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Caminos del Che

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El bahiense de 53 años, quien dirigió en ocho países y llevó a lo más alto al básquet venezolano, sigue cosechando éxitos en el Fuenlabrada, un modesto equipo de la liga española. Los secretos de su conducción y el sueño del seleccionado nacional.

Activo. El argentino da indicaciones en un encuentro entre el club madrileño y el Baskonia. (EFE)

En el marco de su rica trayectoria, el básquet argentino reúne variadas figuras residentes en distintos lugares del mundo que mantienen en alto su prestigio. Entre ellos viene siendo noticia un entrenador apodado «Che», con toda la carga simbólica que ello implica. Se trata del bahiense Néstor García, –actual conductor del humilde y sorprendente Fuenlabrada que participa de la Liga ABC España– bautizado con ese apodo en Puerto Rico, cuando se desempeñaba como asistente técnico en Gigantes de Carolina, el club en el que inició su trayectoria a fines de los 80. Allí, y solo por el hecho de ser argentino, García recibió el mote que, con el tiempo, lo convirtió en un personaje conocido y referencia clave de la disciplina en virtud de sus múltiples éxitos.
En ese plano, cabe subrayar que si algo caracteriza a este bahiense de 53 años en su itinerario como técnico es haber promovido transformaciones positivas en la mayoría de los equipos a su cargo. Por caso, García dirigió en ocho países (Puerto Rico, Argentina, Venezuela, México, Brasil, Uruguay, Arabia Saudita y España) donde, en muchos casos, dejó huellas profundas. «El Che es un talentoso, un seductor, un creativo, y es un tipo que sabe cómo manejar a los jugadores», señala a Acción Julián Mozo, periodista de DeporTV especializado en básquet y con largo recorrido siguiendo a basquetbolistas y técnicos argentinos.
Un ejemplo para dimensionar su calidad como entrenador es su reciente paso por la selección de Venezuela, entre 2013 y 2017. Como explica Mozo, «los venezolanos se caracterizaron históricamente por ser talentosos, atléticos y técnicos, pero con muy poca disciplina táctica y profesionalismo. Sin embargo García supo llegarles, supo decirles “miren, si ustedes quieren llegar a tal objetivo, el camino es este”. Eso se tradujo en un cambio de mentalidad impresionante». ¿El resultado? Venezuela se coronó bicampeón sudamericano y participó por primera vez de un juego olímpico en Río 2016.

Salto adelante
Tras haber hecho historia en la vinotinto, el Che decidió dar el salto a la liga española, una de las más fuertes del mundo. El Fuenlabrada, un equipo modesto que no suele ubicarse en los primeros puestos, apostó por él y el bahiense viene respondiendo con creces. De hecho, y con un presupuesto bajo, el conjunto madrileño, durante el primer tramo de la temporada 2017-2018, logró achicar la brecha con los colosos Real Madrid y Barcelona, además de conseguir un hito para la entidad: la clasificación a la Copa del Rey, un torneo que disputan los 8 mejores de la liga. Para ello, García dispuso trabajar fuertemente en la solidez defensiva y sacar provecho de las virtudes de sus jugadores, una marca registrada en su conducción. Para Mozo, el entrenador posee un don especial: «Algunos jugadores juegan por el honor, otros por la plata, otros por la gloria, y el Che sabe cómo tocarle la fibra a cada uno para sacar el máximo rendimiento».
En base a su dilatada trayectoria y su probada capacidad como entrenador, no es descabellado pensar, en un futuro no tan lejano, a García dirigiendo la selección argentina, donde ya fue asistente de Julio Lamas en el Preolímpico de Mar del Plata, en 2011, e incluso tuvo a su cargo el equipo que disputó –y ganó– el Sudamericano de 2012. «El Che siempre va a ser candidato a dirigir a la selección, muchísimo más después del éxito que tuvo en Venezuela, pero tiene que esperar el momento. El equipo actual, comandado por Sergio Oveja Hernández, está trabajando muy duro en el recambio de la Generación Dorada. En algunos años vendrá una nueva camada de jugadores y el Che podría dirigirla tranquilamente», afirma Mozo.
Por lo pronto, el presente de García está en España, el país en el que busca afianzarse, aunque no se olvida de la selección como él mismo reconoció en una entrevista reciente: «Está en mis sueños, ahí la proyecto». Si algo sugiere su apodo, precisamente, es el intento por abrirse a nuevas y difíciles experiencias.

 

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