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Después de su presentación ante Colombia, el trío que integran Coria, Gaudio y Cañas se perfila para asumir en el equipo de Copa Davis con un exigente desafío: defender los progresos del ciclo Orsanic en el renovado torneo de 2019. El factor Del Potro.

San Juan. Los referentes de la legión conducen la práctica, antes de su debut como técnicos. (Andrés Larrovere/AFP/Dachary)

Hace algunos meses, en la Asociación Argentina de Tenis (AAT), tuvieron una idea que parecía disparatada: darle la conducción técnica del equipo de Copa Davis a tres personas. Agustín Calleri, presidente de la AAT desde junio, propuso reunir en el cargo a Guillermo Coria, Gastón Gaudio y Guillermo Cañas, nombres que remiten al mejor ciclo del tenis nacional, el de la legión argentina. La dirigencia buscaba aminorar el impacto que dejó la salida de Daniel Orsanic. Y, en principio, salió bien. No solo por la contundente victoria argentina sobre Colombia  sino por otras cuestiones de igual o mayor importancia que el resultado. Sin ir más lejos, la armonía grupal y el deseo de los entrenadores de mantenerse en el cargo refuerzan la nueva era del tenis argentino: la de los integrantes de la legión ocupando roles claves tanto dentro como fuera de la cancha. Aún resta la confirmación oficial, pero todo indica que el trío conducirá al seleccionado.
En ese plano saben dirigentes y exjugadores que las exigencias a afrontar, en lo que respecta a la Davis, no serán menores. Por un lado porque incidirá en la evaluación el peso del antecesor en el cargo. Orsanic no era un capitán más. Era el héroe de Zagreb 2016, el líder que guió al conjunto nacional a ganar por primera vez la Ensaladera de Plata. Era un hombre adorado por el plantel, un referente capaz de armar un grupo fuerte en un mundo de individualidades. El problema con Orsanic, sin embargo, fue político: apoyó al oficialismo en las últimas elecciones de la AAT, y eso quebró el vínculo con la lista de Calleri. Por otro, la cesantía del técnico deparó consecuencias, teniendo en cuenta que Juan Martín del Potro se enojó por el alejamiento de Orsanic y calificó de desprolijo el proceder de las autoridades. Más allá de estos condicionantes, el nuevo ciclo parece acomodarse al proyecto de la AAT.  Basta mencionar que el triuvirato Coria-Cañas-Gaudio aceptó trabajar gratis, un requisito clave para las autoridades debido a la frágil situación económica de la entidad. Con el agregado de que los nuevos conductores  demostraron capacidad para desempeñar el cargo. De hecho, en la Asociación Argentina, califican su tarea como «excelente», y lo que nació como un parche puede transformarse en una apuesta a mediano y largo plazo.

Otro mapa
El equipo nacional deberá responder a un reto para nada sencillo: estar a la altura de los cambios aprobados por la Federación Internacional de Tenis. La Argentina estará exenta de compromisos hasta noviembre del próximo año, cuando participe como invitada a las finales del nuevo formato de la Copa Davis, que se desarrollará durante una semana en Madrid con la participación de 18 países. Hasta entonces no competirá aunque los ajustes comienzan desde ahora. Habrá reuniones con los tenistas cuando culmine esta temporada. Los directivos quieren saber qué piensan respecto de la prosecución del campeonato. Entre los consultados estarán Guido Pella y Diego Schwartzman, los puntales de la nueva camada. No así Juan Martín del Potro. El caso del mejor tenista argentino es singular. Por un lado, porque la fractura de su rodilla derecha que sufrió en el Master de Shangai abre interrogantes sobre si podrá sostener su gran nivel –en septiembre por primera vez escaló al tercer lugar del ranking– cuando regrese a las canchas. Por otro, se añade otra cuestión: el tandilense ya manifestó que no le gusta el cambio de formato, y tampoco le resultan cómodas las fechas del certamen.
Sin embargo, los organizadores de la Copa Davis –la ITF y Kosmos, la empresa de Gerard Piqué que encabezó la reestructuración del campeonato– quieren tenerlo en las canchas. Saben de la necesidad de que se luzcan las figuras del circuito para que el nuevo formato sea un éxito. Y Del Potro está en ese catálogo. Mientras tanto, el tenis argentino se prepara para un torneo que conoce de sobra. Pese a su descenso en  2017,  disputó un total de cinco finales con un único desenlace feliz. Curiosamente, o no tanto, con muchos nombres que siguen vigentes.