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Dama de hierro

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Afirmada en su perseverancia y su talento, la tenista danesa dio un salto en el circuito al conquistar su primer Grand Slam y consolidarse entre las dos mejores del ranking. Los influyentes nombres en su carrera y sus renovados retos para la temporada.


Ganadora. Wozniacki en la final del Abierto de Australia ante Simona Halep. (KHAN/AFP/DACHARY)

La escena trascurre los primeros días de 2018. La canción «Sweet Caroline» (Dulce Carolina) suena en la pista de Melbourne, Australia, donde Caroline Wozniacki abraza el trofeo todo el tiempo y no puede parar de sonreír. Por fin es suyo. «Una de las cosas que seguro ya no me van a preguntar es cuándo voy a ganar un Grand Slam, ahora, en todo caso, me van a decir ¿y cuándo el segundo?».
El desahogo –con humor– ocurrió en plena conferencia. No era para menos dado que la tenista danesa acababa de romper un maleficio: a los 27 años (y con 28 títulos y 24 finales) finalmente conquistó su primer Grand Slam tras ganar el Abierto de Australia al vencer en la final a la rumana Simona Halep. Con un agregado nada menor teniendo en cuenta que la desplazó como número uno del mundo en ese duelo decisivo. Si bien Halep recuperó el liderazgo en el ranking, Wozniacki logró consolidarse entre las dos mejores del mundo y se perfila otra vez como gran animadora del circuito femenino.
No se trata de un hecho sorpresivo. Durante 2017, la danesa venía mostrando un tenis de alto vuelo, al punto de que obtuvo triunfos resonantes que luego le permitieron alcanzar el número 2 del escalafón mundial, previo al inicio del primer Grand Slam de este año. En ese plano, la victoria en suelo australiano se asemeja bastante a una revancha no solo deportiva. Conviene repasar, por caso, momentos clave de su carrera. En octubre de 2010, Wozniacki llegó a lo más alto del ranking con su juego agresivo y mentalidad ganadora. Allí se mantuvo durante 61 semanas aunque sin obtener un Grand Slam, logro distintivo para cualquier tenista de élite. Poco a poco, comenzó a bajar su nivel y de aquella jugadora potente, con una personalidad fuerte y exitosa, quedaban pocos rastros. Afuera de la cancha, por si fuera poco, sufrió un duro golpe sentimental que la expuso en los medios: su pareja, el reconocido golfista Rory McIlroy cortó la relación por teléfono cuando ya estaban comprometidos y a punto de casarse, con las invitaciones enviadas.
Siguió jugando al tenis y a los pocos meses protagonizó un hecho que sorprendió al ambiente deportivo al correr la maratón de Nueva York y llegar a ser la número ocho del mundo. Una carrera que finalizó en 3 horas y 26 minutos. Claro que también consiguió reencontrar su mejor juego. «Cuando estás más grande tenés más experiencia, aprendés a leer mejor los partidos. Creo que he añadido algunas cosas a mi tenis», señaló tras su triunfo en Melbourne. Así, Wotzniaki consiguió ganar el primer Grand Slam dejando atrás dos frustraciones que habían afectado su evolución: las derrotas en las finales del Abierto de Estados Unidos de 2009 y 2014 ante la belga Kim Clijster y la estadounidense Serena Williams.
Admiradora de Steffi Graf y Martina Hingis, amiga de Serena Williams, Caroline logró adquirir mayor notoriedad pública por sus movimientos tanto dentro como fuera de la cancha. «Es un modelo a seguir porque tuvo muchos negocios exitosos mientras desarrollaba una carrera increíble», dijo Serena en un reportaje. Lo cierto es que entre junio de 2015 y 2016 fue la tenista mejor paga con 8 millones de dólares, según la revista Forbes. Y desde 2009, cuando firmó un contrato con Adidas, no paró de sumar sponsors.

De menor a mayor
En ese plano, su padre y actual entrenador, Piotr Wozniacki, resultó clave en su trayectoria. De chica, por ejemplo, Caroline practicó varios deportes, especialmente el fútbol, hasta que su padre la orientó hacia el tenis. Piotr comenzó a trabajar con ella a los 14 años y al poco tiempo se mudaron a Mónaco para perfeccionar su entrenamiento. Desde entonces nunca ha dejado de aconsejarla, además de compartir torneos y vivencias que le permitieron sumar aprendizajes.
De cara al futuro, el principal objetivo de la danesa será mantener su nivel en un circuito femenino cada vez más competitivo, con jugadoras con grandes condiciones como la misma Simona Halep, Garbine Muguruza, Elina Svitolina y Kristýna Plíšková, entre muchas otras. Más allá de lo que vendrá, Wozniacki saldó una deuda grande con su triunfo en Melbourne y parece mejor perfilada para los grandes retos por venir: Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos. De algún modo, se invirtió la historia. Ya no importa lo que el ambiente espera de ella; ahora es ella la que confía en responder cuándo va a ganar su segundo Grand Slam.

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