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El Zenit desembolsó cifras millonarias para contratar a Driussi, Paredes, Mammana, Kranevitter y Rigoni, un hecho que reafirma la proyección internacional del semillero argentino. La adaptación a la liga rusa y los objetivos de cara a la temporada.


Goleador. Ex-River, Driussi ensaya un remate en el duelo frente al Rubin Kazan por el torneo. (Pronin/Zuma/Rex/Shutterstock/Dachary)

Pese a su crónica desorganización, el fútbol argentino sigue destácandose por su capacidad para promover talentos que luego logran afianzarse en las principales ligas del mundo. En un hecho que se repite en el inicio de la temporada, poderosas instituciones europeas pelean por llevarse a jóvenes jugadores surgidos en nuestro país. En ese plano, la Liga Premier rusa no figura entre las más importantes de Europa, o al menos está debajo de otras competencias como la inglesa, la española, la italiana y la alemana.  
Sin embargo, y a poco menos de un año para la realización del mundial, el certamen acaba de ser tapa de los principales diarios del mundo gracias al Zenit de San Petesburgo, equipo que revolucionó el mercado europeo con la contratación de cinco futbolistas argentinos. Un hecho que, si bien no es inédito (el Saturn y el FC Moscú, años atrás, también ficharon a varios jugadores albicelestes), sobresale por los montos desembolsados. Basta consignar que lleva gastados cerca de  72 millones de euros al incorporar al ex-Boca Leandro Paredes (23 millones), a los ex-River Emanuel Mammana (16), Sebastián Driussi (15), Matías Kranevitter (8) y del ex-Independiente y Belgrano Emiliano Rigoni (10).
Al margen de sus buenas condiciones técnicas, existe otra causa que explica el interés por los argentinos. Por lo general exhiben mayor capacidad para adaptase a un clima y a una sociedad muy diferentes, algo que le cuesta a los jugadores brasileños, la otra fuente de materia prima sudamericana. De hecho, Paredes, Mammana, Driussi y Kranevitter no son los primeros en desembarcar en Rusia. Antes hubo varios futbolistas que jugaron en el país europeo  como Fernando Cavenaghi, Maxi López, Clemente Rodríguez, Daniel Montenegro, Ezequiel Garay, Alejandro Domínguez y Héctor Bracamonte. Precisamente Bracamonte, ex-Boca que jugó 10 años en Rusia, señaló a Acción: «El Zenit es un club de modas, en su momento fueron los jugadores de la antigua Yugoslavia, luego fueron los portugueses, más tarde los italianos y ahora son los argentinos. Estos últimos, en general, se adaptan y rinden mejor cuando hay otros futbolistas en la misma liga».
 Se destaca, en ese marco, el rol del entrenador italiano Roberto Mancini, quien arribó al Zenit este año. Más allá de algunos cortocircuitos con jugadores como Tevez y Verón cuando los dirigió en otros clubes, Mancini admira las cualidades de los futbolistas albicelestes. «Son fuertes, técnicos y muy completos. Lo supe cuando dirigí a Tevez», dijo a su llegada.

Apuestas ambiciosas
Claro que también aparecen interrogantes. ¿De dónde sale el dinero del Zenit? De Gazprom, el gigante energético de ese país. El Gazprom Bank, tercer banco ruso más importante, es el que financia al club. Sergey Fursenko, hombre fuerte del Zenit, fue presidente de la Unión de Fútbol de Rusia entre 2010 y 2012, período en que la FIFA eligió al país como sede del Mundial 2018. A su vez, Gazprom es patrocinante del máximo ente del fútbol mundial desde 2014.
Para Bracamonte, el furor del Zenit por los argentinos no se vincula con la realización de la Copa del Mundo del próximo año y el intento por jerarquizar la competencia local. «A Rusia le sirve que se hable de Zenit, pero no es ese el objetivo del club. El Zenit gasta dinero siempre». La clave de esta millonaria inversión apunta en otra dirección. El club de San Petersburgo pretende recuperar el brillo de épocas no tan lejanas. Fundado en 1929 y con cuatro títulos de Liga Premier, para la temporada 2017-2018 intentará borrar la mala imagen del torneo local pasado (terminó tercero) y avanzar a las instancias finales del segundo certamen continental más importante, la Europa League. Ese torneo, curiosamente, lo obtuvo por última vez en 2008 con el Chori Domínguez en su plantel. Quizá aquel recuerdo haya llevado al club a volver a poner el foco en el talento argentino, una vez más en el centro de la escena futbolística global.