8 de junio de 2023
Fenómeno global, vuelve a revolucionar el fútbol con su llegada al Inter Miami. La liga y la vida que le esperan, con la Scaloneta en el horizonte cercano.
Mensaje. El rosarino ofreció una entrevista a medios catalanes en la que confirmó que jugará en la MLS.
Foto: NA
Libertad. Unidad. Fortuna. Así se presenta en su página web el Inter Miami C F. Es el club que eligió Lionel Messi (el 24 de junio cumplirá 36 años), campeón del mundo con la selección argentina y rompedor de récords imposibles en el fútbol de todos los tiempos. Tal vez el mejor jugador de la historia. Identificado desde siempre con el Barcelona, en el que creció y con el que se cansó de ganar títulos, se fue al frío Paris Saint Germain. Junto a su amigo Neymar y Kylian Mbappé, fue clave para que el PSG gane el título francés dos temporadas consecutivas. Pero faltó comunión con sus hinchas. Incluso el domingo y en su despedida, tras la derrota por 3 a 2 ante Clermont, se fue silbado. Más aún: en el mensaje que dio el propio Messi a medios catalanes para anunciar su llegada al fútbol de Estados Unidos, admitió que no la pasó bien en París.
Se especulaba con su regreso al Barcelona y se hablaba del fútbol árabe: en los últimos tiempos participó de campañas publicitarias para fomentar el turismo en Arabia Saudita. Se sabe que el dinero árabe mueve al fútbol. Pero Messi, para sorpresa de muchos, eligió la tranquilidad de Miami y el fútbol de los Estados Unidos. En ese ámbito, tal vez pueda pensar más en el seleccionado.
En la noche argentina de este miércoles, el Miami –propiedad del exfutbolista David Beckham y del empresario anticastrista Jorge Mas– le ganó por los cuartos de final de la US Open Cup como visitante al Birmingham Legion 1 a 0. Pero en el torneo sigue último en la tabla de posiciones de la Conferencia Este. Apenas 15 puntos en 16 partidos jugados. Venía de perder tres seguidos. ¿Habrá efecto Messi?
El fútbol en los Estados Unidos nunca tuvo la masividad ni la pasión que genera en otros países, como Argentina, Brasil, Inglaterra, Alemania, Italia o España, las ligas más destacadas. Pero EE.UU. estuvo desde siempre ligado al fútbol. Su selección, de hecho, participó en el primer mundial, el de 1930, en Uruguay. En los 70, intentó darle más masividad nada menos que con Pelé, aunque ya en el declive de su carrera. También jugaron allí Franz Beckenbauer y César Luis Menotti. Hasta se hizo una película, Escape a la victoria, con Sylvester Stallone, el mismo Pelé y Osvaldo Ardiles, pero solo lograron show. En 1994 organizó el mundial a pesar de que su gente llenaba estadios de fútbol americano y de básquet. De soccer –como se les suele señalar despectivamente–, nada. En 2016 fue sede de la Copa América; y el año que viene, también lo será. En 2026 organizará nada menos que el mundial, junto a México y Canadá. ¿Hasta dónde se puede decir que Messi no va a una liga competitiva?
Otro lugar en el mundo
Ahora que se habla de un Messi en retirada porque a los 35, a los deportistas de élite se los considera viejos, habría que replantear el escenario. Miami se ha vuelto una ciudad lujosa y cool. Allí descansan y compran y hasta viven las celebridades norteamericanas. Es la ciudad aspiracional de la clase media argentina y el refugio de los «famosos» argentinos. «Ya no es la Miami de Ricardo Fort», como dice un periodista argentino que vive allí y que destaca que todo se ha vuelto caro, lujoso.
Allí Messi buscará –y seguramente encontrará– la tranquilidad que no tuvo en París. Antes de irse de Francia dijo que lo que más extrañaba era el tiempo que dedicaba a sus hijos, algo que había perdido desde que se fue de Barcelona. El escenario pinta adecuado para alguien que busca cambiar de vida. ¿Por qué no pensar que en tres años, si se mantiene bien físicamente, podrá jugar otro mundial? No sería para nada descabellado que a los 38, con su calidad, integre el plantel argentino que defenderá el título mundial en 2026.
En lo que resta hasta la próxima copa del mundo no le regalarán nada. El fútbol estadounidense no es el de antes. Crecerá en público y seguidores. Las transmisiones televisivas, que es lo que cuenta en estos tiempos, se volverán masivas a nivel internacional. Messi es un producto en sí mismo. Gonzalo Higuain, que pasó por ese mismo equipo fundado en 2018, advirtió que el nivel es alto. Sería injusto minimizar al fútbol estadounidense en comparación con el argentino solo porque tenemos pasión. Sin ir más lejos, cada domingo vemos partidos en nuestro país que aburren, a lo que se añaden los reiterados episodios de violencia en las tribunas. Los mejores jugadores argentinos ya no están en nuestra Liga Profesional. Se van a Europa o Estados Unidos antes de cumplir los 20; a veces, sin que los conozcamos.
Otros van para retirarse. Hoy son 38 los argentinos que juegan en el fútbol estadounidense. Entre ellos, Thiago Almada (Atlanta United), Enzo Copetti (Charlotte), Alan Velasco (Dallas) y Gustavo Bou (New England). Ayer nomás jugaba Nicolás Figal, en el mismo Inter, cuando se volvió para romperla en la defensa de Boca. El futuro, en cambio, está en Máximo Carrizo, que tiene 14 años, juega en el New York City y ya fue citado para el sub 17 argentino.
Tal vez con su decisión, Messi, en la etapa final de su carrera, nos esté dando un mensaje: nada es como era. O como creíamos que era.