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Pese a que perdió la final ante Brasil, el Seleccionado nacional consiguió el boleto para el Mundial 2014 y perfila un equipo con buenas perspectivas asentado en el aporte de los jóvenes.

 

Otro juego. Argentina logró revertir su imagen en Brasil luego de la fallida participación en la Liga Mundial. (Alexandre Arruda/CBV)

El Campeonato Sudamericano de Voley hace rato que se convirtió en una competencia entre dos selecciones. Brasil, potencia mundial, y Argentina, un histórico del continente. La diferencia entre estos dos y el resto es muy grande, y se notó en los partidos. Tanto Argentina como Brasil ganaron todos los encuentros sin ceder un set (3-0) y solamente en la final, cuando se enfrentaron, tuvieron un rival de nivel similar. El local se impuso por 3-2 y se consagró campeón.
Argentina llegaba golpeada a este torneo luego de una muy mala Liga Mundial, campeonato que se disputa anualmente y que reúne a las 18 mejores selecciones del mundo. El conjunto  dirigido por Javier Weber ganó apenas un partido de los 10 que disputó y clasificó a la fase final solamente por haber sido designado sede (Mar del Plata) con antelación.
En esta nueva fase el conjunto argentino se midió con las selecciones de Italia y Bulgaria, dos potencias mundiales que hace años están en la elite del voley. La selección perdió los dos partidos que jugó y no pudo clasificarse a las semifinales. El campeón finalmente fue Rusia, que derrotó a Brasil en la final disputada en Mar del Plata.
Con este mal antecedente, Argentina viajaba a Brasil, precisamente a la ciudad de Cabo Frío, para disputar el Sudamericano que además hizo las veces de Premundial, clasificando a los dos primeros al Mundial de Polonia 2014. La baja a último momento de Venezuela, el tercer mejor equipo del continente, por problemas internos en su federación, allanaban el camino del equipo albiceleste, que no tenía más que ganarle a los combinados de Paraguay, Chile y Colombia, tarea que cumplió con facilidad.
Con el pasaje a Polonia en el bolsillo, Argentina fue a disputar la final ante el poderoso Brasil y estuvo cerca de ganarle. Los dirigidos por Weber se quedaron con el primer set por 25-19 con una buena actuación de Rodrigo Quiroga y del armador Nicolás Uriarte, que complicó con su saque. El local reaccionó y ganó los dos siguientes con autoridad por 25-20 y 25-19 para ponerse arriba 2-1 y dejar a Brasil cerca de consagrarse.
Pero los argentinos no se dieron por vencidos y se recuperaron en el cuarto set, que ganaron por un ajustado 26-24 para forzar el quinto y definitivo parcial. Allí, la Verdeamarela se impuso por 15-10 y festejó su 29º título en esta competición. Luego del torneo se eligió el equipo ideal, para el cual Argentina aportó dos jugadores: el punta Rodrigo Quiroga y el central Sebastián Solé. El mejor jugador del torneo fue el brasileño Sidão,  clave en la final.
Más allá de los nombres propios, el nivel del conjunto argentino fue bueno, sin dejar de lado que los rivales no eran de gran calidad. Tanto Colombia, como Chile y Paraguay están varios escalones por debajo del voley nacional. De todas maneras, Javier Weber continuó tratando de foguear a varios jóvenes como Nicolás Uriarte, Sebastián Solé, Bruno Romanutti, Pablo Kukartsev y Agustín Ramonda.

 

Nuevos retos
Ahora el objetivo es formar un equipo de cara al Mundial de Polonia el año que viene. La mezcla de jugadores jóvenes y otros experimentados sirvió en los últimos años, con buenas actuaciones en la Liga Mundial 2011 y en los Juegos Olímpicos de Londres del año pasado, donde Argentina terminó en un muy meritorio quinto puesto.
Weber, quien está al mando de la Selección desde 2008, tiene una buena base de jugadores jóvenes para elegir, que serán apuntalados seguramente por Alexis González y Rodrigo Quiroga, quien a pesar de tener apenas 26 años, ya suma gran experiencia a nivel internacional. A ellos se les sumarán otros jóvenes ya afianzandos como Facundo Conte (24 años), hijo del legendario Hugo, Federico Pereyra (25), Pablo Crer (24), Luciano De Cecco (25), Iván Castellani (22) y los ya mencionados Nicolás Uriarte (23) y Sebastián Solé (22).
Algo para destacar de este equipo es que la mayoría de sus jugadores participan de la Liga Argentina. Únicamente Facundo Conte, Luciano de Cecco (ambos en Italia) y Rodrigo Quiroga (Brasil) juegan en el exterior. El resto prestigian una Liga Nacional que tiene muchos seguidores y crece año a año.
Entre las contras que tiene este equipo argentino se puede destacar la edad de la gran mayoría de sus jugadores que, aunque ya cuentan con varios partidos internacionales en la espalda, puede perjudicarlos en el temple. Si bien Quiroga emerge como un líder, sus 26 años pueden resultar pocos a la hora de poner el pecho y levantar a un equipo muy joven ante un resultado negativo o una situación deportiva adversa.
El proceso de recambio al mando de Javier Weber ya lleva algunos años, confiando y afianzando a varios nombres que antes eran promesas y hoy ya están demostrando que pueden pelear mano a mano con algunas potencias. Los resultados negativos en la Liga Mundial de este año fueron un llamado de atención para un equipo que seguramente asimilará rápido lo sucedido y deberá mejorar para cumplir con las expectativas que su buen nivel viene prometiendo.

Germán Esmerado

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