La NBA completará la temporada en Orlando con la crisis del coronavirus y las protestas contra la discriminación racial que respaldan LeBron James y otras figuras como telón de fondo. La disputa entre Milkaukee Bucks y los equipos de Los Ángeles.
14 de julio de 2020
Atractivos. LeBron, de los Lakers, frente a Luka Dončić, de Dallas Mavericks, en un encuentro del actual torneo, previo a la pandemia. (Martinez / GINA / AFP / Dachary)
Plataforma del deporte global, la NBA, la liga de básquet más poderosa del mundo, volverá el 30 de julio en Estados Unidos. Y lo hará dentro de una burbuja en la ciudad de Orlando, ya que el resto de la temporada 2019/2020 se jugará en el ESPN Wide World of Sports, un complejo de 90 hectáreas en Disney. Como si algo faltase, después de las muertes recientes de David Stern, histórico comisionado que revolucionó la NBA, y de la gran estrella Kobe Bryant, la pospandemia situará el juego en un parque de diversiones. En el primer día de la competencia, que se iniciará con una fase regular con 22 equipos, jugarán New Orleans Pelicans – Utah Jazz y el clásico californiano Los Ángeles Lakers – Los Ángeles Clippers. Nada casual. Los Lakers de LeBron James y los Clippers de Kawhi Leonard siguen en la carrera al título. Y si bien ambos pujan por volver a situar a Los Ángeles como la capital del básquet, la muerte de Kobe Bryant, que brilló con los Lakers, pone a LeBron en el centro de la escena, y no solo desde el plano deportivo.
En el retorno solo competirán 22 de los 30 equipos, los que tenían chances de clasificar a los playoffs. Los equipos vivirán encerrados en Disney, sometidos a testeos para descartar cualquier posible caso de coronavirus. El último tramo de la fase regular constará de ocho partidos por equipo, seleccionados en base a lo que le faltaba disputar a cada uno. Luego habrá una novedad: el play-in: si hay una diferencia de cuatro juegos o menos entre el octavo clasificado y el noveno de cada tabla, ambos deberán enfrentarse entre sí para definir la última plaza. Es decir, dos juegos en los que el noveno deberá ganarlos para arrebatarle el octavo puesto a su rival. Y en los playoffs el formato será el de siempre: siete partidos por serie, aunque todos se jugarán en un estadio.
«Hay dos equipos que sacaron claras diferencias. Uno es Milwaukee Bucks, en la Conferencia Este, que fue el primer clasificado a los playoffs y que prácticamente no tiene rivales que le puedan hacer fuerza, quizá Boston Celtics, Miami Heat o Philadelphia 76ers. Y por la Conferencia Oeste están los Lakers. Todos quieren el duelo Giannis Antetokounmpo, figura de los Bucks, contra LeBron James», analiza Martín Núñez, periodista argentino que trabaja en la NBA para Latinoamérica. Sin Kawhi Leonard, Toronto Raptors, último campeón, aparece muy lejos de defender el título. «Va a haber mucha épica –agrega Núñez–. Para ver, vamos a tener a Luka Dončić, de Dallas Mavericks, que sí dentro de uno o dos años va a ser un equipazo». En ese sentido, otras figuras que sostuvieron un gran nivel en lo que se jugó de la temporada 2019/20, y que podrán destacarse en los partidos pospandemia, son Jayson Tatum (Celtics), Joel Embiid y Ben Simmons (76ers), Nikola Jokić (Denver Nuggets), Donovan Mitchell (Utah Jazz), Ja Morant (Memphis Grizzlies) y Zion Williamson (Pelicans). En la fase regular, hasta agosto, hay 88 partidos programados en 15 días.
Fuera de juego
La vuelta de la NBA no solo tendrá como dato novedoso la mudanza a Orlando, sino también el contexto político. Especialmente porque el regreso a la competencia se confirmó luego del asesinato del ciudadano negro George Floyd a manos de un policía blanco en Mineápolis, lo que despertó una ola de protestas en todo Estados Unidos contra el presidente Donald Trump. Muchos basquetbolistas alzaron la voz contra el racismo. Otros directamente se manifestaron en las calles. LeBron actúa hoy como uno de los principales promotores del voto antiTrump. Y Kyrie Irving, estrella de Brooklyn Nets, considera que no jugar sería un modo de protesta en la campaña antirracista. En una videoconferencia con un centenar de jugadores, Irving expuso: «No apoyo ir a Orlando. No estoy con el racismo sistemático. Algo huele un poco raro. Lo admitamos o no, somos atacados como hombres negros cada día que nos despertamos». Algunos apoyaron a Irving, molestos también por las restricciones de la concentración forzada en Disney, por el riesgo de lesiones después de la extensa inactividad y por la exposición a contagiarse de COVID-19. Otros, como Davis Bertans (Washington Wizards) y Trevor Ariza (Portland Trail Blazers), se bajaron porque sus equipos figuran con pocas posibilidades de clasificar a los playoffs. No está claro qué sucederá con los entrenadores más veteranos, como Alvin Gentry (65 años), de los Pelicans; Mike D’Antoni (68), de los Rockets; y Gregg Popovich (71), de San Antonio Spurs, quien llegó a calificar a Trump como un «idiota trastornado».
«La NBA, con el nuevo comisionado Adam Silver a la cabeza, y la Asociación de Jugadores, se comprometió públicamente a mantener el enfoque en la justicia social y la pelea por un cambio en el país –escribió Jeremy Woo en Sports Illustrated, en referencia al movimiento Black Lives Matter (las vidas negras importan)–. La esperanza está en que los jugadores puedan usar la plataforma para amplificar los mensajes. El regreso será una distracción, pero esa distracción no debería enmascarar cuáles son los problemas reales». Desde el 7 de julio, con los planteles en Orlando, dos jugadores dieron positivo de coronavirus en las 322 tests realizados, lo que abrió un interrogante: ¿qué ocurrirá si se siguen sumando casos dentro de la burbuja de Disney? La NBA, mientras tanto, discute cómo volverá al ruedo: si usar, por ejemplo, audios del videojuego NBA 2K para animar las transmisiones. Porque Disney es «un modelo perfecto de todas las órdenes de simulación entrelazadas, una representación fantástica de una imagen idealizada de la vida estadounidense», como describió el sociólogo francés Jean Baudrillard. Lo concreto es que el 30 de julio Lakers – Clippers será el plato fuerte del regreso de la NBA, un partido que despierta un interés nada ficticio y que, sobre todo, servirá como prueba de lo que vendrá en el deporte del país con más muertes por la pandemia.