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Con la conducción de Diego Cocca y el aporte de sus referentes, La Academia conquisto su 8º título profesional, en un torneo donde mostró temple y sentido colectivo para reponerse a la adversidad.

 

Pilares. Saja y Milito, en la celebración con la que Racing le puso fin a una racha de 13 años sin títulos oficiales. (Télam)

Transcurridas las primeras 6 fechas del Torneo de Transición parecía que la historia volvía a repetirse para Racing. Un comienzo auspicioso que mutaba en dudas y cuestionamientos conforme el equipo no sostenía el ritmo de las fechas iniciales. En ese primer tramo del certamen, Racing contabilizaba 3 victorias y 3 derrotas, una de ellas nada menos que ante el clásico que retornaba de la B Nacional, Independiente. Sin embargo, esta vez  logró espantar los fantasmas, asentado en la garra y el trabajo colectivo para superar escollos.
Basta enumerar algunos ejemplos en este plantel que logró una nueva estrella para el club. Ezequiel Videla, pieza fundamental del mediocampo, jugó instancias decisivas con una hernia a cuestas. Diego Milito, puntal del equipo, se desgarró en la derrota ante Independiente 5 fechas después de su regreso a Racing y habrá pensado que las segundas partes no suelen ser buenas, pero el domingo de gloria a las 2.30 de la madrugada se lo pudo ver en el Obelisco saltando en un colectivo sin techo. A Gustavo Bou muchos lo cuestionaban por su falta de jerarquía, sin embargo terminó convenciendo a hinchas y periodistas a fuerza de goles y sacrificio. Diego Cocca, el entrenador, cayó en una trampa mediática cuando confesó su preferencia por una vuelta olímpica en detrimento de una alegría ante el clásico rival. No obstante, el día de la coronación ante Godoy Cruz fue uno de los más ovacionados por encaminar al equipo hacia el título.
Racing salió campeón, entre otras cosas, por su convencimiento individual y colectivo. En su campaña, ganó 8 de los últimos 9 partidos, y en ese lapso recibió un solo gol. Se impuso en 3 de los 4 clásicos (Boca, River y San Lorenzo) y sumó un total de 41 puntos, una cifra alta para torneos cortos. Números y hechos que explican la fiesta desatada por sus hinchas tras la consagración. Después de décadas de sinsabores deportivos y crisis institucionales, Racing se dio el gusto de volver a celebrar en su casa, el mítico Cilindro de Avellaneda.

 

Factores clave
En las redes sociales creció una campaña publicitaria que se llamó Racing Positivo, en la que jugadores y cuerpo técnico se sumaron a la consigna posando con el pulgar hacia arriba cuantas veces les fuera requerido. Dentro de la cancha, el equipo también respondió. En ese sentido, Racing tuvo dos grandes méritos: una línea de juego que se adaptó a las necesidades del equipo, y sentido de la oportunidad en momentos decisivos.
El primer motivo es responsabilidad del técnico Diego Cocca. Tras dos buenas temporadas en la Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia y un comienzo auspicioso en Godoy Cruz de Mendoza, Cocca comenzó un periplo con resultados irregulares en distintos clubes. Luego de cuatro meses de descanso, en junio de 2013 asumió la dirección técnica de Defensa y Justicia, un equipo de la B Nacional alejado de los grandes flashes, y al que ascendió a la máxima división por primera vez en su historia. Tanto allí como en Racing, el club que lo contrató a mitad de 2014, combinó su idea original de buen trato de pelota y la mira en el arco de enfrente con tomar recaudos cuando el trámite de los partidos lo hacía necesario. Con esas premisas, logró inclinar la balanza en el segmento final del último torneo.

 

Viento a favor
Promediando el campeonato, River era el dueño indiscutido del fútbol argentino. Puntero, invicto y 6 puntos por encima de la Academia. Pero su participación en la Copa Sudamericana provocó que el cuadro de Nuñez se quedara sin energía en las últimas fechas y, a diferencia de Lanús o Independiente, Racing supo aprovechar esa ventaja.
El día clave fue el domingo 23 de noviembre, cuando logró derrotar al entonces puntero –que jugó con suplentes– en el Cilindro. Con su triunfo, Racing –que llegó a estar a 8 unidades de River– alcanzó la cima del campeonato. Ya en ese momento, el equipo de Cocca había crecido en solidez, intensidad de juego e inteligencia para imponerse en los partidos complicados.
En ese sentido, además del entrenador, resultaron vitales el temperamento de Ezequiel Videla, las atajadas de Sebastián Saja, el aporte goleador de Gustavo Bou y Gabriel Hauche, y el liderazgo de Diego Milito, este último un símbolo de La Academia. Integró el equipo que en 2001 se consagró tras 35 años sin títulos y ahora suma un nuevo campeonato con el club del cual es hincha. Un club recuperado institucionalmente, con el ídolo en su casa y enfocado a continuar por la senda victoriosa. El próximo desafío será la Copa Libertadores 2015, torneo al que regresa Racing luego de 12 años, un examen difícil pero no imposible para un equipo que le devolvió la fe a una hinchada apasionada y numerosa.

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