San Martín de Corrientes fue el primer campeón del flamante campeonato, asentado en su juego eficaz y en el fuerte apoyo del gobierno provincial. Sin ir más lejos, este equipo viene siendo protagonista en las últimas ediciones y tiene jugadores que pueden marcar diferencias como Lucas Faggiano, Leonardo Malnoldi, el portorriqueño Reynaldo García y el estadounidense Jeremiah Wood. Así, los correntinos figuran como uno de los principales candidatos a pelear el título con San Lorenzo, actual bicampeón, quien, más allá de la salida de su técnico, Julio Lamas, es el gran candidato. Fundamentalmente, porque es otro de los equipos que posee un importante respaldo económico. Cuenta con cuatro de los cinco jugadores que fueron elegidos en el Quinteto Ideal del 2016, entre los que están Gabriel Deck y Marcos Mata, claves en el seleccionado, a los que se agregan importantes apellidos. El plantel, ahora comandado por Gonzalo García, tiene definido su objetivo deportivo: obtener el tricampeonato, un logro que solo consiguió Peñarol de Mar del Plata. Además de San Martín, existen otros rivales de peso para San Lorenzo, entre ellos Instituto de Córdoba (finalista del Súper 20) Gimnasia de Comodoro Rivadavia,  Regatas de Corrientes (último subcampeón de la LNB), Quimsa de Santiago del Estero, Bahía Básquet y Atenas de Córdoba.
Como se advierte, la Liga conserva su carácter federal, como pregonaba Najnudel, aunque existen aspectos controvertidos de cara al futuro. Por un lado, la decisión dirigencial de permitir la incorporación ilimitada de jugadores extranjeros, un hecho que podría conspirar contra el desarrollo de talentos locales. Por otro, los presupuestos altos de varios equipos tienden a consolidarse, por lo que –tarde o temprano– afectará la competencia deportiva.
Una vieja frase del básquet dice que el ataque gana partidos y la defensa, torneos. La afirmación abre un interrogante: ¿será ahora el poder económico la principal carta de triunfo?

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