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Desafío personal

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Damián Blaum, especialista en aguas abiertas, batió el récord del cruce del Río de la Plata a los 36 años. La exigente preparación con eje en el plano mental, factor clave de su vigencia. Los nuevos retos de 2018, entre ellos, atravesar el Canal de Beagle.


A pulmón. De larga trayectoria, el porteño se transformó en un referente de la especialidad. (LEO VACA)

La cabeza es lo más importante, incluso más que la preparación física». El que habla es Damián Blaum, reconocido nadador argentino de 36 años que el 17 de febrero pasado se propuso una meta que parecía difícil de cumplir: cruzar a nado el Río de la Plata desde Colonia (Uruguay) a Punta Lara (Argentina). Fueron 42,2 kilómetros en nueve horas y seis minutos de travesía para bajar en más de una hora el récord anterior, que estaba en manos del mendocino Gustavo Oriozabala desde 1993, con 10h30m. Este desafío, que podría interpretarse como una aventura personal, para un nadador de aguas abiertas como Blaum forma parte de su trabajo. Un trabajo muy exigente, eso sí.
«El récord no era lo que me desvelaba, era el desafío. Soy porteño y siempre quise hacerlo, pero la realidad es que el cruce no tenía una dificultad mayor a lo que hago habitualmente». En declaraciones a distintos medios, luego de su hazaña, Blaum entregó algunas claves de lo que implica ser un nadador de aguas abiertas, una disciplina que contempla competencias en lugares al aire libre como el mar, lagos o ríos. Alcanza con repasar su última experiencia. Nueve horas en el río nadando, hidratándose, alimentándose, haciendo sus necesidades, siempre a la intemperie. Es que dedicarse a este deporte supone demasiados esfuerzos, entre ellos –y sobre todo–, someterse a un régimen de entrenamiento muy estricto. Por otra parte, a la preparación física se agrega el factor psicológico, dado que en cada competencia la mente del atleta juega un rol decisivo.
En ese marco, Blaum entrena casi todos los días. De lunes a sábado, su rutina son unas cuatro horas de nado –generalmente en el río– y otra hora en el gimnasio. Las carreras duran horas y el nadador va solo con sus pensamientos, acompañado de un bote que lo va guiando, donde se encuentra su entrenador, encargado, además, de su hidratación y alimentación. «Durante la carrera se te vienen muchas cosas negativas a la mente, pero tenés que sacarlas rápido. El trabajo psicológico previo a la carrera es intenso», suele explicar Blaum.

Experiencia y nuevos horizontes
El cruce del Río de la Plata tuvo un episodio que podría haber desmoronado anímicamente a cualquiera: la travesía estaba pautada tres días antes y, de hecho, Blaum saltó al agua en Colonia ese día (14 de febrero) por la mañana. Llegó a nadar cuatro horas, pero al atravesar el límite con Argentina tuvo que suspender el cruce porque no tenía la documentación necesaria para nadar en ese lugar del Río de la Plata. El porteño no se desesperó y rápidamente pudo reenfocarse para intentarlo de nuevo: «Con la ayuda de mi mujer, mi beba y mis amigos, muy rápidamente tuve la oportunidad de intentarlo otra vez, en solo tres días», explicó ante la prensa. Su mujer, Esther Núñez, es además su entrenadora y, junto a su hija Gala, un refugio donde Blaum puede capear sus temporales psicológicos. Como prueba de su fortaleza, cabe mencionar un episodio: antes de su desafío en el Río de la Plata debió abandonar la carrera Santa Fe-Coronda, perteneciente al circuito mundial, por una descompostura. No obstante, enseguida se repuso y a los 15 días logró batir el récord de Oriozabala.
Su recuperación se vincula con su larga trayectoria en este deporte. Blaum comenzó a nadar a los 6 años, y a los 16 dejó la pileta para dedicarse de lleno a las aguas abiertas. Entre sus logros se cuentan haber ganado la maratón Hernandarias-Paraná, la carrera más larga del mundo, en tres ocasiones (2007, 2009 y 2010), haber sido el número 2 del ranking mundial y representar al deporte argentino en los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008.
Lejos del retiro, para este 2018 el porteño se traza dos ambiciosos objetivos: cumplir un gran papel en el Grand Prix de Canadá, que forma parte del circuito anual de la FINA (Federación Internacional de Natación), e intentar el cruce del Canal de Beagle, en Tierra del Fuego. «El trayecto es más corto que el del Río de la Plata, pero el agua es más fría; deberé prepararme mucho y bien si quiero lograrlo», admitió. Se trata de un reto desconocido, con mayores niveles de complejidad, aunque debido de su reciente récord conviene evitar pronósticos negativos. Como Blaum cuando se sumerge en el agua.

 

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