11 de noviembre de 2015
El chaqueño, de solo 23 años, tuvo un debut exitoso en el circuito más prestigioso del golf en el mundo, ratificando que es el argentino con mayor proyección de la disciplina.
A la mañana siguiente de la consagración, Emiliano Grillo se colocó los auriculares negros, transformó su bolso en almohada y se recostó sobre dos asientos del aeropuerto de California mientras esperaba un vuelo hacia Las Vegas. A un costado, apoyó un trofeo. Unas horas antes, el domingo 18 de octubre pasado, el golfista chaqueño había tocado el cielo con las manos: ganó el título del Abierto Frys.com en Napa, en su primer torneo como miembro pleno del PGA Tour, el circuito de campeonatos más importante de golf en el mundo que se juega en los Estados Unidos, después de superar en el desempate al surcoreano Kevin Na. A los 23 años, entonces, Grillo certificó que es el argentino de mejor presente en la disciplina y con posibilidades de seguir creciendo. Fue el sexto argentino en conseguir un título en el PGA Tour, después de Roberto De Vicenzo (en 1957, 1966 y 1968), José Cóceres (dos en 2001), Ángel Cabrera (2014), Andrés Romero (2008) y Fabián Gómez (2015).
El chaqueño, nacido en la ciudad de Resistencia, no solo embolsó un millón de dólares y se aseguró dos años más su participación en el circuito: en 2016 jugará el Masters de Augusta, el PGA Championship, The Players, dos citas del World Golf Championship, el torneo de campeones de Hawái y la FedEx Cup. «Me mantuve positivo y gané. De solo pensar en el Masters no puedo creerlo», fueron sus primeras palabras ante la prensa. Augusta, que se jugará en abril, es uno de los cuatro Majors, los torneos grandes de golf, que en 2009 tuvo como ganador al Pato Ángel Cabrera, otro argentino.
Grillo logró el Frys.com, la primera cita de la temporada 2015/2016, dos semanas después de recibirse como jugador del PGA Tour en Ponte Vedra Beach, Florida, cuando obtuvo el último título de la Web.com Tour, el acceso a la plana mayor del golf. «Ha sido un mes increíble –dijo, sin saber lo que vendría a corto plazo–; me casé hace alrededor de un mes, y desde entonces he estado jugado muy bien». Grillo, cabe señalar, contrajo matrimonio con Macarena Pelaez, hija de un empresario hotelero de Resistencia.
Camino ascendente
Si bien se moldeó en el Chaco Golf Club con la figura de su coterráneo José Cóceres por delante, a los 15 años puso un pie en la ciudad de Bradenton, Florida, para acudir a la Academia IMG, de David Leadbetter, un reconocido maestro del golf. Luego, empezó a curtirse en el European Tour. Ahora camina junto a José Luis Pepa Campra, su caddie e instructor, con quien dialoga antes de los golpes. El juego de Grillo, marcan los especialistas, se luce en las distancia largas y flaquea cerca del hoyo, todo cubierto, eso sí, por una destacada estrategia, madurez y tranquilidad. «No hay duda de que Emiliano Grillo ha sido bendecido con la velocidad de la cabeza», le dijo Bernie Najar, director de profesores del PGA Tour, a la revista Golf Digest. Grillo fue felicitado por Jordan Spieth, número dos en el ranking mundial, a través de la red social Twitter apenas se consagró en California: «¡Emiliano! La primera de muchas victorias. Es genial ver jugar bien a los de la generación de 2011». Spieth, nacido en Dallas, Texas, cumplió recién 22 años. El año que viene Grillo jugará el Masters de Augusta, junto con Cabrera y Fabián Gómez.
Lo concreto es que nunca un golfista latinoamericano había ganado en su debut como miembro del PGA Tour. ¿Hasta dónde puede llegar este hincha de River formado en la escuela de desarrollo de la Asociación Argentina de Golf que ganó el año pasado el Abierto de Argentina, su primer título como profesional, el más importante del país? «En el golf no hay un horizonte –le respondió al diario La Nación–; nunca sabés. Cuando tenga 50, 60 años, sabré cuál fue mi límite, pero uno no se puede poner una barrera». Después de la doble consagración, en el Web.com y en el Frys.com, Grillo aterrizó en Las Vegas, salió junto con Ryan Moore y Charley Hoffman, dos múltiples campeones estadounidenses, y no pudo pasar el corte clasificatorio en el Shriners Hospital for Children Open. Pero antes de debutar con un éxito como golfita marca PGA Tour, le agradeció a su entorno más cercano, a sus sponsors –Callaway, Mercedes Benz, Giesso, Fibercor–, a «mis amigos que no saben nada de golf pero siempre están en las buenas y en las malas» y, por último, «a todos esos que dudaron de mí y quisieron bajarme» y «no hicieron más que sumar a esta hambre insaciable».
Dedicatorias y agradecimientos que se vinculan con su crecimiento a pasos agigantados, en una temporada difícil de olvidar y con hechos que trascienden a la disciplina. Este 2015 lo archivará como el año que se casó, que vio campeón a River de la Copa Libertadores y que accedió, según sus palabras, a la Champions League del golf. A lo que se añade su progreso en el ranking mundial: actualmente se ubica en el puesto 36. «Desde chico quise ser número uno, algo que suena demasiado ambicioso –le contaba en 2013 a Diario Norte, de Chaco–, pero con los años uno va cambiando y ya apuesta a algo más chico como triunfar en el Masters o alcanzar un récord. También quiero llegar al Tour de Estados Unidos; es una de mis grandes metas, pero se hace muy difícil por el trabajo que debo encarar. No es nada sencillo por la demanda de tiempo en los entrenamientos y porque debés estar muy lejos de tu casa. No dejo de soñar; si bien lo veo lejos, quizás en algún momento lo pueda alcanzar». Grillo ya tachó una meta. Le quedan muchas más.
—Roberto Parrottino